El director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), Agustín Salvia, aseguró que ahora es el momento de convocar a un acuerdo
económico y social ante la “legitimidad política con la que cuenta el Gobierno”, de cara a poder generar consensos para llevar adelante un pacto redistributivo distinto al que existe en la actualidad.
En diálogo con Télam, Salvia subrayó además que vamos hacia una sociedad más polarizada, impactada por la pérdida de empleos informales, el deterioro de las áreas urbanas más pobres y con una desigualdad más profunda.
Télam: ¿Qué escenario ve para el día después de la cuarentena?
Agustín Salvia: Habrá un sector que pueda reactivarse y un sector que seguirá dependiendo de la asistencia pública, en un escenario de estancamiento económico. En una mirada estructural, hay un deterioro de las clases medias bajas, habrá una polarización mayor de la sociedad. Mientras que los segmentos profesionales van a tener reactivación, incluso quedarán con una capacidad de ahorro, los segmentos más informales están mucho más vulnerables que antes.
A fines de este año, el panorama eventualmente será menos dramático del que tenemos ahora. Habrá, sí, una sociedad más desigual.
Empleo, hábitat, educación y salud son cuatro temas de la agenda social que van a requerir de políticas de Estado más profundas de las que tenemos ahora. Y es lo que deberíamos estar discutiendo.
Es muy importante el protagonismo del Gobierno para convocar a los consensos y a los acuerdos para generar un pacto redistributivo distinto. No se logra tener sustentabilidad en políticas de Estado más distributivas si éstas no se discuten en una mesa de acuerdos. Hoy es una oportunidad para alcanzar esos pactos redistributivos. El Gobierno tiene legitimidad política para convocar a un acuerdo económico y social.
T: El último informe del Observatorio marca una brecha entre pobres y no pobres en la adhesión al aislamiento social.
A.S.: Cuando uno analiza los datos, la adhesión tanto a las medidas de aislamiento y a las políticas económicas es mayor en los sectores populares, mientras que en los trabajadores medios y profesionales se abren sospechas y críticas al aislamiento.
Esto puede resultar paradójico, porque quienes tienen más cuestionamientos son los que están más resguardados, los que pueden seguir trabajando y tienen condiciones de mayor protección; mientras que los sectores que más necesitan salir para retomar sus trabajos informales son los que más adhieren a las medidas. Estos sectores son los más afectados por la situación social, incluso, a pesar de la fuerte asistencia económica.
T: ¿Debería haberse destinado un porcentaje mayor del PBI?
AS: La Argentina venía en condiciones de estancamiento e inflación. Haber puesto casi el 6% del PBI para una economía como la argentina no es muy poco pero sí es cierto que la transferencia fue focalizada. La asistencia generó un piso de protección mayor que el que tenía antes de la cuarentena, en términos de ingresos y contención social. Esto puede ser bueno, pero hace más dependiente a muchas familias pobres de la asistencia pública, cuando lo que necesitan es más y mejor trabajo. Hay otros beneficios, como el fortalecimiento de los sistemas sanitarios. Hoy está en un piso más alto que antes de la cuarentena, pero en una sociedad más desigual, con hogares con menos o peores trabajos.
T: El Presidente señaló que la pandemia visibilizó a los millones de habitantes que Estado no tenía registrados, a partir de la solicitud de la IFE
A.S.. A quienes hacemos investigación social no nos sorprendió. Sorprende que la sociedad se sorprenda. En parte esto ocurre porque todavía el Estado no tiene un diagnóstico acertado de los problemas estructurales que atraviesan a nuestra sociedad. Venimos diciendo que un tercio de los hogares tiene pobreza estructural. Ahora descubrimos que hay cinco millones de hogares que están fuera de la protección social. A nosotros no nos sorprende. Lo que sorprende es que los gobiernos lo descubran cuando enfrentan situaciones de crisis.
T: El ministro (Matías) Kulfas dijo también que hoy nueve de cada diez hogares tienen algún ingreso proveniente del Estado.
A.S.: Supongo que llegan a ese número contando jubilaciones y pensiones. Nosotros identificamos que hay cinco de cada diez hogares en el AMBA que están siendo asistidos por un programa social, siendo que antes de la cuarentena estábamos en tres de cada diez. Se buscaba transmitir ingresos a la sociedad para crear un piso de colchón y seguridad. En parte el gobierno lo ha logrado. Pero no es suficiente para evitar que en al menos una parte de los más pobres aumente la inseguridad alimentaria severa.
UCA: casi la mitad de los trabajadores del AMBA est sin actividad
El trabajo agrega que 22% trabaja menos horas y sólo 26,4% sigue trabajando como siempre o más horas.
Esta situación es más “adversa” en el conurbano bonaerense que en la Ciudad de Buenos Aires (CABA), según los datos de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) Covid-19.
En el conurbano, 9,8% de los trabajadores perdió el empleo o se quedó sin trabajo y 41,6% está suspendido o debió dejar de trabajar, mientras que en la Ciudad esos porcentajes son 3,3% y 32%, respectivamente, precisa la investigación.
Al segmentar en los hogares pobres, los mismos guarismos se amplían a 15,4% entre quienes perdieron empleos y 52,8% las personas que están suspendidas o debieron dejar de trabajar en el conurbano.
Entre los hogares pobres de CABA, 5% perdió el empleo y 33,3% de las personas que trabajaban están suspendidas o tuvieron que dejar su actividad.
El mismo informe ubica en 19,8% a las personas ocupadas en el AMBA que no tuvieron ingresos, 44,2% tuvo ingresos inferiores a los habituales y sólo 36% pudo disponer de los mismos ingresos.