Coronavirus en Argentina: hizo un asado “take away” y festejó el cumpleaños con todos sus amigos

Un cumpleañero que se precie de tal sabe que no es lo mismo cumplir en plena cuarentena que en tiempos “normales”. Los que no son de celebrar, lo superan sin sobresaltos.

Unos llamados de los más cercanos, un gesto de los íntimos y listo. Como mucho una torta, velitas y alguna videollamada con amigos. Pero al que le gusta armar algo, le cuesta.

El coronavirus, la pandemia, la cuarentena​… El 2020 da vueltas en ese triángulo aún indescifrable. Salimos, no salimos. Una invitación al fuera de juego permanente. Aunque con un poco de creatividad y buena onda se puede festejar sin festejar, salir sin salir, invitar sin invitados. Algo de eso hizo Juan Martín, un celebrador serial de cumpleaños. El día 49 del aislamiento social, preventivo y obligatorio, cumplía sus 47. Y no la dejó pasar.

Se podría repasar punto por punto, a modo de examen reglamentarista, pero el formato que eligió para festejar se encuadró a todas las recomendaciones y sugerencias anti coronavirus. La secuencia comenzó temprano, a medida que amigos y familiares lo saludaban por chat o con un llamado. La respuesta, tras el agradecimiento, sorprendía: “A las 21 los espero en casa, voy a hacer tremendo asado”.

Mirá también
Mirá también

Coronavirus en Argentina: por la cuarentena y con delivery, restaurantes y bares premiados se hacen más accesibles

La mayoría ni siquiera repreguntó, dio por hecho que se trataba de una broma. No había chances de recrear, en este escenario y de yapa a una cuadra de la residencia de Olivos (la cercanía al presidente obliga inconscientemente a ser rígidos en el cumplimiento de las reglas), aquellas tantas noches de festejo.

Fue entonces determinante la aclaración, vía mensaje en cadena como para que el círculo de amistades no entre en teléfono descompuesto. “Voy a hacer un asado a la noche para todos, para festejar. Costillar, vacío, matambre y chorizos y criolla. La idea es que pasen a buscar sus porciones a partir de las 21 hs. Y compartirlo con uds. Confirmen si vienen”. Sí, un take away de hecho, antes de su implementación oficial.

Cada uno pasó a buscar su porción de asado, que estuvo a las llamas varias horas.

Un asador que se precie de tal sabe que no es lo mismo prender el fuego y asar para dos, tres o cuatro, que para 20 ó 25. Un costillar, una “manta”, a la cruz o al asador ya marca un piso de comensales (15, mínimo, a medio kilo de carne por “pera”) y ni hablar si además en la parrilla descansan otros cortes. Las primeras imágenes que Juan Martín (“Pelado” o “Pampa”, para los suyos) envió a sus cercanos fueron elocuentes: parrilla repleta y asador enclavado a centímetros de un intenso fogón. La incredulidad aún permanecía entre sus conocidos. Pero su mujer Brenda, y sus hijos Maitena (12) e Ignacio (9) estaban tan convencidos como él.

Todo listo. Cerca de nueve de la noche, las bandejas estaban listas para cada porción. Cada una con su medida justa de ensalada y pan, claro. Por sus diferentes tareas, los que a esa ya habían confirmado contaban con permisos para moverse. Fernando tocó timbre minutos antes de las 21. Sobre la calle Túpac Amaru, el movimiento era mínimo. El primer “invitado”, el cumpleañero y el fotógrafo de Clarín. Codazos, saludos y salió la primera vianda.

La vianda, completa: asado, vacío, chorizo, ensalada criolla y pan.

No fue de ansioso lo de Fernando. En cada asado es el encargado de preparar la ensalada criolla. Esta vez no fue la excepción. La preparó como siempre y fue el único paso del menú que no estuvo a cargo del anfitrión.

Conocedores del nivel de este tipo de asados, y definitivamente atraídos por esas imágenes del costillar tomando color y calor al calor del fogón, los pibes fueron llegando a horario. Silvio se llevó su porción y estuvo a la altura con el regalo: dos botellas de champagne. Fabián, Chelo, Jorgito, Maxi, Paco… Barbijos, guantes, distanciamiento social, nada evitó el festejo. Los vinos fueron lo más regalado.

Algunos se destacaron y posiblemente en el próximo asado “presencial” ligue el mejor corte. Martín, por ejemplo, tomó su porción pero dejó en la casa del cumpleañero un kilo de helado. Similar fue lo de Maxi, que se apareció con un aporte clave: la torta de cumpleaños.​

Parrilla llena y asador activo, cuando aún era la tarde y los “invitados” no creían del todo en la ideal del anfitrión.

“Era como si hubieran venido a comer a casa, como hago siempre. Me gusta festejar y hacer asado cada vez que cumplo años. Incluso pusimos la compu y mientras comíamos compartíamos la cena con mi vieja, que está en La Pampa”, comenta Juan.

El festejo terminó con otros tantos mensajes, ya con platos vacíos y aplausos para el asador a través de videos o videollamadas. La “nueva normalidad” quizá tenga este tipo de momentos de ahora en adelante. O por un buen tiempo. Buscarle la vuelta a la cuarentena, sin romperla, de eso se trata.

GL

COMENTARIOS

TEMAS QUE APARECEN EN ESTA NOTA

COMENTARIOS CERRADOS POR PROBLEMAS TÉCNICOS.ESTAMOS TRABAJANDO PARA REACTIVARLOS EN BREVE.

CARGANDO COMENTARIOS

Clarín

Para comentar debés activar tu cuenta haciendo clic en el e-mail que te enviamos a la casilla ¿No encontraste el e-mail? Hace clic acá y te lo volvemos a enviar.

Ya la active
Cancelar
Clarín

Para comentar nuestras notas por favor completá los siguientes datos.

Exit mobile version