Este sábado 9 de mayo se cumplen 70 años del fallecimiento de Carlos de la Púa, el poeta más importante del lunfardo, autor del libro más destacado del género (La crencha engrasada,
de 1928), amigo de Gardel, autor de letras de tango y del guión de la primera película sonora argentina, Tango.
Poeta, periodista y cineasta, Carlos Raúl Muñoz y Pérez, su verdadero nombre, nació en La Plata el 14 de enero de 1898, y se crió en el barrio porteño de Once; fue un hombre del tango y la cultura argentina.
A lo largo de su vida publicó sólo dos libros, uno de narrativa que se llamó El sapo violeta, cuya edición se considera absolutamente perdida en el tiempo, y otro de poesía, La crencha engrasada, subtitulado Poemas Bajos, que lo consagró en el universo del tango y que es considerado como la obra más importante del lunfardo.
Allí plasmó una profunda mirada de estratos marginales de la Buenos Aires de entonces, descubriendo las palabras reas que encajaban perfectamente en sus versos.
“La crencha engrasada”, el libro que consagró a Carlos de la Púa en el universo tanguero.
“Su lenguaje es a veces crudo pero nunca ofensivo. Es el lenguaje de la calle, del malecón, de la cancha de fútbol. Es el lenguaje de la vida tumultuosa, verídica, exacta, cabal, que se vive, se siente y se sufre. A través de mis recuerdos, de la amistad que nos unió y de la admiración que sobrevive, éste es Carlos de la Púa”, expresó el escritor Nicolás Olivari, otro autor que durante los años veinte del siglo pasado escribía una literatura renovadora y anticanónica.
En 1966, se editó un primer disco de Púa con sus poemas, leídos por el actor Héctor Alterio y acompañado musicalmente por el Trío Cedrón, a la sazón cuarteto. El álbum incluye El entrerriano, a quien Juan “Tata” Cedrón le puso melodía.
Al año siguiente, Alterio volvió a interpretar la poesía de Carlos de la Púa en un segundo trabajo, que contempló otra tanda de sus escritos. A mediados de esa década, el cantor de tangos Edmundo Rivero también abordó su obra e incluyó en sus trabajos lunfardos poemas como Packard y Línea 9.
Carlos de la Púa fue conocido como el Malevo Muñoz, y en otros ambientes -amigo de los heterónimos como Pessoa- gustaba hacerse llamar Carlos Muñoz del Solar. A lo largo de su vida tuvo muchos oficios, pero siempre se reconoció como periodista.
Amigo de Carlos Gardel, de Raúl González Tuñón (a quien llamaba “el otro poeta suburbano”) y de otros intelectuales y artistas de la época como Jorge Luis Borges, Enrique González Tuñón, Aníbal Troilo, Roberto Arlt, Enrique Cadícamo, solía frecuentar los más bajos fondos del Buenos Aires de su tiempo.
Los protagonistas en su obra fueron los obreros, los delincuentes, las prostitutas, los personajes de la noche. Como periodista escribió en el diario Crítica, dirigido por Natalio Félix Botana, donde se desempeñó desde 1925. Actuó en la película Galería de esperanzas, y en 1935 codirigió el filme Internado.
En la Academia Porteña del Lunfardo hay un sillón con el nombre de Carlos de la Púa, conviviendo con otras butacas dedicadas a Álvaro Yunque, Sebastián Piana, Alberto Vacarezza, César Tiempo o Pascual Contursi.
Carlos de la Púa hizo su aporte concreto al tango: fue autor de las letras deLuces de París, Coraje yFuego; estos dos últimos los grabó la orquesta del violinista Julio De Caro.
De la Púa falleció el 9 de mayo de 1950, dejando el rastro de una Buenos Aires tumultuosa de aquellas épocas y un inmenso legado en la cultura popular argentina.
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