Carina Zampini conductora: qué tiene de sus heroínas de telenovela

de El gran premio de la cocina (a las 16.30 por El Trece), Zampini parece haber encontrado la horma de su zapato.

Desde 2015, cuando debutó como coequiper de Gerardo Rozín en el magazine matutino Morfi, todos a la mesa (Telefe), la actriz fue definiendo cada vez más su rol como conductora y hoy se luce como cabeza del reality de cocina.

Después de aquella experiencia, en la que le fue muy bien, probó brevemente con otro ciclo, Despedida de solteros, junto a Marley. Y desde 2018, es la gran maestra de ceremonias de El gran premio de la cocina. Si bien acá también forma dupla, junto a Juan Marconi, la voz cantante la lleva Carina. A esta altura, por oficio ganado con creces.

Son muchas las actrices que se instalaron como conductoras y lo hacen muy bien, desde Andrea Politti a Mariana Fabbiani y una larga lista de quienes lo hicieron en su momento, como Georgina Barbarossa y Carmen Barbieri, sin olvidar a las reinas de este cruce, Susana Giménez,Moria Casán y obviamente, Mirtha Legrand y su actual sucesora, Juana Viale​.

Pero, tal vez, Zampini es la que más recurre a sus herramientas como actriz, sobre todo en esta nueva temporada, la octava, del ciclo que tiene como jurado a Felicitas Pizarro, Mauricio Asta y Christian Petersen​.

No por nada Zampini fue la reina de las telenovelas, sobre todo cuando formó dupla con Sebastián Estevanez en dos súper éxitos como Dulce amor, en 2013, y Camino al amor, en 2014. Para entonces, la actriz ya había recorrido un largo camino en el género desde su debut en 1995, como Carla Lucero, la malvada de antología que compuso en Por siempre mujercitas. Y que se cruzó a otras ficciones.

Ahora, ​presentando los platos de los cocineros en competencia, Zampini se volvió especialista en manejar los tiempos y ritmos que necesita el reality, con cruces entre participantes y situaciones picantes que también involucran a los miembros del jurado.

Si bien el programa, por su formato, tiene momentos de tensión, nunca falta el sentido del humor. Y la conductora lo sabe, aportando mucha picardía en los comentarios y aprovechando el juego con las cámaras que conoce el pie de la letra, además de meter un poco de suspenso, algo que le sale de taquito después de tantas escenas grabadas en las ficciones.

Si hace falta imponer autoridad, a Zampini tampoco le tiembla el pulso para ubicar a alguno de los participantes en su rol: después de todo, ella es quien tiene la batuta frente a cámaras.

Y, si hablamos de generar climas, lo que le viene saliendo muy bien es su juego de seducción con Petersen, que se convirtió casi en un segmento propio del programa.

Muchas miradas sugerentes, bastante misterio en el juego cruzado de frases y sin titubeos a la hora de darse un beso con el jurado generaron que muchos “compraran” el romance entre ellos como real.

Acostumbrada a que el público de las telenovelas, en su fanatismo por una historia, mezcle realidad y ficción, a Carina le está resultando fructífero ponerle marca propia a su rol de conductora apelando a todos los condimentos que rescató de sus heroínas de melodramas.