El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, aseguró que tras la aparición del coronavirus, Argentina
ya perdió US$ 3.000 millones en ingreso de divisas a causa de la caída del precio de la soja y sostuvo que en el corto plazo habrá un incremento de demanda internacional de granos para stockeo que el país “debe aprovechar”.
Idígoras es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Belgrano, con sendas maestrías en Relaciones Internacionales (Flacso) y en Economía (Université Libre de Bruxelles, Bélgica) y en el pasado se desempeñó como Agregado Agrícola por la Argentina ante la Unión Europea, entre otros tareas.
A continuación los principales tramos del reportaje concedido a Télam:
Télam: ¿Cómo está funcionando el sector agorexportador desde la explosión de la pandemia de coronavirus?
Gustavo Idígoras: Desde que estalló la pandemia, el sector comenzó a sufrir una serie de consecuencias directas teniendo en cuenta que los granos y derivados son productos que son básicos para la seguridad alimentaria en el mundo y sobre todo por el vínculo fuerte que hay con el Sudeste Asiático que representa el 65% del total de las exportaciones argentinas al mundo
En ese sentido, la pandemia generó tres efectos: el primero fue una profundización de la recesión que se estaba empezando a ver a nivel mundial, lo cual generó una expectativa de demanda menor y sostenida en los próximos meses y tal vez años.
En segundo lugar, de los problemas que ya tenía el Sudeste Asiático por la gripe porcina africana, se le sumó el coronavirus, lo que generó volatilidades de precios descendentes y el nuevo efecto mundial que es un virus afectando a la logística mundial,
El coronavirus trajo el condicionamiento de la logística y empezamos a ver que los puertos chinos tenían problemas, los asiáticos, las líneas marítimas y después eso se trasladó a Europa. Es así que hay redefiniciones de rutas marítimas, de empresas y de estructuras .
T: ¿Cómo afecta este contexto mundial a Argentina?
GI:- Esto ha generado muchos impactos para Argentina, sobre todo como país agroexportador. En primer lugar, porque no podemos controlar los precios internacionales. Si bien tenemos una posición fuerte en muchos productos, la verdad es que no somos fijadores de precios, sino tomadores.
Esta situación del coronavirus afecto primero al precio de la soja, porque se suponía que iba a haber una prolongación de la crisis sanitaria en China durante todo el año y el precio pasó de US$ 360 a US$ 305 . Esa caída representa para Argentina alrededor de US$ 3.000 millones al año de pérdida de precio, de ingresos de divisas.
T:- ¿Las restricciones aplicadas por algunos municipios al tránsito de cargas y maquinaria agrícolas repercutió sobre el sector agroexportador?
GI:- Hay que recordar que las actividades de la cadena agrícola y su exportación es considerada como una actividad esencial por el Gobierno. Esto no es una actitud caprichosa de Argentina, sino que tiene que ver con que todos los países que establecieron aislamiento obligatorio han considerado esta cadena como una actividad esencial.
A partir de que el Gobierno tomó esta medida se empezó a trabajar con protocolos de prevención en coordinación con el Estado, Sin embargo, algunos municipios tomaron actitudes propias unilaterales de cierres para el ingreso de transportistas que no son de esa comunas y que entraban a buscar granos o sacar granos de los acopios.
Ahí empezamos a ver terraplenes cerrando el ingreso a los pueblos, en base a medidas aplicadas por las intendencias. Llegamos a tener 85 municipios en esta condiciones y hubo una reducción sustancial, con días que llegaron a haber 70% menos de los cupos otorgados a camiones en los puertos.
A partir de ahí empezamos a trabajar y mejorar la situación en un fuerte trabajo de coordinación con las provincias y con el Gobierno nacional, que ha hecho un trabajo formidable. Hoy estamos con restricciones, no prohibiciones.
T:.- Hubo una ralentización en la carga de buques, ¿qué impacto tiene esto en la entrada de divisas por las exportaciones?
GI:.- Hay un proceso más lento en la carga que tiene que ver con las medidas preventivas y con la reducción de personal en los distintos puertos y demoras en el arribo de los camiones.
Hay plantas y puertos que tienen demoras de más de 10 días, pero además tenemos un problema adicional que es el tema de documentación de exportación.
La aduana tiene menos personal, por lo tanto actúa más lento, Senasa también. Los bancos están cerrados por lo que la documentación se hace caso a caso y de manera muy lenta. Además, la Cámara de Comercio decidió cerrar y no tenemos certificados de origen. Estaría bueno que ellos también abran, porque están obstaculizando el comercio exterior. Tenemos una larga lista de puntos críticos que generan un proceso más lento. Eso, en términos globales, no tendría que tener un impacto importante en el ingreso de divisas, pero sí ir retrasando el ingreso, por lo que es posible que veamos un abril atípico en el ingreso de divisas.
T:.- ¿Cuáles son las expectativas del sector agroexportador en este contexto?
GI:- Lo primero es que vemos al mercado internacional de granos como altamente volátil. Al mismo tiempo, tenemos una expectativa positiva del Sudeste Asiático que podría generar cierta sostenibilidad de precios y una buena demanda.
Lo que estamos viendo en el corto plazo un crecimiento de demanda, particularmente vinculado al sobre stock de muchos países. Así como cuando un consumidor va al supermercado en estas condiciones y compre el doble de lo que compraría, el mundo también.
La demanda de maíz y la de harina de soja también, por eso es muy importante para nosotros trabajar fuerte el tema de los municipios y sus restricciones, de corredores sanitarios seguros, etc, para que Argentina dé respuestas a estas necesidades internacionales, pero también como beneficio del país en el término de ingreso de divisas.