La desoladora historia de Val Kilmer y su cáncer de garganta

Val Kilmer, actor y sex symbol de los años ’80, casi no puede hablar: un cáncer de garganta le sacó la mayor parte de su voz. Pero el artista californiano asegura

que ya está recuperado: “Rezar ha sido mi tratamiento”, sostiene.

En 2015 se sometió a una traqueotomía. “Extraño mi voz”, comenta. “También, mi risa: ahora me río como un pirata”, dice Val Kilmer, artista californiano, que entre otros papeles se puso en la piel de Jim Morrison, en la película sobre el líder de The Doors.

A los 60 años, Val perdió la voz pero no las ganas de contar su vida. Alejado de las grandes producciones de Hollywood desde hace tiempo, Kilmer publicó un libro de memorias -se llama Soy el hombre que buscás– y, durante la pandemia de coronavirus, se convirtió en best seller.

Su fe, dice, está inspirada “en las enseñanzas” de su gran obsesión: la escritora estadounidense Mary Baker Eddy, fundadora de la centenaria Iglesia de la Ciencia Cristiana que, según sus adeptos, es capaz de curar enfermedades.

Michael Douglas y Val Kilmer, a mediados de 2000.

La vida de Kilmer -tal como plantea el sitio XLSemanal.com– estuvo siempre ligada a esta secta nacida en Boston en 1879, cuya membresía heredó de sus padres.

Estudió, incluso, en una escuela de la organización hasta la secundaria (fue al mismo instituto que Kevin Spacey, donde comenzó a desarrollar su pasión por las artes escénicas).

Su via crucis con la enfermedad comenzó en 2014, cuando recorría los Estados Unidos con su monólogo Citizen Twain, al que le había dedicado 20 años. Estaba feliz.

Val Kilmer, en “Batman”.

Antes de la gira, sin embargo, ya se había despertado rodeado de sangre en su casa de Malibú. Y una noche en Nashville sintió un repentino nudo en la garganta: le costaba tragar.

El diagnóstico fue claro, aunque según Kilmer no era cáncer, sino “una expresión física de sus problemas y miedos”.

Con la crisis económica de 2008, había perdido la mayor parte de su mansión de 25 kilómetros cuadrados en Nuevo México.

Val Kilmer, con Angelina Jolie, en la presentación de “Alejandro Magno”.

Su carrera, además, estaba en decadencia, ya que había maltratado a mucha gente en los rodajes. Pero lo vio claro. Necesitaba alejarse y reacomodar su alma. La cura no vendría de la medicina. Su asesor espiritual lo ayudaría a rezar para que su cuerpo dejara de “manifestar algo que se puede diagnosticar como una enfermedad”.

Sus hijos nunca siguieron sus pasos hacia el cristianismo científico. Mercedes y Jack Kilmer, de 28 y 24 años, fruto de su matrimonio con la actriz Joanne Whalley, sabían que, si al cáncer no se lo frena, te mata.

Por eso, insistieron y lo convencieron. “Su miedo era profundo y no quería estar sin ellos”, explica el actor.

Kilmer se sometió a una cirugía, seguida de quimioterapia y radioterapia. “Me destrozaron la garganta, sigue seca como un hueso”, dice.

Desde entonces, su vida depende de dos tubos: la cánula en la garganta para respirar y una sonda directa al estómago con la que se alimenta a base de líquidos.

Así, devora programas como Top Chef, mientras sueña con el día en que comerá de nuevo. “Cuando eso pase terminaré como Orson Welles”, bromea.

Estos años han sido difíciles para él, con escasas ofertas de trabajo, la muerte de su madre -lleva a todas partes un collar de turquesas y coral que heredó de ella- e infrecuentes apariciones públicas en las que se cubre el cuello con pañuelos.

El secreto sobre su enfermedad era total hasta que Michael Douglas reveló que su compañero de reparto en Garras, de 1996, se había enfrentado, como él, a un tumor en la garganta.

Kilmer lo negó a través de su cuenta de Facebook: “No tengo ningún tipo de cáncer”.

Más tarde, contó que Douglas le había enviado una carta de disculpa. “Michael es un tipo con clase”, remarcó.

Kilmer sigue negando haber sufrido cáncer, Y dice que lo venció “gracias a Dios”: en los rezos, pudo ver “qué hizo que el miedo se manifestara en mi cuerpo”. Solo así, avanza, consiguió cruzar al otro lado, donde hoy su vida es lo que quería que fuera.

Ahora, trabajar es su obsesión. En el último año, ha actuado en cuatro películas, incluida la segunda parte de Top Gun, el filme que en 1986 le abrió las puertas de Hollywood tras haber rechazado papeles en Blue Velvet, de David Lynch, o en Rebeldes, de Francis Ford Coppola.

Kilmer no puede revelar nada sobre la película que, debido al coronavirus, aplazó su estreno, previsto para julio, a diciembre. Esta vez, su personaje, Iceman, es amigo de Maverick, el de Tom Cruise… Y hasta aquí puede contar.

Goldie Hawn y Val Kilmer en “The Doors”.

En su memorias confiesa que como nadie lo llamaba para la secuela decidió hacerlo él. “No sólo me contacté con Tom y los productores, sino que he creado escenas desgarradoras con Iceman. Fue genial”.

Como parte de sus vivencias, también, Kilmer revela la importancia de Cher, su novia en los ‘80, para superar el cáncer. El actor se alojaba en la casa de la diva cuando sufrió una de sus primeras crisis. “Vomité tanta sangre que la cama parecía una escena de El Padrino”, escribió.

Kilmer -eso dice él- lleva 20 años sin pareja, pero en sus memorias repasa algunas de sus conquistas. De todas ellas, Daryl Hannah, con quien mantuvo un romance en 2001, fue la que más dolor le causó. Tras la ruptura, asegura, lloró durante medio año. “Supe que la amaría siempre y todavía estoy enamorado de Daryl”.

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Confiesa también haber estado enamorado “desesperadamente” de la cantante Carly Simon y, sobre Angelina Jolie, con quién coincidió en Alejandro Magno, afirma: “Cuando la gente me pregunta por Angelina, digo que es como otras mujeres y otras superestrellas, pero más maravillosa, más sabia, más trágica, más mágica, más castigada. No veía la hora de besarla y comprarle un avión cuya estela dejara escrito en el aire: ‘V love J’”.

WD

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