Sin caer en el extremo de “Perros sí, chicos no” que se planteó en Europa ni en la polémica por los permisos fallidos para los mayores de 70 que se desató
en Buenos Aires, lo cierto es que hasta ahora los únicos que vivieron en “prisión domiciliaria” son los chicos.
Desde que se suspendieron las clases, son los que mayoritariamente respetan la cuarentena. En casa, con clases virtuales y sin ningún tipo de salida permitida en los grandes centros urbanos, cumplieron al pie de la letra el aislamiento obligatorio preventivo. ¿Consecuencias? Hay que estar atentos.
“La cuarentena afecta a todos y los niños no son la excepción. Su educación y los tratamientos médicos pendientes son temas a resolver. Nada iguala a la sesión de terapia en el consultorio con el profesional, cara a cara. Pero en estos tiempos podemos ayudar a nuestros hijos con supervisión de los profesionales”, dice Micaela Méndez, licenciada en Fonoaudiología, especialista en voz y entrenadora en Comunicación.
“Los chicos pueden rebelarse, enojarse, pedir salir, adoptar actitudes desafiantes. La situación es estresante para todos. Conviene consultar en caso de que presenten síntomas como ansiedad, depresión, déficit de atención, problemas de conducta, desgano, llanto excesivo. La teleconsulta se mantiene”, agrega la médica psiquiatra infanto-juvenil Alexia Rattazzi, cofundadora de Panaacea, una institución especializada en autismo.
En los menores de 5, si hay dudas sobre su desarrollo, se impone la consulta con el pediatra. “Inclusive hay apps de descarga gratuita, que permiten seguir la evolución y desarrollo de acuerdo a la edad. Dan alertas e indican cuándo hay que preocuparse por atrasos en el lenguaje, por ejemplo, o por señales de autismo. Uno de cada 54 chicos pueden expresar algún signo dentro de lo que se define como espectro autista, que es muy amplio. No todos necesitan apoyo. Pero lo mejor es la detección temprana. Cuanto antes, mejor el pronóstico”, advierte.
En relación a las tareas escolares, Rattazzi recomienda no intentar convertirse en maestro ni querer cumplir una función para la que los padres no están preparados. Tampoco pretender enseñar con los métodos con los que aprendieron. Hoy se aplican otras metodologías. “No hay que exigir de más ni estresarse por las tareas. Dejar que los chicos la hagan solos. En todo caso, que pidan ayuda, pero no estarles encima”.
Su mensaje es claro: “Para empezar a analizar el impacto de la cuarentena en la salud mental infantil primero tenemos que tener en cuenta que los niños dependen de los adultos. El tema del autocuidado es muy importante: hay que cuidar al cuidador. Para poder cuidar al niño, el adulto tiene que estar en buen estado. Si está ansioso, irritado, esto se contagia. Somos herramientas de autoregulación”.
La especialista no pierde de vista que esta situación es transitoria. “No sabemos cuánto va a durar. Pero no es para siempre. Puede evolucionar a otra forma de vida. Es una oportunidad para implementar solidaridad y empatía. Cuidarnos a nosotros mismos es cuidar a los demás. Pensemos que sólo por un tiempo no estarán con pares. La socialización la harán con padres y hermanos. Es rico el reemplazo”, describe durante una conferencia vía Zoom, organizada por la Fundación Marianne donde brindó tips para sobrellevar la cuarentena.
Méndez coincide en este punto: “Todos quieren conocer las consecuencias que tendrá el encierro en los chicos y sus efectos sobre su desarrollo social, cognitivo y educativo. Sin embargo, el estar en casa nos desafía a aprender a vivir de otra manera. Hay que verlo como una oportunidad para compartir calidad y cantidad de tiempo en familia. Conviene mantener la calma: los niños son buenos lectores de nuestro lenguaje corporal. Saben lo que pasa a su alrededor. Entienden más de lo que creemos. Si los padres están calmos, ellos también lo estarán”, explica.
Como a hablar se aprende en casa, los profesionales pueden brindar pautas y herramientas para que los chicos desarrollen el lenguaje, aclara la fonaudióloga.
“A los 4 años se espera que el desarrollo de la comunicación se alcance en su totalidad. Esto significa que el niño pueda hacerse entender, armar frases, con un lenguaje estructurado y organizado, una voz sana, deglución y masticación normal”, describe para darle tranquilidad a los padres.
Si ya se detectaron trastornos y los tratamientos se iniciaron, muchos pueden continuarse de manera virtual. Si no se acudió a la consulta, para descartar sospechas de algún compromiso en el desarrollo, se pueden hacer sesiones virtuales. “Los fonoaudiólogos harán la detección temprana y los padres pueden recibir pautas acordes para prevenir problemas escolares y compromisos en el desempeño lingüístico y cognitivo”.
En lo cotidiano, ayuda compartir juegos, escuchar música, cantar, armar juegos con rimas, organizar lectura de cuentos. “Crear rutinas, divertirse jugando. Y paciencia. Al final, todo pasa”, alienta Méndez.
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