Vecinos de un barrio de Esquel intentaron linchar a un peligroso secuestrador que recibió prisión domiciliaria. Tras huir, el delincuente pidió “volver a la cárcel”. Como nadie quiso llevarlo, se fue caminando hasta
la Unidad 14, dependiente del Servicio Penitenciario Federal. En medio de la polémica que generan las excarcelaciones por el coronavirus, el juez que le otorgó el benefició no aclaró si la decisión tenía vínculo con la pandemia.
El ataque fue de tal magnitud, que la policía no pudo contenerlo. En el marco de los incidentes integrantes del equipo periodístico del medio Red43 recibieron agresiones.
Los vecinos del barrio Vepam de Esquel fueron quienes se enteraron que estaba cumpliendo prisión domiciliaria en una casa del barrio el delincuente Pablo César Sommaruga. Es un ex integrante de un clan condenado por el secuestro extorsivo de Ariel Strajman en 2002.
Lo esperaron en la vereda y lo agredieron verbal y físicamente. La cantidad de efectivos policiales no fue suficiente para controlar la situación en primera instancia. Y cuando la situación parecía haberse calmado, un grupo mayor de vecinos -se habían sumado también del barrio Badén- volvió a agredir a Sommaruga.
Linchamiento. Asi fue retratado el momento de la reacción de los vecinos. (Red43)
El preso empezó a alejarse del lugar por la avenida Holdich, con dirección al “muñeco de nieve” -el emblemático monumento de la ciudad- y pidió ser trasladado nuevamente hasta la Unidad. Como nadie accedió a trasladarlo, finalmente regresó caminando.
Pablo Cesar Sommaruga se encontraba cumpliendo una condena en la Unidad 14 de Esquel. El lunes 27 de abril, el juez José Pérez Arias, quien está a cargo del Juzgado Nacional de Ejecución Penal número 1, lo benefició con prisión domiciliaria. En la resolución, el juez no aclara los motivos. Solo le pide al “patronato de presos de Esquel que lo monitoree”.
Pablo César Sommaruga -miembro de una familiar de clase media que vivía en Villa Urquiza- integraba la “Banda de los patovicas” que se hizo conocida en 2002 por el secuestro extorsivo al que sometieron a Ariel Strajman. El nombre del clan se debe a que la mayoría de los integrantes trabajaba como personal de seguridad en boliches porteños.
Los Sommaruga secuestraron al joven, hijo de un joyero, y pidieron dinero a cambio de su liberación. Cobraron unos 1.000 dólares, 400 pesos y algunas joyas. Pero querían más. Durante el cautiverio quemaron a Strajman con cigarrillos, lo maltrataron por su condición de judío y para negociar un rescate más alto le cortaron un dedo meñique y se lo enviaron a su padre.
La banda según determinó la investigación del juez Claudio Bonadio y el por entonces fiscal Oscar Amirante, estaba integrada por los hermanos Adrián y Pablo Sommaruga, el padre de ambos, la mujer del padre y un medio hermano de los “patovicas”, entre otros. Además Sommaruga tiene como antecedente el haberse fugado de la cárcel de Ezeiza.
En un juicio oral realizado en 2004, la Justicia Federal de Capital impuso penas de entre 3 y 22 años, según la participación de cada integrante. Adrián Sommaruga fue condenado a 22 años de prisión. Y Pablo Sommaruga a 16 años y medio pero se le unificó la condena con otro delito y por eso debía completar 18 años.
Chubut. Corresponsal.
DD
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