Hugo Moyano volvió a acomodarse en el rol del que saca más provecho

El arranque de la administración de Alberto Fernández mostró una instantánea que ciento y pico de días después resultó, al menos, engañosa. Antes de la asunción del nuevo gabinete,

Hugo Moyano presionó y presionó -un arte en el que rara vez pifia- para lograr primero que el ministro de Transporte fuera un hombre suyo. Fracasó. Después buscó que el secretario de Transporte fuera suyo. También fracasó. Entonces intentó poner a alguien de él en la Superintendencia de Servicios de Salud, clave porque desde ahí se reparten los multimillonarios fondos para las obras sociales. Y otra vez fracasó.

El jefe camionero masticó la bronca, pero no sacó los pies del plato. Y ya está acomodado una vez más en el rol con el que mejor saca provecho: el del interlocutor más importante entre el universo sindical y la Casa Rosada.

La presencia de Alberto Fernández en la inauguración este miércoles del Sanatorio Antártida en Caballito es la confirmación del vínculo que el jefe camionero tejió con el Presidente.

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Las palabras con las que Fernández endulzó durante el acto a Moyano -lo calificó de “ejemplar” y lo describió como “el dirigente que en esta instancia muestra la solidaridad que hace falta”- seguro agradaron al jefe camionero. ¿A quién no le gusta que se lo elogie en público? Más aun si se es un sindicalista con problemas de imagen pública.

Pero lo que seguro Moyano valora más que las palabras es lo que sacó de esa relación privilegiada que tiene con la Casa Rosada.

Logró, por ejemplo, que el viernes de la semana pasada la Superintendencia de Servicios de Salud le transfiriera a la obra social de Conductores de Camiones 119 millones de pesos y otros 138 millones de pesos a la obra social de Choferes de Camiones.

Las cifras son altas, pero por si solas no delatan la sintonía entre Moyano y el Gobierno. Esto sí queda claro cuando se las compara con lo que Moyano había recibido en el primer mes de la nueva administración.

En diciembre, la Superintendencia de Servicios de Salud le transfirió a la obra social de Conductores de Camiones 8 millones de pesos y a la de Choferes de Camiones 16 millones de pesos.

Alberto Fernández y Hugo Moyano con profesionales del Sanatorio Antártida.

Semejante diferencia fue lo que provocó la reacción de diferentes dirigentes sindicales ese mismo viernes. Muchos tienen gremios con mayor cantidad de afiliados y de beneficiarios en sus obras sociales y recibieron la quinta parte que Moyano.

Lo otro concreto que sacó Moyano de la relación preferencial con la Casa Rosada es la inauguración del Sanatorio Antártida.

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Dos veces en la última década -una durante la segunda gestión de Cristina Kirchner y otra durante la de Mauricio Macri– Moyano había “inaugurado” ese sanatorio, pero hasta ahora nunca había logrado ponerlo en funciones.

Detalle clave.A aquellas dos inauguraciones anteriores no fueron ni Cristina ni Macri. Ambos optaron por enviar a ministros.

Cuando pase la pandemia del coronavirus (el sanatorio se destinará ahora a atender víctimas de la pandemia), Moyano conservará la habilitación del Antártida, algo que hasta ahora no había logrado.

A diferencia de otros dirigentes sindicales, Hugo Moyano no se jacta en privado de la cercanía que tiene con Alberto Fernández. 

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