El Ministerio de Salud de Brasil informó el miércoles que 133 personas murieron en el país en las últimas 24 horas por el Covid-19, elevando a 800 los fallecidos desde que
el nuevo coronavirus comenzó a propagarse por el país más poblado de América Latina, que tiene un registro de casi 16.000 casos positivos.
Fue el número de muertes más alto desde el inicio de la pandemia en el país que, con una población de 210 millones de habitantes, está en la posición 12 en el ranking global de las naciones con más fallecidos.
De los 800 casos fatales causados por el Covid-19, más de la mitad (428) se produjeron en el estado de San Pablo, con 6.708 positivos por el nuevo coronavirus, seguido por Río de Janeiro, con 106 muertes y 1.938 registros.
Al divulgar las cifras, el equipo de colaboradores más cercanos del ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, enfatizó que la tasa de letalidad del virus en el país, en torno al 5%, estaba bien por debajo de las de Estados Unidos, Italia y España, pero expresó preocupaciones con la situación en grandes centros urbanos como Río de Janeiro, por la resistencia de parte la población a respetar la cuarentena, y Manaos, debido a la fragilidad de su sistema sanitario.
El ministro de Salud aseguró que los medios “se fijan mucho en el número de muertos”, pero llamó la atención sobre que “si hay 16.000 casos positivos y 800 es el número de muertos, eso muestra que lo que pasó con los otros es que o están en fase final de tratamiento o ya están curados”.
Las autoridades brasileñas no trabajan, al menos públicamente, con escenarios de fallecimientos esperados.
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Mandetta reiteró los llamados a la disciplina social y acatar las cuarentenas, ya que “el virus adora que las personas desobedezcan las órdenes de aislamiento”. El ministro, en la conferencia de prensa diaria que ofrece sobre la situación sanitaria del país, elogió también “el liderazgo” del presidente de Brasil en el combate al virus.
Un ciclista se protege con una máscara, este miércoles en Río de Janeiro. / REUTERS
“Quien comanda este equipo aquí es el presidente Jair Messias Bolsonaro”, aseguró Mandetta, quien reconoció: “Tuvimos nuestras dificultades internas, eso es público”, pero las dio por superadas. También criticó al gobernador de San Pablo, Joao Doria, ex aliado del presidente y que se convirtió en rival político del jefe de Estado, en otra muestra de alineamiento con el mandatario.
El lunes, cuando Bolsonaro estuvo a punto de despedirlo, Mandetta citó al filósofo griego Platón y su alegoría del mito de las cavernas, y a la oscuridad que reina en ellas, sugiriendo que el presidente ultraconservador no quería ver la luz de la razón al insistir en su posición de limitar las cuarentenas.
El ministro se reunió el miércoles por casi una hora con Bolsonaro en la sede del gobierno.
Sobre la reunión, Mandetta comentó: “Hicimos simulaciones de escenarios, el presidente dio orientaciones… fue una buena reunión de trabajo, en un buen clima, estamos todos trabajando”. Además, dijo que comentó con Bolsonaro “operaciones internacionales delicadas” para la masiva compra de equipos e insumos médicos, como las que Brasil intenta realizar a China.
Un indigente se lava las manos en un lavatorio instalado en una calle del centro de Río de Janeiro, este miércoles. /REUTERS
“El presidente tiene una mentalidad muy fuerte a favor de Brasil. Vamos dando pasos hacia una unidad muy buena”, agregó el ministro.
Separadamente, en una entrevista con TV Bandeirantes, Bolsonaro volvió a defender una flexibilización de las cuarentenas, con la excepción de ancianos y enfermos, y destacó que unos 25 millones de trabajadores brasileños que se encuentran en la informalidad comenzarán a recibir 600 reales por mes (120 dólares) desde este jueves sin riesgo de aglomeraciones.
También reveló que la reunión con su ministro de Salud sirvió para un “entendimiento” y explicó que las tensiones son comunes “cuando hay un problema y todo el mundo está estresado”. Además, el presidente felicitó a Mandetta por flexibilizar sobre sus posiciones respecto a los tratamientos basados en hidroxicloroquina, que el mandatario viene defendiendo públicamente hace semanas.
Bolsonaro aludió al caso del prestigioso cardiólogo Roberto Kalil Filho, director general del Centro de Cardiología del Hospital Sirio Libanés de San Pablo, quien reveló que trató el Covid-19, entre otras drogas, con la usada habitualmente en tratamientos contra la malaria.
Bolsonaro también reiteró su habitual defensa férrea por la preservación de los empleos y que quería decretar que los trabajos esenciales eran todos lo que sirvieran para llevar sustento a los hogares.
Sin embargo, también, reconoció limitaciones para una medida como esa: “Tuve noticias de que mi decreto iba a sufrir acciones en la justicia. Iba a tener problemas en la justicia y en el Congreso”, afirmó.
Brasilia, corresponsal
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