“Mientras ustedes estén en el techo no se puede negociar. Bajen“. Los cuatro funcionarios de la Procuración Penitenciaria de la Nación que se acercaron al penal de Devoto, donde este viernes
se registraban graves incidentes, intentaron convencer a los detenidos cuando la violencia ya se había extendido al 80 por ciento de la prisión.
Pero los reclusos están desbordados. Exigen arrestos domicilarios, testeos masivos por el coronavirus, que ya está entre los muros: hubo trabajadores de la salud y al menos un penitenciario contagiado. La protesta viene en ebullición desde hace varios días, tal como contó Clarín, aunque estalló entre la noche del jueves y la mañana de este viernes.
Poco antes de las 14 ya dejaron de escucharse los tiros, que al mediodía eran a repetición, y se abrió un canal de diálogo. Un preso del Centro Universitario Devoto (CUD), que funciona dentro del penal, habló con Telefé y denunció que les disparaban con armas de fuego. “Hay dos muertos”, dijo. Esa información no es la misma que manejan los funcionarios.
“Tratamos de apaciguar los ánimos, están muy caldeados“, afirmó a este diario el procurador penitenciario Francisco Mugnolo. Su adjunto, Ariel Cejas Meliare, es uno de los cuatro que se encontraba en el penal, al que además estaba llegando el secretario de Justicia de la Nación, Juan Martín Mena.
Según pudo saber Clarín, la población penitenciaria en Devoto totaliza 1.692 detenidos hasta el jueves: 385 están condenados y más de 1.300 procesados. Desde diciembre hasta ahora, salieron del penal 233 presos.
Las autoridades del Servicio Penitenciario Federal (SPF) no hablan públicamente. Esto es de varios años. Cada vez que pasa algo, se filtra en los medios a través de los mismos detenidos. Un incendio registrado en abril de 2019, que destruyó un pabellón y dejó seis reclusos con quemaduras (uno moriría horas más tarde), fue definido entonces como “un foco ígneo”.
Motín en la cárcel de Devoto. Foto Juan Mabromata / AFP
“Esta es una situación única, no la podamos comparar con ninguna otra, porque se funda en un tema de la salud, muy delicado, no es sobre reclamos represivos”, indicó Mugnolo.
Además, remarcó que “las cárceles no estaban preparadas para este momento” y dijo que “Devoto es la cárcel líder, es como una caja de resonancia que puede disparar reclamos de esta naturaleza en las demás“.
Motín en la cárcel de Devoto. Foto Lucía Merle
Este penal, inaugurado en 1927, es el único que perdura en la ciudad de Buenos Aires. El Gobierno nacional prometió trasladar a los presos al que se está construyendo en Marcos Paz. La fecha prevista, septiembre de 2020, no se va a poder cumplir de ninguna manera.
Son 46.380 metros cuadrados que ocupa el establecimiento penitenciario entre las calles Bermúdez, Nogoyá, Desaguadero y Pedro Lozano, en el barrio de Villa Devoto, cuyos vecinos vienen reclamando hace varios años su demolición.
Es el mismo donde protagonizó una recordada fuga, en 1994, Luis “El Gordo” Valor, el famoso asaltante de bancos y blindados.
El presidio, dividido en seis unidades, también funcionó como centro clandestino de detenciones y torturas durante la última dictadura militar, entre 1976 y 1983. Allí se alojaba a presos políticos que en muchos casos eran asesinados o terminaban desaparecidos.
EMJ
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