Son las 17 del miércoles y el gerente de la planta textil mide en horas cuánto le resta para llegar a este jueves a la noche y poder completar la ayuda
del 50% sobre los salarios que logró del Gobierno para pagar en tiempo y forma. Son 1.000 operarios de una fábrica ubicada en el corazón de una provincia con pocos casos de Covid19. Trabajan al 5% de la capacidad. El gerente, que imploró el off the record, está en su casa como la mayoría del plantel. Eso sí, atado al teléfono y a las charlas por zoom. El 50% de los cheques que tenía para cobrar le llegaron rechazados. Definitivamente, los sueldos no son su único problema. Tiene una larga fila de proveedores reclamando y a la facturas de la luz y el gas, esperando.
Pero lo que parece una situación difícil de escapar para la industria textil se replica hasta en los sanatorios privados. Por el pánico al contagio, se postergaron los estudios y tratamientos y los ingresos se derrumbaron 50% mientras crecen los egresos ya que, aseguran, la pandemia exige un gasto en equipos que no estaba previsto. Un dato: un sanatorio grande que necesitaba 10.000 barbijos mensuales, ahora requiere no menos de 40.000.
Ayer el comité de la UIA funcionó por teleconferencia y luego tuvo otro encuentro porzoom con el ministro Guzmándel que trascendió muy poco en la que es una carrera por los planes de asistencia que ofrece el Gobierno en esta situación extraordinaria que se está convirtiendo en la nueva normalidad.
José Zuccardi y sus hijos. Piden ser incorporados en las medidas de ayuda.
A Norberto Taranto, dueño de la autopartista que lleva su apellido con plantas en Córdoba, San Juan y en Buenos Aires, lo habilitaron de a cuenta gotas para exportar a sus filiales de Brasil y México donde las ventas le cayeron en promedio 60% pero que compensaron en algo sus pulverizados ingresos en Argentina. “El autopartismo está destruido”, dispara. Cuando se le pregunta cómo hace para pagar los sueldos de sus 650 empleados confiesa que en marzo los pagó completo de sus ingresos. En abril tuvo que endeudarse y acudió a los préstamos bancarios al 24% anual para afrontarlos para todo el plantel. Y aprovechó la ayuda oficial que cubre hasta el 50% del salario que completa después hasta llegar al 75%. Taranto se queja del acuerdo que firmó la cámara que aglutina a los metalúrgicos con la UOM que equivale a completar hasta el 86% del sueldo neto. “Los empresarios nos estamos endeudando, pero tanto no podemos” suelta.
¿Hasta donde se van a endeudar?, se le pregunta.
– Hasta donde pueda. Somos un amortiguador para la gente que trabaja.
¿Cómo es la relación con el sindicato?
-En todas las filiales en las que tenemos planta los gremios muestran una enorme responsabilidad.
La industria del vino, pese a que está entre las actividades que pueden seguir trabajando, reclama ser incluída en los decretos de ayuda. José Zuccardi cuenta que venían creciendo, pero la pandemia les pega desde el mercado interno y desde el externo con bares, restaurantes y hoteles cerrados. Las pequeñas bodegas, sin amplia cadena de distribución, son las que más lo sufren. Las más grandes compensan con las ventas en supermercados. Ellos también se endeudaron al 24% anual para afrontar el pago salarial. Zuccardi no se atreve a proyectar en el convencimiento que surgirá un nuevo tipo de consumidor tras la pandemia.
Alberto Grimoldi, prepara propuestas desde la Cámara de Comercio.foto NESTOR GARCIA
Para otros, esta es una pesadilla de la que quisieran despertar. Arturo Stabile de la entidad Comercios Activos, cuenta que pudo pagar en marzo sueldos y alquileres de sus tres locales relacionados con la gastronomía, dos con delivery. Se enfrenta a diario con falta de insumos y lo que es peor, con la brutal caída de la demanda. Este mes recurrió al programa del Gobierno para el subsidio al sueldo y la baja en las cargas patronales. Aún no le contestaron. Pero pondrá recursos propios para completar hasta donde le resulte posible.
Desde la Cámara de Comercio, Alberto Grimoldi sentencia que el problema es cómo se piensa el futuro en un escenario que se palpita peor que el presente, lo que es una verdadera amenaza para una economía que se mueve en función de las expectativas. Allí están elaborando a toda velocidad una serie de propuestas. Grimoldi tiene sus 140 locales cerrados, como la mayoría de las grandes marcas de ropa y calzado con ventas por la web pero en en dosis homeopáticas.
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