Algunas actrices no alcanzan la fama, pero igualmente dejan su huella. Son aquellas a las que generalmente se las denomina como “actrices secundarias” o “actrices de reparto”. En ese rubro podría
estar ubicada Susana Ortiz, quien murió este jueves, exactamente el día en el que cumplía 72 años.
Susana fue también lo que suele llamarse “actriz de carácter”, porque nunca sus personajes pasaban desapercibidos. Los roles que interpretó, sobre todo en televisión, pero también en cine y teatro, eran mujeres que se hacían notar por su personalidad y su impronta en la pantalla o el escenario.
Por eso, era frecuente que le convocaran para papeles de “mala” o “villana”, porque sabía otorgarles los matices justo como para generar eso que hace falta que despierten los malvados: que el público los odie (y los quiera finalmente) por hacer sufrir a los protagonistas.
Así fue como brilló en el rol de Matilde, esa celadora que le hacía la vida imposible a los chicos y chicas del orfanato de Chiquititas, la tira que encabezaba Romina Yan.
Criada en un hogar de padre músico, Susana empezó muy temprano su carrera: en la década del ’70 ya transitaba escenarios de teatros independientes, con un personaje tras otro.
Antes de cursar en el Conservatorio de Arte Dramático (paso obligado de quienes se tomaban la profesión muy en serio), probó con Arquitectura y con Filosofía y Letras. Pero pudo más la actuación. Y la perseverancia rindió frutos cuando, a mediados de los ’70, llegó la oportunidad de hacer un clásico como Panorama desde el puente y compartir escenario con Alfredo Alcón y Rodolfo Bebán, dirigidos por Carlos Gandolfo.
Lamentamos el fallecimiento de la actriz Susana Ortiz, de extensa y prestigiosa trayectoria en cine, teatro y televisión. En 2009, la Asociación Argentina de Actores y el Senado de la Nación la distinguieron con el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable. pic.twitter.com/1k3DpOcK85
— Asociación Argentina de Actores (@actoresprensa) April 30, 2020
Luego siguieron otras obras, como Los siete locos, La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre, y Made in Lanús. Y también Antígona Vélez en el San Martín y Sainetes, en el Cervantes.
De amplísimo registro, también trabajó en varias películas en las que compartió elenco con Juan Carlos Altavista, Javier Portales, Ricardo Darín, Soledad Silveyra y Guillermo Francella, entre otros
Pero fue la televisión la que le ofreció una seguidilla de personajes que la volvieron una pieza infaltable de muchas producciones, una figura necesaria para terminar de darle sostén a una historia y a un elenco con personajes secundarios fuertes.
Así pasó por Socorro, quinto año, Una voz en el teléfono, Cosecharás tu siembra, Verano del 98, Mujeres asesinas, Rebelde Way, Epitafios, Botineras, Herederos de una venganza, y muchos títulos más.
Internada desde hacía varios meses, fue su propio hijo, el también actor Alejo Ortiz, quien comunicó la muerte de su madre. Lejos de sus personajes de villana, Susana supo generar grandes amistades entre sus colegas y era muy querida en el ambiente. La ficción se queda sin una gran cara familiar, una mala buenísima.
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Clarín
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