El sonido de los teclados de las computadoras marca el ritmo de trabajo. Una oficina repleta de telefonistas que atiende sin parar. En ese espacio ubicado en el cuarto piso del edificio
del ministerio de Seguridad funciona el Comando Unificado, receptor de las miles de denuncias telefónicas que llegan a la línea 134 donde se investiga a quienes rompen la cuarentena. Es el filtro, donde se decide qué casos deben inspeccionarse, previa investigación y cuáles terminarán en la Justicia. Con más de 322 cámaras desplegadas por la ciudad, monitores que rodean la sala, efectivos de todas las fuerzas, se controlan calles, terminales, puntos estratégicos de un país en cuarentena total. La tarea incluye el control fronterizo como foco de constantes violaciones al aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Aquella sala de doce metros de profundidad por seis de ancho, se convierte en una suerte de “Gran hermano”, una base de monitoreo que opera las 24 horas. Las cámaras no se apagan jamás. Para llegar al Comando creado en el marco de la emergencia sanitaria por el COVID19, hay que escoger el ascensor ubicado en el medio. El cuarto piso es el destino final. Una mesa con dos efectivos federales son el primer filtro. “Hay información delicada que se maneja allí, es una medida de seguridad”, explican.
Comando Unificado del Ministerio de Seguridad
Al ingresar al lugar la primera imagen de aquel rectángulo ubicado en el contrafrente del edificio del ministerio de Seguridad, llama la atención: la luz que prevalece es la de la cantidad de pantallas de grandes dimensiones que permiten el monitoreo constante. Algunas tienen más de cuatro imágenes en un mismo plano. Saben qué mirar, qué buscar, a qué estar pendiente que pueda ser calificado de “llamativo” en un país que se encuentran en un aislamiento social, obligatorio y preventivo como principal medida para evitar la propagación del coronavirus.
Aquellos ocho monitores son observados las 24 horas por personal de todas las fuerzas, sólo desde la medianoche hasta las 6 de la mañana, la guardia es mínima, después el ritmo es constante y la variación del mismo se modifica con los cambios de turnos cada seis horas. Se organizan de dos en dos por fuerza en aquellos extensos escritorios: Gendarmería, Policía Federal, Aeroportuaria, personal de la Policía de la Ciudad, integrantes de Inteligencia Criminal, todos coexisten allí, unificados como el nombre del lugar lo indica. Con una distancia de más de un metro y medio entre cada uno, comparten la tarea de investigar y ser el filtro final de las miles de llamadas que llegan a la Línea 134.
Hasta la semana pasada se recibieron 38.313 denuncias sobre personas que quebrantaron la cuarentena total. De ese universo de comunicaciones sólo 2.747 fueron derivadas al Comando Unificado. Éste es el responsable de investigar dichos casos, determinar si efectivamente se está violando con lo impuesto en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). La tarea de investigación inicia allí. No todos estos llamados se convierten en un expediente, “sería imposible judicializar todo, hay casos de acción inmediata”, explican a Clarín quienes trabajan allí.
Dos monitores sobresalen en aquella sala de trabajo conjunto. Frente a ellos dos puestos de trabajo con pantallas dobles muestran en simultáneo diferentes puntos de la ciudad. El Obelisco como una postal inédita, sin gente alrededor predomina. La Avenida 9 de Julio es otra cámara fija. Esas imágenes más las que devuelven 322 cámaras en diferentes puntos, son refuerzo para contrastar las denuncias recibidas. En algunos casos deciden qué fuerza enviar a determinados domicilios denunciados como lugares de quebrantamiento de la cuarentena. Todo ello transcurre con los televisores en “mute”.
Comando Unificado donde reciben las denuncias telefónicas del 134.
Aquellas denuncias ingresan a cada computadora, los escritorios asignados a cada fuerza cuentan con monitores. Las conversaciones son mínimas, la observación es la principal acción junto con una serie de entrecruzamiento de datos de diferentes estamentos gubernamentales como migraciones, Salud, entre otros. “Fijate la intersección de las calles…”, “La terminal ¿tiene conglomerado de personas?”, “Vayan a la cámara de la Panamericana”, frases con órdenes específicas interrumpen el silencio que allí predomina. El clima se distiende con el comentario sobre una imagen que aquella oficina devuelve: cada uno cuenta con su termo y su mate, no se comparte. Allí tampoco falta el alcohol en gel distribuido en cada mesa, en cantidades importantes.
TEMAS QUE APARECEN EN ESTA NOTA
COMENTARIOS CERRADOS POR PROBLEMAS TÉCNICOS.ESTAMOS TRABAJANDO PARA REACTIVARLOS EN BREVE.
CARGANDO COMENTARIOS
Clarín
Para comentar debés activar tu cuenta haciendo clic en el e-mail que te enviamos a la casilla ¿No encontraste el e-mail? Hace clic acá y te lo volvemos a enviar.
Clarín
Para comentar nuestras notas por favor completá los siguientes datos.