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Domingo, 30 Noviembre 2014 09:54

Los tatuajes son cada vez más grandes, al estilo Tinelli Featured

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Los tatuajes son cada vez más grandes, al estilo Tinelli Los tatuajes son cada vez más grandes, al estilo Tinelli julio molisano reporte24

El dibujo chiquito pasó de moda, ahora se impone la tendencia de taparse el brazo entero, la pierna o toda la espalda.

"Antes la gente se tatuaba para ser distinta; hoy se tatúa para pertenecer", resume Mariano Antonio, dueño de los locales de American Tattoo, del Barrio Norte porteño. Ese "hoy" del que habla lleva ya algunos años, en que los apasionados del arte o los osados y curiosos se lanzaron a registrarse en el cuerpo un recuerdo vivo. En ese lapso, también surgieron quienes no quisieron quedarse fuera de lo que parecía ser un fenómeno y terminó siendo una costumbre. Pero hay un "hoy" todavía más preciso, y es el que muestra que, según Tiempo Argentino, los tatuados se animan a dibujos cada vez más grandes, que ocupan brazos enteros o toda la espalda. El tatuaje chiquito pasó de moda.

Es que la moda de tatuarse símbolos, dibujos o frases se había transformado en hábito para muchos, hace varios años. Esta práctica fue mutando sus sentidos con el paso del tiempo: desde el labio momificado de un peruano, que evidencia un bigote tatuado ocho mil –sí, ocho mil– años atrás, o el estigma que los nazis imprimían en los presos del horror, hasta la intervención hippie para adoptarlo como forma de arte, en los '60. Sin embargo, desde hace 25 años, la costumbre se instaló como un sello distintivo de cada cuerpo que se impregna un diseño al gusto de su portador.

Los tatuajes grandes requieren varias sesiones de trabajo. Cada sesión puede costar alrededor de 2000 pesos.

"Porque el tatuaje se instaló socialmente. Cuando empecé, en los '90, era algo estigmático, no estaba bien visto, era marginal, aunque también transgresor. Fueron años de tratar de romper esa barrera. Hoy es raro ver gente sin tatuajes. Pero últimamente se están animando a los dibujos grandes", describe Antonio, y advierte: "Ayuda mucho el tema mediático, desde las personalidades hasta las marcas, que lo usan como herramienta de comunicación. La campaña de Armani tiene a David Beckham en ropa interior, todo tatuado."

Diego Sarópoli, dueño de Mandinga Tattoo, abona la teoría: "Hoy hay mucha gente que se tatúa porque tiene onda. Y aparecen varios que se quieren hacer lo que se hizo Marcelo Tinelli (ver aparte). Antes, tatuarse era ser rebelde; ahora es cool. Igual, esos son un grupo, y después están los otros, que crecieron con el tatuaje incorporado a su cultura."

El local de Sarópoli tiene 21 años, la mitad de su vida, y en este tiempo también se ocupó de difundir su tarea a través de programas de televisión, movidas solidarias y exposiciones masivas. Está tatuado desde los 17, cuando Cacho, un salteño histórico en el oficio –hoy a cargo de Indian Tattoo en la galería Bond Street–, le dibujó una rosa en el brazo, en un baño del Mercado Central. "Años más tarde me la tapé, porque era demasiado chiquita y después me empezaron a gustar los tatuajes grandes, como los que se están imponiendo ahora", dice el dueño de Mandinga, que tiene dibujos en los brazos y la espalda, pero revela: "Ya no me hago más nada. A esta edad no tengo ganas de sufrir."

Ignacio González tiene 43 años y tatúa hace 14. Junto con su esposa, instaló en Palermo el estudio Tattoo or Die, donde él hace sus dibujos y ella vende indumentaria. Al igual que sus colegas, Nacho habla de la nueva tendencia a los dibujos grandes en el cuerpo: "Tiene que ver con la imagen pública que se les da en los grandes medios. Influye mucho que esté Tinelli todo tatuado en la pantalla principal. Tengo muchos clientes adultos que vienen pidiendo eso. Y también vienen muchos que piden cosas grandes con estilo de dibujo oriental. Las pavaditas chiquitas se las hacen los más jóvenes", precisa.

González llama "oleadas" a los diseños propios de cada época, que después pasan de moda y que los clientes buscan taparse con un nuevo dibujo. ¿Y cuáles son los tatuajes que se están cubriendo por estos días? "Vienen muchos a taparse el delfincito o tribalcito de los '90, que ni se veía porque parecía de chicle. También están los de las estrellitas, las letras chinas. Cuando hacía temporada en la Costa, venían todos a pedir lo mismo", repasa.

Ese "delfincito" suena a karma entre los tatuadores de años. Todos los consultados por este diario lo mencionaron como un cliché que algunos eligieron para sus cuerpos en una época de furor y ahora quieren dejarlo atrás. Eso cuenta Rocío Lucero, encargada de Arcángel Tattoo, y agrega otros: "Hubo un momento de auge de los dibujitos de Looney Tunes, como Tweety, y ahora vienen a taparlos con flores."

Rocío se anima a desincentivar –y no es la única– los tatuajes que algunos quieren hacerse en manos y orejas, y justifica: "Quieren hacerse frases o notas musicales, pero no es recomendable porque son zonas que están en constante cambio y, con el tiempo, el dibujo queda borroso, no se distingue."

Los precios del mercado son variados. En el caso de los consultados por este diario, pueden cobrar desde 300 pesos para un dibujo muy chico, del tamaño de una moneda, y aumentan de manera considerable para los diseños especiales de gran tamaño, que requieren varias sesiones de trabajo. Cada sesión puede costar alrededor de 2000 pesos, aunque depende de la cantidad de horas para cada una. Si el tatuador es extranjero, como ocurre en algunas ferias que se hacen en la ciudad de Buenos Aires, el dibujo puede costar hasta 10 mil dólares.

Sarópoli subraya la importancia de buscar "profesionales" y no tatuarse con cualquiera: "Tienen que laburar bien y ser cuidadosos con la higiene y sanidad, con materiales descartables. Hoy cualquiera se larga a tatuar. Hay gente que lo hace muy bien y otra que no. Es importante buscar referencias y no regatear. Siempre vas a encontrar precios más económicos, pero tenés que tener en cuenta que vas a tatuarte algo que es para toda la vida."

Dibujos de las pieles hasta la tele

"Nosotros hacemos un programa en el Canal de la Ciudad, los viernes a las 21:30, todo dedicado a los tatuajes", promociona Diego Sarópoli, de Mandinga, algo más que un local de dibujos, ya convertido en un movimiento, que incluye ferias, difusión, eventos y hasta apadrinamiento de escuelas rurales. Los videos del programa Mandinga Tattoo pueden verse en Youtube y ahí están presentados todos los miembros del staff del local, que tiene base en el barrio porteño de Villa Lugano. Allí enseñan ciertas reglas del oficio y funciona como un reality sobre los distintos procesos que tiene un tatuaje.

Este año se emite también la cuarta temporada de Ink Master (El Maestro de la Tinta). En otro formato de reality show, consiste en un concurso en el que distintos jurados evalúan los tatuajes y las habilidades de los concursantes (jueves, 19:15, TruTV).Otro programa de cable se emitió este año en TLC y se titulaba Tatuajes terribles, que mostraba cómo un experto tatuador "rescataba" a aquellos que buscaban la forma de tapar viejos dibujos en su piel.

Para agendar la cita

Megamuestra en La Rural. Mandinga organiza, para el 6, 7 y 8 de marzo de 2015, la fiesta madre del tatuaje argentino: Tattoo Show desembarca en el predio de exposiciones de La Rural, con tatuadores nacionales y extranjeros y todas las tendencias del mercado.

Una moda muy peligrosa

Hace unos años se inició la moda del tatuaje escleral o eyeball tattoo, que es el que se aplica en los ojos del cliente, algo que varias asociaciones de oftalmólogos desestimaron como una opción simpática y advirtieron los riesgos de esta práctica, que incluyen la disminución visual.

El tatuaje en los ojos consiste en una serie de inyecciones de tinta en el glóbulo ocular. Si esa tinta se expande, puede que la disminución visual no tenga vuelta atrás y termine en ceguera, según aseguraron los especialistas. La práctica se instaló en América Latina y hay legisladores brasileños con intenciones de prohibirla.

El artista de la espalda más famosa

Hernán Coretta tiene perfil bajo pero más de dos décadas de experiencia, aunque todavía no llega a los 40. Tatúa a extranjeros y famosos pero no le gusta usar esa información para promocionarse. Tiene su local en la galería porteña Río de la Plata y, junto a su equipo, prefiere la difusión a través de los diseños y capacidad de trabajo. A pesar de todo eso, Marcelo Tinelli impulsó su popularidad a fines del año pasado, cuando tuiteó el seguimiento del tatuaje que Coretta, especialista en impregnar en la piel dibujos de grandes dimensiones, le estaba haciendo en brazos y espalda, y que consiguió instalar una tendencia en su generación.

Lo tatuó los lunes durante tres meses, en siete sesiones de cinco horas cada una. En realidad, uno de los brazos ya estaba tatuado por Mariano Antonio tres años atrás. Las sesiones del año pasado transcurrieron entre unos retoques del otro brazo y el que se hizo en toda la espalda, donde Coretta le pintó a Sarasvasti, la diosa hindú de las artes, la verdad, la educación y la cultura.

Según contó Coretta por entonces –ya que esta vez prefirió no dar notas por el mismo asunto–, la idea inicial con Tinelli era el dibujo de un dragón, pero luego el conductor se enteró que su mujer estaba embarazada y buscó cambiar el diseño. El tatuador le ofreció imágenes de diosas orientales, y así fue como se entusiasmó con la hindú, a lo que Coretta sumó fondos de diseño propio similares a los de los brazos, para que las tres cosas se unieran en un solo gráfico.

Toda la familia Tinelli gusta de los tatuajes. Candelaria, una de las hijas del conductor, tiene más de 15, entre los que se cuentan una cruz, el nombre de su hermano Francisco, una serie de mandalas, una enredadera y el símbolo de paz. En declaraciones a un canal de noticias, la joven dijo que los tatuajes "son como una adicción". Micaela, otra de las hijas del líder de Showmatch, tiene incluso una frase que comparte con su hermana: "You and I" (que significa "vos y yo", en inglés). Francisco Tinelli también se tatuó: empezó en 2012, cuando tenía 15 años, con el dibujo de un ancla en el brazo. Guillermina Valdés, esposa de Tinelli, lleva tatuados los nombres de sus hijos y la palabra "Soltar" en su brazo izquierdo.

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