
El presidenteDonald Trump está lejos de ser un hombre que provenga de los sectores conservadores del medio oeste o el sur estadounidense.
Según el sitio web de hip-hop, RapGenius, que recopila las letras con anotaciones de los fanáticos, existen más de 300 versos de canciones de rap registrados sobre Donald Trump antes de 2015. Según el sitio web FiveThirtyEight, el 19% de las canciones del estilo escritas sobre el actual presidente eran negativas, mientras que el 60% lo retrataban de un modo positivo o usaban su figura para comparar su riqueza. La imagen que Trump proyectaba de sí mismo era altamente atractiva para los jóvenes de la comunidad afroamericana: un supuesto self-made man que se mostraba altanero en los medios y orgulloso de su fortuna. Esto conectaba con el hip-hop, cuya narrativa aspiracional siempre fue central en su discurso. Su best-seller, The art of the deal, fue un libro sumamente leído y citado por los raperos durante los años noventa y la primera mitad de los 2000. Antes de su carrera política, fue parte de una controversia que involucró una canción de Mac Miller, que llevaba como título “Donald Trump”. El magnate primero felicitó al rapero blanco por el hit, pero luego estalló en Twitter debido a que aseguraba que Miller le había negado su derecho a obtener regalías por el éxito de la canción.
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A Donald Trump siempre le gustó mostrarse con personajes de la industria del espectáculo en público. Visitaba frecuentemente el programa de radio de Howard Stern, e incluso recibió al rapero, mega productor, empresario y diseñador de moda Kanye West en su Trump Tower luego de ser electo presidente. Stern, quien incluso llegó a ser un amigo personal del actual mandatario norteamericano, llegó a decir que seguramente Trump se sentía mal por el desprecio que provenía de sus viejos compañeros de salidas. El grueso del star system estadounidense encuentra en el presidente al enemigo público número uno. A pesar que hasta hace poco tiempo era uno de ellos, ahora representa todo lo que detestan. Luego de su elección, y especialmente a partir del auge del movimiento Black Lives Matter, las descripciones de Trump en las canciones de hip-hop pasaron a ser extremadamente negativas. West fue duramente criticado por sus pares cuando se fotografió junto al presidente. E incluso participó de las marchas en su Chicago natal tras el asesinato de George Floyd, en lo que fue considerado un giro de su postura frente al presidente.
La asunción de Barack Obama en 2009 fue un gran momento para la comunidad afroamericana y para el star system liberal del país. Por primera vez, un presidente recibía a raperos en la Casa Blanca, como había hecho Jimmy Carter con los rockeros sureños de su Georgia natal en los setenta o Bill Clinton con sus héroes de jazz durante los noventa. Si Carter citaba a Bob Dylan en sus discursos, Obama lo hacía con letras de Jay-Z. El fuerte vínculo del ex presidente con estos sectores dejaron aislado a Trump en ese aspecto. A pesar de que quienes lo conocen suelen comentar que la situación le “molesta” sobremanera, el actual mandatario no duda en atacarlos y acusarlos de estar en disonancia con lo que siente “el hombre común” estadounidense. Al igual que en las últimas elecciones, estos sectores desempeñarán un rol importante en los comicios de noviembre próximo. Especialmente a la hora de lograr la movilización de los jóvenes o de articular demandas insatisfechas contra el gobierno. Trump ya los derrotó en 2016, cuando las principales figuras de la cultura del país apoyaron a Hillary Clinton. Está por verse si este año vuelve a suceder lo mismo.
*Abogado y analista internacional.






