La esclerosis múltiple es una enfermedad
La pandemia por Covid-19 es una extrema circunstancia de aislamiento para la sociedad en su totalidad, que se acentúa aún más en toda patología crónica. A esto debe sumarse que el aislamiento condiciona e interrumpe no solo los vínculos personales habituales, sino también todas aquellas prácticas asociadas a la rehabilitación de la persona con esclerosis múltiple, tanto físicas, como emocionales. Las posibilidades de contagio limitan la asistencia a los centros de rehabilitación, lo cual representa no solo una pérdida en lo físico, sino también en las interacciones personales con otras personas en situaciones similares. De la misma manera, la pandemia condiciona el funcionamiento de los grupos de apoyo para pacientes y familiares, y obviamente la asistencia psicológica que muchas personas requieren.
El problema de la pandemia suma una importante complicación adicional: por el terror al contagio muchas consultas médicas son tardías. La pandemia por Covid-19 debe enfrentarse con respeto por la posibilidad del contagio, cumpliendo todas las normas que limiten la diseminación viral, pero no con terror. El terror paraliza, y esa parálisis en la acción hace que los pacientes lleguen en ocasiones muy tarde a la consulta con síntomas que se tratan tarde, que podrían haber sido reversibles, y cuya dilación determina secuelas definitivas. En ocasiones, algunas consultas pueden resolverse de manera virtual, y la telemedicina ha cobrado un gran desarrollo en los últimos meses. Sin embargo, en diversas situaciones es inexorable la consulta presencial, tomando todos los recaudos pertinentes. Las patologías no asociadas a la infección por coronavirus continúan existiendo y requieren tratamiento oportuno. En definitiva, y al decir del doctor Alfredo Miroli, esta situación se debe enfrentar con “prudente temor pero no con patológico terror”.
*Médico. Jefe del Servicio de Neuroinmunología y Enfermedades Desmielinizantes de Fleni.