Por la Dra. Johanna Furlan, médica cirujana*
La hiperhidrosis es una afección por la cual una persona suda o transpira demasiado y de manera impredecible. Las personas con hiperhidrosis pueden sudar
incluso cuando la temperatura es fresca o cuando están en reposo.
Este problema suele darse en determinadas partes del cuerpo, el 66% de los casos es en los axilares, el 32 % en las palmo-plantares, el 1 % son cráneo-faciales y un 1 % tronco y otras localizaciones. La zona afectada suele ser rosada o blanco-azulada y en los casos graves la piel puede presentar fisuras, descamarse y ablandarse, especialmente en los pies.
A veces la zona afectada desprende un olor fétido, causado por bacterias y levaduras que descomponen el sudor y la piel mojada.
La sudoración excesiva o hiperhidrosis es un trastorno frecuente que ocasiona importantes molestias sobre todo a nivel social, e incluso favorece las infecciones. Las personas que padecen esta enfermedad producen sudor en cantidades mucho más grandes de las necesarias para controlar su temperatura corporal.
Esta afección se da tanto en mujeres como en hombres en igual porcentaje, cabe destacar que el impacto más fuerte en el área de axilas se da en las mujeres por su impacto emocional y estético; en cambio en la zona de manos y pies se da igual el impacto en los dos géneros.
El 3 % de la población padece hiperhidrosis y su distribución es pareja en todas las latitudes o sea que no es un fenómeno de las regiones cálidas. Se lo sufre tanto en verano como en invierno. A modo de ejemplo, en un colegio secundario de 300 chicos hay 9 que lo padecen en axilas y 3 en manos y pies.
La hiperhidrosis tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas. Según la encuesta realizada por la Sociedad Internacional de Hiperhidrosis en Estados Unidos y Canadá, este trastorno llega incluso a condicionar la elección del tipo de trabajo, la vestimenta y la participación en actividades sociales de quienes lo padecen.
Además, un 34 por ciento de los participantes en el estudio piensa que sudar excesivamente en público es peor que tener miedo escénico, y un 30 por ciento cree que produce más vergüenza que tener acné o sufrir obesidad.
Causas
Las personas con hiperhidrosis parecen tener glándulas sudoríparas hiperactivas. La sudoración incontrolable puede llevar a una molestia significativa, tanto física como emocional.
Cuando esta sudoración excesiva afecta las manos, pies y axilas, se llama hiperhidrosis primaria o focal. En la mayor parte de los casos, no se puede encontrar la causa. Parece ser hereditario. Factores de tipo emocional como el estrés, la tensión y la ansiedad pueden incrementar la actividad de las glándulas sudoríparas y, por lo tanto, agravar la hiperhidrosis.
La hiperhidrosis secundaria es secundaria justamente a otras enfermedades como el hipertiroidismo, a ciertos medicamentos, al consumo de ciertas drogas de adicción, entonces hay que tener cuidado al ver un paciente con hiperhidrosis y lo primero fundamental es hacer un buen diagnostico recabando datos de su historia clínica y descartando enfermedades preexistentes.
Síntomas
La hiperhidrosis se manifiesta con episodios de gran sudoración, goteo, en respuesta a determinadas situaciones que funcionan como gatillo. Es un trastorno de origen genético que puede aparecer durante la pubertad y característicamente no sucede durante el sueño. Si bien no genera, ni predispone a ninguna enfermedad, deteriora notablemente la calidad de vida de quienes la padecen.
Las glándulas sudoríparas se encuentran en el espesor de la piel y están formadas por un cuerpo o sáculo cuyas paredes producen el sudor. El cuerpo de la glándula posee fibras musculares que lo rodean y en respuesta al estimulo nervioso, el musculo se contrae y “exprime” el sáculo haciendo que transpiremos..
Complicaciones
- Infecciones. Las personas que sudan abundantemente son más propensas a presentar infecciones en la piel.
- Impacto en el plano social y emocional. Tener las manos húmedas o mojadas y la ropa empapada por el sudor puede ser vergonzoso. Puede afectar la búsqueda de trabajo y los objetivos educativos.
Prevención
- Usar prendas frescas que permitan la transpiración y preferiblemente de fibras sintéticas en vez de fibras naturales, pues repelen el sudor y mantiene la ropa seca.
- Mantener la vivienda y el lugar de trabajo fresco y bien ventilado.
- Evitar el consumo de alcohol, café, té, tabaco y alimentos picantes que puedan estimular la producción de sudor.
- Reducir los efectos psicológicos relacionados con la sudoración, como el estrés, la tensión y la ansiedad.
- Extremar la higiene corporal y utilizar productos desodorantes para reducir lo máximo posible el mal olor corporal.
- Usar ácido bórico o polvos de talco para regular la sudación, especialmente en los pies.
Diagnóstico
Los síntomas de la sudoración excesiva son fácilmente perceptibles, por lo que no es necesaria la realización de pruebas específicas para llegar al diagnóstico.
Sin embargo, los análisis de sangre pueden detectar si la función tiroidea o los niveles de glucosa en sangre son anormales y determinar así los casos en los que la hiperhidrosis esté provocada por hiperactividad del tiroides o una baja concentración de glucosa en sangre.
Tratamientos
La ansiedad también es causal de hiperhidrosis, por lo tanto el asesoramiento psicológico o un tratamiento con ansiolíticos pueden aliviar los síntomas.
El exceso de sudor también puede ir acompañado de mal olor y para controlarlo, es necesario mantener limpia la zona afectada; de este modo se eliminan los microorganismos responsables del olor. El baño diario con un jabón líquido que contenga clorhexidina u otro antiséptico.
Iontoforesis: Técnica que consiste en introducir en la piel sustancias que inhiben la transpiración utilizando para ello corriente eléctrica. Se utiliza sobre todo para eliminar el sudor que se produce en las axilas, una zona especialmente sensible, por lo que puede causar molestias.
Toxina botulínica: Tratamiento que se realiza de forma ambulatoria; la sesión dura entre 15 y 30 minutos. Sus efectos se mantienen por seis o siete meses y su eficacia es cercana al 100 por ciento.
Según el estudio Effect of botulinum toxin type A on quality of life measures in patients with excessive axillary sweating: a randomiced controlled trial, el 90 % por ciento de los pacientes sometidos a este tratamiento está satisfecho con los resultados desde la primera semana de aplicación.
La toxina inhibe la producción de acetilcolina, o Aco, que estimula las glándulas sudoríparas. El tratamiento consiste en inyectar pequeñas cantidades de toxina botulínica cada 1 ó 2 cm, por lo que existe la posibilidad de saltarse algunas glándulas sudoríparas y que el sudor continúe, el paciente puede experimentar dolor y sangrado en la zona del pinchazo.
Cirugía local: La cirugía es la alternativa más extrema en el tratamiento de la hiperhidrosis. Requiere anestesia general y la operación consiste en realizar dos pequeñas incisiones a la altura de la axila.
La recuperación es más larga y el efecto adverso más común de esta cirugía es la sudoración compensadora, que consiste en la transpiración en otra parte del cuerpo una vez eliminada del lugar que originó la consulta del paciente.
Láser: Procedimiento muy novedoso que altera las glándulas sudoríparas por calentamiento. Los equipos de radiofrecuencia están demostrando marcada eficacia en el tratamiento de la hiperhidrosis. Se requieren entre una o dos sesiones con anestesia porque es un tratamiento que duele y que se realiza en la zona de axilas.
*Dra. Johanna Furlan, médica cirujana (MN 122.975). Medicina estética. Instagram: @docjohannafurlan