Europa politiza el virus. Entre peleas por los insumos y desconfianza por los números oficiales, los países muestran de qué madera están hechos para afrontar la pandemia. Alemania,
Dinamarca o los Países Bajos evidencian un manejo de la crisis con un alto nivel de coordinamiento comunicacional y soluciones políticas concisas, como era de esperarse. Pero en otros países como Italia y España, donde la debilidad de sus acuerdos políticos provoca una constante confrontación, la llegada del coronavirus promueve una especie de “tregua”, que aunque frágil, incluye a la oposición en la toma de decisiones, con un llamado al diálogo democrático pocas veces vistos.
Mientras la pelea dentro del marco común de la Unión Europea se polariza, los países abren experiencias de diálogo en sus maltrechas democracias. En España, Pedro Sánchez está tratando a toda costa de lograr un nuevo “pacto de la Moncloa” que logre sacar al país de la grave crisis en la que se encuentra. Sin bien Pablo Casado, el presidente del Partido Popular (PP) y principal fuerza de la oposición, no se mostró muy satisfecho tras enterarse por televisión de la convocatoria al diálogo, todo parece indicar que participará del encuentro. Pero esta soñada unidad nacional contra el enemigo común tiene sus costos: desde el PP solo ven posible un pacto si rueda la cabeza de Pablo Iglesias, el vicepresidente de esta coalición de gobierno entre el PSOE de Sánchez y Unidas Podemos, alcanzada con mucho esfuerzo a fines del año pasado.
Tregua italiana. Mientras tanto en Roma la tregua alcanzada por Giuseppe Conte con la oposición acaba de saltar por los aires. Durante más de un mes, los partidos de derecha y extrema derecha habían aprobado todos los decretos propuestos por el Ejecutivo, y acompañado cada una de las medidas. La gota que rebasó el vaso llegó tras la firma del documento por parte de los 27 ministros de Finanzas del Eurogrupo para el envío de ayudas económicas a los países afectados por la epidemia.
Luego de semanas de teleconferencias, llamados y mucha rosca política, los líderes europeos lograron acercar las posiciones de Roma, que busca la emisión de Eurobonos para solventar el shock provocado por la crisis sanitaria, y La Haya, quien encabeza el grupo de los países nórdicos que se niegan a mutualizar la deuda.
El acuerdo llegó de la mano del MEDE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, un instrumento creado para salvar a Grecia y Portugal de la crisis del 2008, que viene acompañado de fuertes requisitos y vigilancia de la Comunidad Europea, el FMI y el Banco Europeo. Italia ya experimentó el MEDE durante la administración Monti, y es por eso que la oposición rompió la tregua y lanzó su amenaza: si el MEDE es aceptado, se iniciará una moción de desconfianza contra la alianza de centro-izquierda en el gobierno para forzar nuevas elecciones.
Conte promete que este MEDE viene sin condiciones, y acusa a Matteo Salvini, líder de La Liga, de debilitar la negociación con la UE. El 25 de abril será la fecha donde los líderes europeos se encuentren para avanzar –o no– en la emisión de fondos más ambiciosa de la historia del continente: 540 mil millones de euros.
Solidaridad. Quien se sumó al pedido de solidaridad fue el Papa Francisco (que ya había bancado a Conte hace un mes) durante su mensaje de Pascua en una Basílica de San Pedro vacía: “Después de la Segunda Guerra Mundial, este amado continente pudo resurgir gracias a un auténtico espíritu de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado”, dijo. El máximo Pontífice llamó, además, a buscar “soluciones innovadoras” porque “es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares” en un claro mensaje hacia la caótica Unión Europea.
Otra figura relevante que se sumó al lobby fue Frank-Walter Steinmeier, presidente de Alemania, quien realizó una aparición en televisión de modo excepcional, para llevar un poco de paz al continente: “Esta pandemia no es una guerra. Las naciones, los soldados, no están enfrentados entre sí. Es una prueba de nuestra humanidad” expresó. “Setenta y cinco años después del final de la guerra, a los alemanes no solo se nos pide solidaridad en Europa, estamos obligados a darla”, marcó en contraposición del discurso realizado por Emmanuel Macron, presidente de Francia.
La UE deberá afrontar un desafío inmenso que incluye una solución grupal para la crisis sanitaria y una salida económica que lo deje en posición ventajosa en el nuevo escenario internacional.
Acuerdos / También en Israel
Los principales líderes políticos de Israel también buscan una salida a la crisis del coronavirus, tras el pedido del presidente Reuven Rivlin de sellar un gobierno de coalición, y poner fin a la crisis política que provocó tres elecciones fallidas en menos de un año.
El conservador Benjamin Netanyahu, primer ministro en funciones, y el centrista Benny Gantz, presidente del Parlamento, discuten la formación de un gobierno estable.
Con un Netanyahu acusado de corrupción y de aprovechar la crisis del coronavirus para anexar la Cisjordania palestina, y un Gantz que pierde fuerza dentro del Knéset (el congreso israelí) por su acercamiento con el oficialismo, Israel busca acelerar la alianza para poder enfrentar una crisis económica que dejaría al 25% de la población desempleada. Si el acuerdo se concreta, Gantz y Netanyahu logran la mayoría simple en la Cámara alta y aseguran así la gobernabilidad.
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por Carla Oller, desde Milán