Durante meses, la escasamente poblada Dakota del Sur fue testigo a distancia de cómo el coronavirus asolaba a ciudades costeras de Estados Unidos. Ahora, el
estado soporta uno de los peores brotes en el país, pero su gobernadora se niega a imponer un confinamiento obligatorio.
Con poco menos de 200.000 habitantes, Sioux Falls, la ciudad más grande de Dakota del Sur, abrió el lunes tiendas, negocios y vive el día a día como si la pandemia se detuviera en las fronteras de este estado del medio oeste.
La agencia AFP recorrió esta semana zonas rurales de una de las pocas comunidades estadounidenses que aún viven con normalidad.
Si bien la mayoría de los bares están cerrados y los restaurantes solo ofrecen comida para llevar, los estilistas peinan, los floristas hacen ramos, los tatuadores siguen con su arte y los gimnasios reciben a los aficionados al deporte, aunque trabajan en grupos más reducidos que lo habitual.
“Dakota del Sur no es Nueva York”, dijo la gobernadora Kristi Noem, al frente del gobierno del estado conocido por sus enormes bustos presidenciales tallados sobre el granito del Monte Rushmore, que cuenta con una densidad de poco más de cuatro residentes por kilómetro cuadrado.
Rodeados de extensos campos de trigo y maíz, ranchos ganaderos y reservas de nativos americanos, muchos residentes de la ciudad aseguran estar a salvo del virus.
“Hay que tener cuidado adónde vas y con tu higiene, pero no es un gran problema aquí porque estamos dispersos, mucho más que en las grandes ciudades”, dijo Lane Stone, un estudiante de 17 años, que sin camiseta aprovechaba el sol mientras se ejercitaba en un parque con amigos.
En otro sector de la ciudad, junto a las cascadas del río Big Sioux, el pastor Spencer Aalsburg disfrutaba de una colección de poemas, confiado en que las autoridades tomarán “sabias decisiones”.
Un cartel indica que hay que mantener distancias, pero el parque de Sioux Falls, en Dakota del Sur sigue abierto pese a la pandemia. /AFP
“Si actuamos con sabiduría, creo que podemos aguantar. No sé si necesitamos una paralización” de la actividad, dijo el pastor de 42 años, reconociendo que están en una posición de privilegio.
“El hecho de que podamos salir… es una bendición”, reflexionó.
Hasta los primeros días de abril, Dakota del Sur había registrado apenas unos 100 casos de COVID-19. Actualmente suma casi 1.700 infectados y siete muertes.
Una planta procesadora de carne de cerdo se convirtió en el mayor foco de contagio en la ciudad al exponer directamente al virus a casi 900 personas, entre empleados de la fábrica y sus familiares.
A pesar de las peticiones de los ciudadanos preocupados por vivir lejos de grandes centros médicos, una carta abierta de profesionales de la salud y la presión de funcionarios de su propio partido, la gobernadora republicana Noem asegura que el confinamiento no es una opción.
Habitantes de Sioux Falls, en Dakota del Sur, salen a pescar sin temor al coronavirus. /AFP
La líder conservadora de 48 años decidió apelar a la “responsabilidad personal” y al “sentido común” de los vecinos, para que no tengan que “renunciar a sus libertades por un poco de seguridad”.
Arkansas, Dakota del Norte, Iowa y Nebraska son los otros cuatro estados de Estados Unidos que se negaron a emitir ordenes de confinamiento. En todos los casos sus gobernadores son republicanos y eso no es mera coincidencia.
La respuesta del país frente al coronavirus se ha vuelto cada vez más política, con el presidente Donald Trump intentando reabrir rápidamente el país y poner en marcha la economía antes de buscar su reelección en noviembre.
En los últimos días, las protestas anticonfinamiento se han repetido a lo largo de un país históricamente enamorado de las libertades individuales.
“No seremos libres de verdad mientras haya algún tipo de regla del gobierno que diga qué hacer y cómo hacerlo”, dijo Zachary Rinder, un trabajador de mantenimiento de 32 años que pescaba con su familia.
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“Dios nos da libre albedrío. La gente tomará las precauciones y todo eso, pero seguirá habiendo rebeldes”, dijo. Y agregó: “Es inevitable, todos nos enfermaremos de una manera u otra”.
Dakota del Sur se destaca en la lucha contra la pandemia, pero desde otro lugar: es el primer estado del país en establecer un ensayo clínico a gran escala de hidroxicloroquina. El medicamento fue considerado un “regalo de dios” por Trump, pero su eficacia contra el virus es discutida.
Fuente: AFP
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