Los cierres de las fronteras a los que el COVID 19 ha sometido al mundo entero expuso como pocas veces las dificultades para acordar políticas y ayudarse mutuamente entre los grandes
bloques económicos que alguna vez tuvieron su época de gloria. Basta con ver los fuertes debates de los representantes de la Unión Europea, la semana pasada, en donde algunos países se negaban a la generación de un fondo de rescate para las economías más golpeadas por el coronavirus. Hubo algunos acuerdos y millonarias cifras se pondrán en marcha para las economías más golpeadas por el coronavirus.
Sin embargo, no por su tamaño, o su escala inmediatamente menor a la de otras regiones, es que el Mercosur expone hoy de manera su crisis. Ni el estado de gravedad que reviste la pandemia del COVID revirtió el rechazo ideológico que se tienen Alberto Fernández y Jair Bolsonaro, líderes de los socios más grandes del bloque, y cuyos presidentes no han tenido una sola comunicación regional para, al menos, intercambiar experiencias.
Hoy, pese a la alta circulación de ciudadanos que existe a nivel regional, los tibios acuerdos puntuales que se hicieron para el retorno de los ciudadanos que quedaron varados en el extranjero son fruto de diálogos bilaterales entre sus ministros. Y no de una política comunitaria consensuada.
Por ejemplo, los cancilleres de Argentina y Uruguay, Felipe Solá y Ernesto Talvi, conversaron por su lado para la vuelta de orientales y argentinos, en un vuelo que a su vez traían chilenos. Solá también habló con el chileno Teodoro Ribera Neumann, la semana pasada. Y ademas de ver cómo hacía uno y otro para traer a sus ciudadanos, enfriaban las tensiones entre el gobierno de Alberto Fernández y el de Sebastián Piñera, crispadas una vez más por un gráfico de cifras en el que el argentino se vanaglorió de manejar “mejor” la pandemia que los otros, y después ser refutado por un informe elaborado por sanitaristas trasandinos. Chile es un estado asociado al Mercosur.
Semanas atrás se anunció desde el Mercosur un paquete US$ 16 millones para un proyecto de “Investigación, Educación y Biotecnologías aplicadas a la Salud”, que serán destinados a una red entre Instituciones del bloque que están en la salud pública regional.
Para contextualizar este estado agónico del Mercosur vale remontar la historia inmediata. Mauricio Macri gobernó con un Mercosur que le fue ideológicamente amigable, logró inclusive en 2016 suspender a Venezuela como miembro pleno después de que hubiera adquirido ese estatus en 2012 sin completar los pasos de “admisión. Y el 28 de junio de 2019 logró plasmar una firma entre los cuatro mandatarios de entonces con los actuales 27 de la UE para ir a una zona de libre comercio entre bloques, que hoy naufraga en la incertidumbre.
Pero Macri buscó desmantelar junto a sus otros colegas el llamado Mercosur burocrático y social, no sin desatar algunos desórdenes. En diciembre, Fernández asumió con otras ideas radicalmente contrarias. Y a Bolsonaro se lo ocurrió hacerle un desplante a Alberto F., que por entonces hacía campaña en persona por la libertad de Luis Inacio Lula da Silva.
Así, el brasileño no vino a la asunción del argentino, y tampoco lo invitó a la reunión de presidentes del Mercosur que se hizo en diciembre en Brasil. Macri fue. Y esa sería la última cubre de mandatarios de la unión aduanera.
Como se sabe, Fernández declinó ir a Uruguay el 1 de marzo para la asunción de Luis Lacalle Pou con la excusa de que se le superponía con su discurso ante el Congreso. Perdió la oportunidad de al menos saludar a su colegas y evitó la foto con Bolsonaro, que lleva la política exterior a lo tumbos, como la lleva a nivel interno. Solá y el canciller de Brasil Ernesto Araujo habían acordado una foto Fernández-Bolsonaro para aquel 1 de marzo.
Argentina es el país de la región que no reconoce al gobierno de Jeanine Añez, por considerar que surgió de un golpe de Estado contra Evo Morales, que está refutado aquí. Bolivia es estado asociado. En la única videoconferencia que logró armar Prosur, para hablar de Coronavirus, el presidente argentino dijo sin nombrarlo que quería al gobierno de Nicolás Maduro adentro. Los otros no quieren. Después, como presidente protémpore de Mercosur, el paraguayo Mario Abdo Benitez intentó montar también una charla virtual con sus coleas. Pero ni Bolsonaro ni Fernández participaron y la iniciativa, como otras, fracasó.
TEMAS QUE APARECEN EN ESTA NOTA
COMENTARIOS CERRADOS POR PROBLEMAS TÉCNICOS.ESTAMOS TRABAJANDO PARA REACTIVARLOS EN BREVE.
CARGANDO COMENTARIOS
Clarín
Para comentar debés activar tu cuenta haciendo clic en el e-mail que te enviamos a la casilla ¿No encontraste el e-mail? Hace clic acá y te lo volvemos a enviar.
Clarín
Para comentar nuestras notas por favor completá los siguientes datos.