El director mundial de la fundación pontificia Scholas Ocurrentes, José Maria del Corral, planteó la necesidad de que la conectividad en tiempos de pandemia sea considerada un
“derecho humano esencial, así como el agua”, sobre todo para niños y adolescentes; y advirtió sobre el deterioro en la salud mental de este grupo etario en tiempos de aislamiento.
En una entrevista con Télam, Del Corral -que trabaja hace más de 25 años al lado de Jorge Bergoglio- adelanta el mensaje que el papa Francisco dará desde el Vaticano el próximo viernes 5 -Día Mundial del Medio Ambiente- para relanzar un Pacto Global Educativo, con una especial representación desde Argentina, ya que participarán la primera dama Fabiola Yañez y jóvenes de barrios populares.
-Del Corral, ¿qué respuestas le está dando Scholas a los jóvenes en medio de la pandemia?
-En mayo debimos suspender un encuentro previsto con el Papa y, simultáneamente, comenzamos a recibir llamados de docentes italianos, preocupados porque sus alumnos no respondían las tareas y estaban angustiados. Era un SOS. Así comenzamos a amar encuentros virtuales con chicos italianos para motivarlos. Los veíamos angustiados, nerviosos. En las cuatro semanas posteriores empezaron a sumarse de España, Portugal, México, Estados Unidos, hasta alcanzar 200 ciudades del mundo. También de Argentina, de donde están participando 1.800 escuelas de 17 provincias. Ya llevamos 14.000 experiencias en todo el mundo.
-¿Qué evaluación hacen de esos encuentros virtuales?
-El comité de cátedras Scholas -que incluye a 140 universidades del mundo, entre ellas la de Buenos Aires y Córdoba- armó un comité científico y empezó a medir una escala emocional en cada encuentro. Lo que se observó es que las curvas de angustia, depresión, incertidumbre, tristeza y soledad bajaron y comenzaban a subir la de alegría, motivación y esperanza.
-¿Qué piensa el papa Francisco sobre eso?
-Nos llamaron del dicasterio para el Desarrollo Humano del Vaticano, que armó un comité de crisis para analizar la pandemia y nos pidieron que Scholas se sume al grupo de salud mental y espiritual. Nuestra propuesta y metodología de trabajo pueden ayudar a generar salud mental en los jóvenes. También la OMS tomó contacto con nosotros y funcionarios de la Unesco están participando de las reuniones virtuales, interesados en este fenómeno. No es un tema pastoral ni educativo, sino inmunológico y endocrinológico, asociado a emociones negativas.
-¿Cómo cree que el aislamiento está afectando a los jóvenes?
-El encierro está subiendo a pico las emociones negativas de los adolescentes en el mundo entero. Está trayendo más suicidios de adolescentes, más violencia familiar donde los adolescentes son víctimas, más abusos. Estas charlas virtuales, que se basan en la cultura del encuentro que forma parte de la pedagogía del Papa, producen un cambio de emociones, disminuye el nerviosismo, la intranquilidad y la tristeza sin medicación. La curva de la salud emocional es más larga y profunda que la física, y es más lenta de bajar. Yo creo que los adolescentes representan un sector de riesgo, más que los niños y los adultos.
El encierro está subiendo a pico las emociones negativas de los adolescentes en el mundo entero”
-¿Cree que el sistema educativo argentino se adaptó bien a la pandemia?
-No. Lo que ya nosotros veníamos diciendo ante de la educación en general, y la necesidad de un aula sin paredes, ahora se patentiza más. No sirve dar las mismas clases por internet. Aparte la mayoría de los chicos no tienen conectividad. No se trata de agregar currícula a las materias, no pasa por ahí. Lo que veo son docentes de lujo y de fierro que, con dos fósforos, hacen que un chico pueda salir adelante. En medio de una situación de guerra, hay docentes que tiraron la toalla, pero muchos otros están haciendo lo imposible, desviviéndose para poder contener a los chicos y mantenerlos de pie en medio de la pandemia.
-¿Cómo afectan los problemas de conectividad?
-Nosotros estamos trabajando con del Barrio 31, la 1.11.14, de la escuela social de la UBA, en barrios de emergencia, donde gastan el poco crédito del celular para estar conectados, lo mismo algunos maestros. Se desviven por no estar afuera. Por eso vamos a volver a presentar en los organismos internacionales una denuncia de que no se está garantizando dos derechos fundamentales: el agua y la conectividad. Son derechos humanos. No es un privilegio, donde hay un pibe tiene que haber conectvidad.
Si queremos cambiar un país, hay que cambiar la educación, lo mismo si queremos cambiar el mundo”
-¿De qué se trata el Pacto Global Educativo que va a relanzar el Papa el próximo 5 de junio?
-El Papa dará una pista interesante en el Día Internacional del Medio Ambiente, en medio de pandemia global. Hablará de los jóvenes y la educación, retomando conceptos de la Laudato Sí, que habla de la necesidad de transformación del ser humano. Si queremos cambiar un país, hay que cambiar la educación, lo mismo si queremos cambiar el mundo. Y eso no se cambia con leyes o decretos de los gobiernos, sino de abajo hacia arriba, escuchando a los jóvenes. Será un encuentro virtual con jóvenes, docentes y padres de distintas ciudades del mundo; y el Papa estará entre ellos y les dará su mensaje.
-¿Habrá una participación de Argentina ese día?
-Sí, claro. Habrá una participación de la primera dama Fabiola Yañez, así como de otras primeras damas de Latinoamérica, y el Caribe, que se han sumado en diciembre a esta gesta del Papa para hacer realidad el pacto educativo y se comprometieron a acompañarlo. Además habrá chicos del barrio 31, la 21-24 y del colegio Michael Ham de San Isidro, cada uno desde sus lugares respetando la cuarentena.
-Por último, ¿están trabajando en forma coordinada con otros sectores del gobierno nacional?
-Sí, el presidente Alberto Fernández lo ha dicho en muchas oportunidades, y comparte la visión que tiene Francisco a nivel mundial, no solo en economía, sino en general en todos los temas. Lo dijo el primer día que asumió y muchas veces aún durante la pandemia, como ese concepto de que nos salvamos todos juntos o nos morimos, y que estamos todos en el mismo barco.