Ya habíamos recaído en viejos hábitos pero con la pandemia, la “maquinita” es casi el último recurso que queda. La emisión monetaria como salvavidas del Tesoro sigue creciendo: desde el inicio
de la cuarentena ya alcanza los $ 500.000 millones.
La necesidad de solventar los gastos excepcionales que reclama la emergencia sanitaria y contrarrestar una recaudación cada vez más raída deja poca alternativa que lo que los economistas llaman “monetización del déficit”: recurrir al Banco Central para cubrir el agujero fiscal.
En el acumulado del año, la asistencia al Tesoro, que ya arrancó mayo con el traspaso de $ 110.000 millones, llega a $ 731.620 millones, es decir, un 132% más de lo girado el año pasado.
Pero como explica Nadín Argañaraz, del IARAF, en vista de la inflación, lo correcto es medirlo en términos del PBI. Así resulta que la emisión por financiamiento monetario al Tesoro ya es del 2,4% del PBI versus el 2,5% del PBI de todo el 2019. “Si el ritmo de emisión se mantiene a lo largo del año, el 2020 será el año de mayor asistencia monetaria de las últimas décadas”, dice el economista..
Según los cálculos del IARAF, el déficit primario, considerando a las provincias, podría ir de 6 % del PBI en un escenario optimista a 8 % del PBI en uno pesimista. Esto implicaría la emisión de $ 1,8 billones a $ 2,4 billones. Sin provincias, la proyección oscila entre 5 % y 6,5 %. “Estamos ante un hueco fiscal por caída de ingresos y aumento del gasto neto. Además el Tesoro se convierte en financiador déficit provincial”, apunta Argañaraz.
Por su parte, Fernando Marrul, de FMyA, destaca el peso que tiene hoy esta emisión en relación a los ingresos tributarios. “En abril la recaudación total tuvo una suba nominal interanual de sólo 11%, que descontada la inflación, cayó 24% en términos reales contra 2019. Mientras, en abril el gasto público habría subido más de 110% nominalmente, es decir, 100 puntos entre ingresos y gastos”.
“Como resultado, el déficit fiscal proyectado sería igual a lo que el BCRA le transfirió al Tesoro (casi $ 310.000 millones o 1% del PIB sólo en abril). Nuestra proyección de déficit fiscal primario de 2020 es de casi 5% del PIB, que será financiado mayormente por emisión monetaria”, explica.
Rodrigo Alvarez, CEO de Analytica, entiende que hoy no queda mucha opción: “La pandemia toma a la Argentina en medio de la negociación por un posible default. Por lo tanto, no hay alternativa que la emisión para enfrentar los costos fiscales del aislamiento. Obviamente, los efectos colaterales los estamos observando en las expectativas de inflación y en el salto brusco que registró la brecha cambiaria desde el inicio de la cuarentena”.
Y remarca que la estrategia requerirá de mucha cintura para ir tomándole el pulso a la economía y retirar el sobrante de pesos cuando la actividad vuelva a arrancar. “Lo importante es que el gobierno logre transmitir que se trata de un fenómeno transitorio y que se muestre dispuesto a absorber cualquier excedente de liquidez por encima de la demanda”, enfatiza Alvarez.
Ahora, ¿cuáles son los mecanismos por lo que se realizan estas transferencias? ¿Hay margen para girar tanta plata o existe algún límite regulatorio? La emisión para financiar al Tesoro se realiza por dos vías: los llamados adelantos transitorios, que son préstamos, y el giro de utilidades, es decir de las ganancias obtenidas en el balance. Los primeros están a punto de agotarse.
Es por eso que en la cuarentena, por ejemplo, sólo se emitieron $ 80.000 millones en adelantos y $ 420.000 millones en transferencias de utilidades. Es que los adelantos transitorios tienen un tope fijado por la Carta Orgánica del Banco Central. La fórmula dice que no pueden superar al 12% de la base monetaria y el 20% de los ingresos corrientes del Sector Público Nacional. Se estima que quedan unos $ 200.000 millones disponibles.
En cambio, las utilidades -el balance todavía no se conoce- permiten otra tranquilidad. “Producto de la valuación del patrimonio del BCRA por la devaluación de 2019, las utilidades fueron enormes y aún hay un margen muy amplio para transferir al Tesoro por ese concepto, cerca de $ 950.000 millones, aproximadamente el 3% del PBI. Desde lo legal, el gobierno tiene mucha holgura”, explica Alvarez. Son utilidades contables, infladas por la depreciación del peso, que revalorizó las reservas en dólares de las arcas.
Pero se sumó además un “retoque regulatorio”, como lo llama Marrul, que estima que llevaría la cifra que sería posible transferir en utilidades hasta $ 1.3 billones. ¿Cuál fue el retoque? El BCRA cambió el modo de valuación de las Letras Intransferibles (letras que el Tesoro entrega al BCRA cada vez que toma reservas para pagar deuda en dólares). El resultado: un mayor salvavidas monetario para el Tesoro.
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