Una de las mayores tabacaleras advirtió que “está al borde del colapso”

reiniciar la producción de la planta ubicada en el parque industrial de Pilar, a pesar de haber presentado todos los protocolos de bioseguridad contemplados por las autoridades nacionales, provinciales y del municipio”. La empresa, dueña de las varias marcas, entre ellas, Camel y Lucky Strike, recordó que “la reciente decisión administrativa 763/2020 exceptúa a las empresas tabacaleras y al personal afectado a su actividad, del aislamiento, preventivo y obligatorio, por lo cual quedan habilitadas las operaciones de las fábricas, luego del cierre registrado a partir del 20 de marzo pasado”.

La British rivaliza directamente con Massalin Particulares (Marlboro, Philips Morris y Chesterfield), cuya planta está ubicada en la localidad de Merlo y reabrió parcialmente la producción tras obtener la autorización del municipio. Frente a esto, la BAT recalcó que “nuestra planta permanece cerrada, mientras que el 60 % del parque industrial está actividad. Esto contrasta con lo sucedido con el resto de las empresas tabacaleras que, ubicadas en la provincia de Buenos Aires, ya han iniciado la producción, lo cual nos genera un tremendo impacto a nivel económico y de mercado, que pone en riesgo nuestra sustentabilidad operativa”, remarca un comunicado difundido esta mañana.

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Merlo y Pilar afrontan realidades diferentes. La intendencia de Merlo aprobó el protocolo de Massalin y es una localidad con más de 500.000 habitantes. La empresa dispuso 3 turnos rotativos y una dotación mínima de empleados por cuestiones de seguridad. Aun con bajo ritmo, la compañía comenzó a distribuir cigarrillos para todas las marcas y formatos primero en Capital y GBA. “En 48 se estaría normalizando la situación en el AMBA y en una semana abarcaremos a todo el país”, explicaron. En cambio Pilar es considerada una zona roja por el coronavirus. Al día de ayer, el distrito contabilizaba 79 casos positivos y 7 fallecidos desde el inicio de la pandemia. De allí la resistencia del municipio a liberar la actividad.

“Somos conscientes de la buena predisposición del intendente de Pilar. No obstante, la demora en la autorización para volver a producir, pone en riesgo las fuentes de trabajo de casi 300 personas asignadas a la planta. Cada día que no podemos operar, es un paso que nos acerca al cierre definitivo, pues el mercado queda en manos de los competidores, alimentando un acto discriminatorio que nos perjudica”, advirtió la British.

Por otro lado, la compañía señaló que “durante todo este período (de cuarentena) la empresa actuó responsablemente, pagando los salarios a pesar del impacto económico y de la pérdida de mercado. Si no se vuelve a trabajar en forma inmediata, será imposible pagar los salarios y sostener la actividad” .

La British asegura que presentaron al intendente de esa localidad, Federico Achával, un “riguroso protocolo de seguridad e higiene establece, entre múltiples aspectos, que los empleados de la planta se trasladen en vehículos provistos por la empresa”. Y que también “todos los empleados puedan permanecer en un hotel ubicado en el municipio de Pilar, especialmente contratado para tal fin, todo lo cual contribuye a cumplir la premisa planteada por las autoridades en el sentido de limitar los desplazamientos de las personas y la no utilización de transporte público”.