Coronavirus y economía: el precio del petróleo y una caída anunciada

de alarma la dio el petróleo, con un enorme cataclismo en el mercado en Estados Unidos que llevó al precio a que cayera a terreno negativo por primera vez en la historia.

Con el planeta paralizado y la gente encerrada en sus casas sin poder viajar en auto o volar, los tanques de reserva explotan, se quedaron sin espacio para almacenar por la caída de la demanda. Para deshacerse de un combustible que nadie quiere, las petroleras tienen ahora que pagar (en lugar de cobrar) a las refinerías y a los inversionistas para que se lo lleven.

El precio del barril de referencia, el West Texas Intermediate (WTI) cayó en franja negativa tras desplomarse un 305%. Los inversores llegaron a cobrar 37,63 dólares por comprar un barril en Estados Unidos. La decisión del mercado de Chicago, principal plaza de negociación a futuro del WTI, de autorizar ventas en negativo en lugar de suspenderlas desató el pánico y generó caídas que no se veían desde 1973.

Las ventas para junio también cayeron, pero permanecieron en terreno positivo, a 21 dólares el barril, mientras que el precio del crudo para noviembre se comercializaba alrededor de 32 dólares.

Arrastrados por el golpe en el sector petrolero, los principales índices de Wall Street también registraron ayer una fuerte caída. El Dow Jones bajó un 2,44% y el S&P 500 perdió 1,79%.

El barril de petróleo Brent del mar del Norte, de referencia en Europa, también sufrió: cayó un 8% hasta intercambiarse por 25,8 dólares, pero sin llegar al dramático récord de Estados Unidos, donde la industria del fracking hizo que este país se convirtiera en el primer productor de crudo del mundo. La paradoja es que ahora no sabe dónde colocar el oro negro.

Consultado por Clarín, Mark Jones, experto del Centro de Estudios Energéticos de la Rice University de Texas, dijo que “la caída de WTI es una muestra de la situación crítica en que la industria petrolera se encuentra hoy. Y mientras que el precio ridículo de -$22 responde a una situación extraordinaria que tiene que ver con el almacenamiento del petróleo en el corto plazo, esa caída podría repetirse en mayo si la producción en los EE.UU. no baja al mismo tiempo que se incrementa la demanda con algunos estados del país que aflojen la cuarentena”.

Los 50 estados del país han adoptado medidas más o menos restrictivas que piden u ordenan quedarse en la casa y cerrar los negocios. El presidente Donald Trump presiona para que se reabra la economía pronto, en contra del consejo de sus expertos en salud. Estos días Trump ha venido reclamando a los gobernadores para que den la orden de flexibilizar las cuarentenas y algunos distritos como Georgia y Carolina del Sur comenzarán a aflojarlas a fin de mes, se supo ayer.

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Se veía venir una semana negra en el sector petrolero. Días atrás la Agencia Internacional de Energía ya había advertido que 2020 sería el peor año de la historia para el sector petrolero. Hasta antes de la crisis del coronavirus, el mundo consumía 100 millones de barriles diarios. Desde entonces, la demanda cayó a 70 millones por día, pero aún puede agravarse.

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La brusca caída de los hidrocarburos está asociada a varios factores entre los que se encuentran la guerra de precios entre los países productores nucleados en la OPEP y los que están fuera del cartel, liderados por Rusia, y que entrará en una frágil tregua en mayo y en junio, con un recorte en la producción según pactaron semanas atrás. Los números explican por qué los inversores están preocupados. Bajo los términos de ese acuerdo, los productores recortarán 9,7 millones de barriles diarios comenzando en mayo. Los analistas pronostican que el consumo en abril será tres veces más que eso. Básicamente, predicen que el crudo inundará un planeta paralizado.

Jones explica que “no queda lugar para guardar el petróleo en Estados Unidos. El centro de Cushing, Oklahoma (lugar central para guardar WTI en tanques) está casi repleto, y tampoco queda mucho espacio en refinerías, vagones tanques del ferrocarril, barcos, etc. Pero, por ahora, solo tiene que ver con los contratos para mayo. Para los de junio, el WTI está alrededor de $21 por barril, aunque en la manera que llegamos a la segunda quincena de mayo y la situación no se mejora, tanto a nivel de demanda como de oferta, es posible que estemos en la situación de hoy donde hay gente pagando para que otro compre su petróleo”.

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El experto también se refirió al posible impacto en nuestro país. “En Vaca Muerta, la referencia es el Brent, que sigue alrededor de 26, lo que indica que por ahora, los pozos con los costos de operación más bajos en la Argentina siguen siendo rentables, aunque no mucho. Pero, con Brent a menos de $30, absolutamente nadie va a perforar pozos nuevos en la Argentina. El sueño de Vaca Muerta va a seguir siendo un sueño hasta que la economía mundial vuelva a operar en forma cuasi-normal, y eso solo va a pasar cuando el temor del COVID-19 sea mucho menor al de hoy. Creo que Argentina no va a poder contar con mayor producción y exportaciones de Vaca Muerta como una fuente de ingresos en dólares y Euros durante por lo menos el próximo año, y posiblemente hasta después que las elecciones legislativas de 2021”.