Militantes de la organización denunciaron que efectivos “desalojaron a los golpes” el Centro de Artes Batalla Cultural, cerca de la estación de Olivos, y señalaron que se produjeron “detenciones y agresiones” contra integrantes de la agrupación.
Cerca de la medianoche de ayer, policías se presentaron en el centro cultural domiciliado en Sturiza 557 con el propósito de clausurar este Centro Cultural, que cuenta con habilitación de la Municipalidad de Vicente López.
“Los compañeros que se encontraban en el lugar, recibieron agresiones físicas y verbales por parte de los efectivos, cuyo fin era desalojar el lugar para su posterior clausura”, señaló a través de un comunicado el concejal del Frente para la Victoria Joaquín Noya.
Fuentes de la organización juvenil kirchnerista consignaron que al conocer los hechos, la edil Julieta Martínez Moltó se presentó en el lugar junto con el responsable político de esa agrupación en el distrito, Gustavo Matias, y ambos padecieron “maltrato”.
“A (Gustavo) Matias lo redujeron, esposaron y golpearon a lo largo de una cuadra hasta la Comisaría de Olivos, donde fue golpeado nuevamente y detenido. Allí ya se encontraban tres compañeros más, quienes fueron brutalmente golpeados”, aseguró Noya.
El concejal asegura que los policías trasladaron a otro grupo de militantes a la comisaría de Munro, lo que generó “incertidumbre con respecto a su paradero”, algo que pudo despejarse “tras recorrer varias dependencias del distrito”.
“Dos compañeras se encuentran en observación tras haber sido desalojadas violentamente. Matias y el resto de los detenidos fueron revisados en la comisaría de Olivos por cuerpo médico, delante de la Jueza Mirta López González Camarista y vecina de Florida”, consignó el dirigente del Frente para la Victoria.
Asimismo, la comunicación indicó que Martínez Moltó sufrió “agresiones físicamente” de parte de una oficial y que durante el operativo “se presentaron dos cuerpos de Infantería y había patrulleros sin patentes”.
Los detenidos -liberados hoy, a las 8- quedaron encausados por “daños y resistencia a la autoridad”, una situación definida por Noya como “casi un grotesco”, ya que en realidad “sufrieron una represión.