Buscan reabrir las agencias de lotería y los hipódromos en la Provincia

de apuestas oficiales distribuidas en todo el territorio provincial. Y también se avanza en un esquema para soltar el disco de las carreras en los hipódromos de Buenos Aires.

Todo deberá estar regido por los protocolos que establece el ministerio de Salud y en el caso del circo hípico sería sin público, según reconocieron fuentes de la Gobernación.

Hace unas semanas, las entidades que agrupan a los agencieros oficiales y a las distintas asociaciones hípicas de la Provincia, reclamaron ante la Jefatura de Gabinete volver a una actividad que se clausuró hace casi dos meses. Reclaman, además, por el desamparo en que se encuentran porque no son consideradas Pymes y quedaron excluidas de los beneficios que el Gobierno impulsó como ayuda estatal.

Axel Kicillof despliega una apuesta múltiple en esta determinación. La vuelta a la atención al público de los locales de quiniela y lotería permitiría reincorporar al esquema laboral a más de 50 mil personas que dependen de esa actividad.

Si los caballos vuelven a las pistas -aun sin presencia de apostadores en las gradas- otras 42 mil familias (jockeys, cuidadores, petiseros, veterinarios, empleados de los studs) volverían a los puestos que quedaron congelados el fin de semana anterior al 20 de marzo, cuando se implemento el aislamiento preventivo obligatorio. En Buenos Aires funcionan hipódromos en San Isidro, La Plata, Tandil, Azul y Dolores.

Pero ademas, las arcas provinciales tendrían una nueva entrada. El juego en Buenos Aires es administrado por el Instituto Provincial de Loterías y Casinos, un organismo estatal que recauda en bruto entre 15 mil y 20 mil millones de pesos por año, sólo por las apuestas on line y en ventanilla de los locales distribuidos en toda la jurisdicción.

A ese número hay que descontarle los premios y otros ítems, pero de todas maneras resulta un filón nada despreciable para un Estado que tiene los ingresos fiscales en caida libre. Los últimos datos oficiales registran una disminución -en términos reales- del 25%.

El diseño que prevén en La Plata excluyo la reactivación de las salas de bingo (45 en todo el territorio) y los paños rojos de las 11 salas de casinos regulados por el Estado: el Central, el Del Mar y el Sasso (en Mar del Plata). Y los de Pinamar, Mar de Ajó, Pinamar, Sierra de la Ventana, Tandil, Monte Hermoso, Necochea y el Trillenium de Tigre. Allí, la bola seguirá sin girar por tiempo indeterminado, admiten los funcionarios bonaerenses.

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Allí está el fuerte del ingreso del ente estatal que regula y controla el juego en la provincia. En los salones de apuestas y en las salas donde se instalan las máquinas tragamonedas el Estado reúne otros 40 mil millones anuales, según los datos de 2019. Pero ese sector seguirá cerrado.

El procedimiento para abrir las apuestas tiene varios pasos. En el ministerio de Producción ya evalúan las propuestas de los agencieros. Y los responsables de las competencias ecuestres elaboran los protocolos que deberán cumplir cada uno de los agentes involucrados en sus trabajos. Esas directivas serán elevadas a Jefatura de Gabinete de Nación, que será el organismo que dará el ok definitivo.

GS