Un universo de 32 unidades carcelarias dependen del Servicio Penitenciario Federal (SPF). En ellas se alojan muchos más internos que la capacidad real de sus instalaciones. La sobrepoblación es del 9,04%
según estadísticas oficiales. El hacinamiento es un factor donde se realiza particular análisis en medio del avance del coronavirus en el país. El SPF ya informó que entre sus presos un total de 1.279 son considerados de riesgo. Protocolos y medidas extremas en plena cuarentena total, para evitar la propagación intramuros.
El total de detenidos que duermen en las prisiones federales es de 13.841, aunque la capacidad de esos penales es para sólo 12.694 personas. Hay 1.147 presos que no tienen las comodidades mínimas de detención.
Los principales centros carcelarios del SPF son el Penal de Ezeiza y el de Marcos Paz. En ellos además, se implementó el IRIC, un programa creado por el gobierno de Mauricio Macri para aquellos internos a quienes se les dictaron prisiones preventivas en causas por corrupción, y a los condenados por esos delitos. La cárcel de Villa Devoto también integra el grupo de prisiones en el área metropolitana, con mayores problemas edilicios y de sobrepoblación.
El Penal de Ezeiza aloja a 2.419 presos cuando su capacidad operativa utilizable, como se indica en la documentación en manos de la justicia federal, es para 1.978 internos. Un exceso de 22%. Algo similar ocurre en Marcos Paz, cuya población es de 2.627 cuando no se deberían superar las 2.433 personas.
Devoto no es la excepción a estos números que exponen la sobrepoblación. El penal aloja a 1.853 personas, cuando su capacidad es para 1.683.
Tras el estallido del coronavirus, la primera medida adoptada, por los propios internos, cuando el Gobierno recién analizaba decretar la cuarentena total, fue no recibir más visitas para resguardar a sus familias. La medida se extremó después del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que ordenó el aislamiento social, obligatorio y preventivo.
A esta restricción, las autoridades del SPF la complementaron con un protocolo que detalla medidas de higiene de los espacios a cargo de los propios internos tareas que posteriormente, son auditadas,
Pese a estas políticas preventivas, el hacinamiento expresado en la sobrepoblación del 109% es la mayor preocupación que abre lugar a otras discusiones: el 49% de los internos de todo el SPF (es decir, alojados en las 32 unidades) cuentan con condena, los demás sólo con prisiones preventivas a la espera de una resolución de sus casos.
Los números como radiografía de la compleja situación, muestran algo más: 1.278 presos de riesgo en toda esa población carcelaria que dependen del sistema federal.
¿Cómo se confeccionó esa lista? Se tuvieron en cuenta las enfermedades preexistentes de los detenidos; por ejemplo, hay 206 internos que tienen EPOC o asma, de los cuales 178 no llegan 60 años. Con diabetes hay 265 presos, y de ellos 193 tiene menos de 60 años. Con 64 años, Lázaro Báez integra el grupo de 73 presos que sí reúnen las dos condiciones de riesgo.
El SPF informó que cuenta con 83 reclusos que padecen insuficiencias cardíacas, 43 de los cuales son menores a 60 años. Quienes padecen insuficiencia renal crónica son cinco, entre quienes tres están por debajo de la edad de riesgo. Los reclusos considerados como enfermos oncológicos suman 43, aunque sólo ocho de ellos superan los 60 años.
En el grupo vulnerable por enfermedades preexistentes se encuentran quienes padecen HIV: 232 internos, casi todos (220) menores de 60. Con tuberculosis hay 31 detenidos, ninguno mayor de 60 años.
“Hepatitis A y B en tratamiento” es una condición que tienen 29 presos y sólo uno de ellos también supera los 60 años. Una de las categorías especificadas sostiene “otras causales”, y eso nuclea a 196 reclusos, 125 de los cuales están por encima de los 60 años. “Más de una patología” tienen 76 personas ,y finalmente, “añosos” fueron calificados 108 internos.
Esto arroja un total de 1.279 presos considerados dentro del “Grupo de Riesgo”. La lista incluye a Lázaro Báez, Luis D´Elía, José María Núñez Carmona, Ricardo Jaime, Pablo Schiavi, Claudio Cirigliano, Claudio Minnicelli, al represor Alfredo Astiz, entre otros.
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