Porto Alegre y otras ciudades del interior de Río Grande del Sur, deberán aguardar un tiempo para ver la luz al final del túnel. Es que según el Instituto de Investigaciones
Hidráulicas (IPH) da Universidad Federal de Rio Grande, las inundaciones “deben durar todavía otros cuatro días”. Esto se debe a que el nivel del río Guaíba está 2 metros por encima de lo normal (pasó de 3 a 5,50 metros). Es esta situación de desborde en la cuenca hídrica regional, que incluye además al Río Tacuarí, lo que induce a los expertos, e incluso al propio gobierno, a evaluar que la tragedia se puede extender aún más.
Entre otras consecuencias, los meteorólogos avisaron que está por llegar un frente frío que involucrará el descenso de 10 grados en la temperatura ambiente. En ese escenario, puede haber muertes por hipotermia, especialmente entre quienes aún aguardan su rescate. Por esa razón, no es posible todavía estimar los números de la tragedia.
Hay 110 hospitales que dejaron de funcionar, por cuenta del aluvión; 61 rutas con bloqueos, en especial aquellas que vinculan con al estado provincial con sus vecinos.
A esto se suman las 450.000 residencias sin luz y sin agua. “Es un escenario de guerra” declaró el gobernador Eduardo Leite. Tan apropiada es esa descripción que el presidente Lula da Silva la retomó ayer, luego de sobrevolar las áreas más afectadas. Hoy, el jefe de Estado brasileño se reunió con gran parte de sus ministros para empezar a canalizar los recursos financieros, hacia el estado riograndense. Leite advirtió que será preciso un “Plan Marshall” para reconstruir el estado que gobierna.
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Un informe de último momento reveló que la empresa concesionaria del Aeropuerto Internacional Salgado Filho, mantendrá cerrada esta terminal sin fecha fija para su retorno a la normalidad. “Las actividades seguirán suspendidas por tiempo indeterminado”, se informó. Para complicar la situación, la Defensa Civil destacó un “alerta roja” para el extremo sur de Río Grande, hacia dónde estarían dirigiéndose las tormentosas lluvias. Esa región es precisamente limítrofe con Uruguay, donde ambos países comparten una ciudad: de un lado es Rivera y del otro Santana do Livramento.
Frente a tamaños fenómenos climáticos extremos, que impactan más profundamente em las naciones en desarrollo, el asunto que pasó a ser discutido con más intensidad es cómo lograrán estos países construir un sistema de prevención, adecuado a la crisis. Según los especialistas, el proceso se inicia por el recalentamiento de los océanos, lo que aumenta la condensación de las lluvias como también el nivel del mar: esto es lo que está en la base del desborde de los ríos. “Es un fenómeno que está ocurriendo en todo el mundo. Ya hemos batido un récord de eventos extremos”, concluyó el científico Carlos Nobre, que se desempeña como miembro del Panel Climático de las Naciones Unidas.
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