Lunes, 13 Octubre 2014 20:57

El boom de las aplicaciones para encuentros sexuales Featured

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El boom de las aplicaciones para encuentros sexuales El boom de las aplicaciones para encuentros sexuales julio molisano reporte24

Con un mecanismo sencillo, se multiplican y son un éxito. De la vergüenza del “solos y solas” a la naturalización. El peligro de discriminar y de la desilusión veloz.

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Funciona casi como un catálogo de hombres o mujeres. Según un rango etario y de distancia (mínima de dos kilómetros), aparecen en la pantalla del celular una sucesión de fotos –el “perfil” de una persona– que se descartan o aceptan a la velocidad de un toque con el dedo hacia un lado. Después, sólo queda esperar –aunque esto puede ser inmediato– que haya una coincidencia –o match–, es decir que la otra persona también elija aceptarte y se habilite el chat. La aplicación Tinder, la más popular en la Argentina con 400.000 usuarios, marca la nueva tendencia para tener un encuentro –en su mayoría de sexo casual– y un cambio de paradigma en lo que refiere a encuentros por Internet: antes oculto, ahora común y popularizado.

“Con Tinder, a diferencia de otras redes sociales, el uso del levante quedó blanqueado y de algún modo es un poco cool, tiene un poco de onda –asegura a revista Veintitrés Tomás Balmaceda, experto en redes sociales–. Es gente que muestra su cara, en actividad. Nadie oculta que está ahí, al menos los solteros y en pareja, los que están de trampa sí. La sexualidad hoy está muy vinculada con prácticas tecnológicas, Tinder tiene mucho del like de Facebook o el fan de Twitter. Buscar en Tinder una pareja o alguien con quien casarte es un contrasentido, es para una aventura o algo casual”.

La aplicación es para celular y hay que descargarla. A partir de ahí se vincula con la cuenta de Facebook y se pueden elegir hasta seis fotos para el perfil y describirse, aunque pocos escriben algo. Al pasar por las personas con el sexo, distancia y edad que uno está buscando, se aprieta una cruz –o mueve la foto hacia la izquierda del celular– para rechazar o un corazón –mueve a la derecha– para aceptar. Según sus creadores, hay 5 millones de matches por día.

“Hace más de 20 años había varios lugares donde en cada mesa había un número y si te gustaba alguien a la distancia agarrabas el cartelito y llamabas a la mina –asegura el doctor León Roberto Gindin, profesor titular de Sexualidad y Salud en la Universidad Abierta Interamericana–. Hoy hay parejas casadas que se conocieron por Internet. Es armar grupos de conocimiento, ya no está tan mal visto. Si no conocés en el bar y no te presentan a alguien, está el recurso de Internet. Yo lo uso mucho en sexología. No creo que nos haga más superficiales eso, es una forma nueva de comunicación, hay que aceptar que los tiempos han cambiado”.

Hay números concretos que demuestran este cambio de paradigma. En un estudio hecho por la National Academy of Sciences entre 19 mil estadounidenses, se descubrió que uno de cada tres matrimonios conformados entre 2005 y 2012 se conoció online. Otros estudios de ese país aseguran que allí hay un total de 54 millones de solteros y que 41 millones probaron las citas online. 21 millones de ellos lo hicieron a través del portal Match.com, que cuenta con 2,2 millones de usuarios en la Argentina. “La gente tiende a confundir y meter todo en la misma bolsa: redes sociales, sitios de citas y aplicaciones. Son cosas totalmente distintas –explica Valeria Schapira, experta en relaciones de Match.com para América latina–. Match, básicamente, es un portal para conseguir pareja, en el que casi el 80 por ciento de los usuarios que se registran y abonan para eso dicen estar buscando una relación con compromiso”.

Buscar en Tinder una pareja o alguien con quien casarte es un contrasentido, es para una aventura o algo casual.

Tanto María, de 35 años, como sus amigos usan la aplicación: “Hay dos rubros: el que busca garchar y el que busca algo más. Mi generación no sale a bailar, en el trabajo conozco a todo el mundo y ya no estoy estudiando, es un buen plan conocer gente por ahí. Si bien salgo, voy a cenar con amigas, a un bar, no salís a buscar, eso se da en un boliche y no es un ámbito que me guste. Con Tinder, si tenés ganas, abrís el celular y es mucho más fácil”. María cuenta que conoce de los dos tipos de casos: una amiga que conoció a su pareja por Tinder y otra que abrió una cuenta en un bar estando con ella, se pasó el contacto con un muchacho y a los pocos segundos él le estaba mandando fotos desnudo. “Conocí cuatro pibes por ahí, aunque hablé con un montón. Dos en la misma que yo: se habían separado y les era difícil conseguir algo. Otro era casado, se cansó de la monotonía y quería experimentar algo más, y el último que no tenía nada que ver conmigo, deprimido y con mil mambos. En una época usé Badoo y me daba mucha vergüenza, lo primero que hice cuando me separé fue bajar Tinder, y cero”. Así también lo usan, por ejemplo, madres solteras o gente que no tiene tiempo para salir a conocer y prefieren y pueden hacerlo desde su casa con el celular.

Pero no es la única aplicación. Están Grindr y Manhunt, por ejemplo, para gays. La primera “se usa para conocer gente en cualquier sentido –cuenta Pablo, de 28 años–. Por lo general es para una noche y si pegás buena onda podés establecer una relación o un amigarche”. Pablo hizo un viaje por varias ciudades de Europa y tuvo sexo en cada una con un hombre distinto: “Acá quizá porque tenés más tiempo podés formar mejor un hilo de conversación y allá eran tres días en una ciudad y se concretaba rápido. Las aplicaciones sirven, por ejemplo, a gente que es tapada en el ámbito gay y es la única manera que tienen de conocer a alguien”.

“Ahora estoy casado y retirado pero cuando me separé hace dos años y estuve 6 o 7 meses soltero, usé Grindr: los encuentros eran puntuales, sexuales y nadie iba a buscar un novio e histeriquear, era a los bifes. Pero también es una lógica interna de la comunidad”, cuenta Balmaceda y agrega: “La cantidad de usuarios es tan grande que hay para cualquier nicho. Para cosas más específicas, a veces son cosas con poca vida. Está por ejemplo Trinder, que es para tríos”. También surgieron otras aplicaciones más controversiales como Luxy, cuyo eslogan dice que es como Tinder “pero sin pobres”. La portavoz de la aplicación incluso afirmó que “los miembros conducen los mejores coches, quedan en los mejores hoteles, viven en las casas más grandes… No hace falta mucho tiempo para expulsar a los que pertenecen a un sitio de citas de otra clase”. También existe Good2go que, se supone, propone una herramienta más efectiva para evitar mediante preguntas –como cuán borracho estás– situaciones incómodas o de abuso. Lulu, Down, OkCupid son otras, y la lista continúa.

Sergio Rodríguez, médico psicoanalista, asegura que “efectivamente es un fenómeno que crece y que viene desde el 2000. Conocí casos buenos y malos trabajando en mi consultorio o por gente que venía a supervisar conmigo. Están aquellos a los que les salió bien y ennoviaron y otros casos en que salió muy mal, porque claro, la historia empezaba en las redes: cada uno pone la mejor foto, es lógico. Cuando se encuentran, la persona es otra, y si eso pasa con la imagen, se puede imaginar con el contenido. Lo mejor que les puede pasar es si se dan un tiempo para conocerse, en todos los terrenos. Lo único que trajo de nuevo la informática y ese tipo de cuestiones es que facilita relacionarse con mayor cantidad de gente y más rápidamente. Por otro lado, el sexo casual, si bien no hay estadísticas, está más avalado. Esto es una suposición que se basa en mi experiencia como psicoanalista y en el hecho de que soy viejo y conozco varias generaciones previas. Lo que sí, las redes sociales, la informática y todo eso genera ilusiones más rápidas que, por eso mismo, se pinchan más rápidamente”.

Indiscutible, pese a tener sus vaivenes, es que la popularidad de la herramienta va en crecimiento. No sólo por el estudio que hizo Kirra Cheers, una fotógrafa de Brooklyn, que sacó fotos de 17 citas que tuvo durantes dos meses y sostuvo que “en un principio, eran ya difíciles, pero se añadía la presión del proyecto, que me ponía más nerviosa. Esa situación fue extenuante tanto en lo emocional como lo psicológico”. O por la fama del australiano de 25 años, Jarrod Allen, que luego de no tener éxito en Tinder, empezó a parodiar fotos del perfil de mujeres que encontraba. Sino porque, además, muchos famosos se animan a probar. Jimmy Fallon le abrió una cuenta a Britney Spears en vivo en su programa y aseguran que Lily Allen, Katy Perry y Lindsay Lohan tienen una cuenta. Incluso, en la Argentina a los famosos no les pasa desapercibido. Iván de Pineda demostró conocer cómo funciona Tinder en el programa 8 escalones y en una entrevista con Veintitrés Mónica Antonópulos contó que “hoy hay más gente sola y más herramientas para conocer a alguien, como el famoso Tinder, que no es que lo uso (risas). Tengo muchas amigas, que no voy a dar nombres, mujeres experimentadas, ‘fuentes importantes’, que lo usan. Es buenos para regalarles encuentros, aunque por lo general duran poco”.

Opinión

Salir de los vínculos habituales

Por Valeria Schapira

Periodista y escritora, experta en relaciones de Match.com para América latina

Hay un cambio en lo que significa conocer a alguien por Internet. Viví todo este proceso en carne propia. En el 2004, hace diez años, fui usuaria de Match cuando me divorcié. Tengo una amiga que hoy está casada con un muchacho que conoció en el sitio y que me instó a anotarme. Al poco tiempo saqué mi libro Enredados, en el que hablaba de sexo, humor y amor en la Web. Cuando hice ese proceso desde usar el sitio hasta escribir un libro contando cómo la gente se vinculaba online, a la par hice un taller para enseñarle a la gente a levantar por Internet: el 80 por ciento se me cagaba de risa. Hoy por hoy me escriben pidiéndome ayuda, consejo y asesoramiento, y no está la vergüenza de antes.

Un perfil de cualquier persona en Match lleva un tiempo: contás qué te gusta, te hace describirte, no es para relaciones superficiales. Porque para un “touch and go” es mucho laburo, pero entiendo que hay otros lugares donde se establecen otros vínculos y cada persona sabrá que quiere en su vida en un momento, si algo liviano o formar una familia. Cada cosa para cosa.

Hay más de 60 millones de usuarios de Match en el mundo. La registración es gratuita, no la suscripción. Hay varios factores: primero, la falta de tiempo en las grandes ciudades. No hay tiempo material y esto brinda la posibilidad de encontrar a alguien y conocerte cuando podés. Otra cosa es la movilidad: esta semana hice tres viajes y si yo quisiera conocer a alguien en otra ciudad, esto me permite geolocalizar a la persona. En las ciudades pequeñas, me pasó de dar charlas en pueblos chicos: se conocen todos, entonces te permite salir de los vínculos habituales

Encuentros en red

400000 usuarios tienen Tinder en Argentina.

5 millones de matches y 500 millones de usos diarios registra esa aplicación en el mundo.

2,2 millones de usuarios tienen Match en Argentina, y 60 millones en el mundo.

1 de cada tres matrimonios se conoció online en Estados Unidos entre 2005 y 2012

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