Quiere volver Garbiñe Muguruza. Quitada la venda de los ojos y viendo las cosas con mayor claridad, llegó la reacción, la decisión de reengancharse al tren que le trasladaba felizmente
hacia el espacio dorado del tenis y, en consecuencia, de ir recuperando el terreno perdido en los dos últimos años. Costará, e incluso tal vez no se llegue a la estación pretendida, porque en el tenis dos años son una eternidad. Habrá derrotas. Pero la voluntad existe y ahora se aplica Garbiñe, que este jueves, durante madrugada española, dio otro paso hacia adelante en Melbourne, primer escenario para calibrar la efectividad de ese golpe de timón.
De momento, Muguruza ya pisa la tercera ronda y en sus dos primeros partidos se perciben señales significativas. Sorteó un primer día de perros, todavía convaleciente de un proceso vírico que le mermó durante la semana previa al torneo, y en la segunda cita se deshizo de una rival pegajosa que no le puso las cosas nada fáciles. Abatida la local Ajla Tomljanovic (6-3, 3-6 y 6-3, en 2h 21m), el próximo cruce ganará volumen y exigirá uno o dos pasos hacia adelante ante la ucraniana Elina Svitolina, quinta cabeza de serie y verduga de la estadounidense Lauren Davis (6-2 y 7-6).
“Vengo con expectativas reales de decir: bueno, tengo muchos partidos por delante y no soy cabeza de serie [es la 32 del ranking], luego van a ser muy difíciles todos, así que voy a ir partido a partido. El primer día estaba bastante justita [la fiebre le retiró de Hobart la semana previa al torneo], así que es un challenge porque no te encuentras al cien por cien. Solo pienso en recuperarme e ir partido a partido. A ver cuántos consigo ganar…”, manifestó.
En cualquier caso, se observan detalles esperanzadores. Muguruza ya no se deja llevar y mira a los ojos a los problemas que van sucediéndose en la pista. Remontó en el estreno y esta vez supo frenar la intentona de la australiana, dicho sea de paso, una jugadora excesivamente plana y demasiado conservadora. Metódica y lineal, Tomljanovic carece de aquello que le sobra a Garbiñe: derecha profunda y un revés cruzado difícil de encontrar en otra raqueta del circuito. Tiros definitivos. Tuvo, además, paciencia y buen hacer, porque así lo exigía un partido con trampas escondidas en el cemento.
“Debo tener paciencia, menos ansiedad”
Sin embargo, Muguruza tuvo control y temple. Ahora, las quejas son las justas. Nada de malos gestos ni malas caras. Más y mejor actitud, complicidad con Conchita en el banquillo, como destapó la sonrisa que intercambiaron ambas nada más rubricar el triunfo; este, construido sobre una buena respuesta en la primera manga, cuando Garbiñe contragolpeó a la rotura del inicio con dos estocadas, y otra muestra de fe y confianza en la tercera, cuando no le dejó levantarse a la australiana, que había contrarrestado el break del cuarto juego.
Se marchó contenta Muguruza, comedida pero satisfecha. Queda mucho, muchísimo trabajo por hacer, pero las vibraciones son distintas. El curso pasado alcanzó los octavos en Melbourne y en 2017 su techo en el torneo, los cuartos; ahora, el propósito no es tanto hasta dónde pueda llegar como ir recobrando la forma, volver a ser una competidora reconocible. La reconstrucción requiere de tiempo, de un piedra a piedra, y los dos primeros meses del nuevo ciclo junto a Conchita –“estamos trabajando en muchas cosas: tenis, no tenis…”– están devolviendo buenos hábitos. Tenis, tenis, tenis. Garbiñe vuelve a apretar los dientes y estruja el puño, pero no de rabia. Quiere volver.
Suárez se despide de Melbourne
“El año pasado, en los momentos importantes las cosas no me fueron de cara y en este estoy intentando afrontarlos de nuevo con más tranquilidad. Es un año nuevo y estoy ilusionada con jugar y volver a encontrar sensaciones, tener más paciencia, menos ansiedad de quererlo todo ya, ahora mismo. Soy paciente, porque llegará el momento”, resolvió ante los enviados especiales y antes de quedarse sola en el cuadro femenino. En su última participación en el torneo, puesto que se retira a final de curso, Carla Suárez cedió contra la polaca Iga Swiatek (6-3 y 7-5) y Sara Sorribes no pudo con Anett Kontaveit (6-1, 4-6 y 6-1).
En el cuadro masculino, avanzaron Fernando Verdasco (4-6, 7-6, 6-4 y 6-4 a Nikoloz Basilashvili) y Pablo Carreño (6-4, 6-1, 1-6 y 6-4 a Peter Gojowczyk), pero Jaume Munar no pudo con Alexei Popyrin (6-2, 7-6 y 6-2) y el valenciano Pedro Martínez, que venía de obtener su primera victoria en un Grand Slam, la primera también en el circuito de la ATP, se despidió ante Daniil Medvedev, al que le tiró un saque por abajo. “No ha sido una falta de respeto, simplemente estaba muy atrás y es un recurso”, explicó. “ Es es un frontón”, le describía a continuación al ruso, que podría chocar con Rafael Nadal en unas hipotéticas semifinales. “Desde el fondo no aprieta mucho, pero apenas falla. Es muy grande, llega a todas y tiene uno de los mejores saques”, zanjó.
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