No parece una serie estadounidense. Dicho sin la menor intención de elogiar o criticar a partir de esta percepción. La frase inicial, cargada de subjetividad, viene a cuento de su matriz,
que ni siquiera parece prima de sus coterráneas. Tiene como un ritmo británico, que bien podría haber sido concebida por la maravillosa cadena de ITV. Pero no: Defending Jacob es una gran producción de Apple TV+, sin vértigo, ni clichés, ni regodeo de su recorte urbano. La cámara va al ombligo de una familia, que entiende que el enemigo está afuera, para animarse a buscarlo adentro.
La serie de ocho episodios, estrenada en esa plataforma el 24 de abril y disponible en la Argentina, comienza con dos lugares comunes, que amenazan con abrir esa compuerta de lo previsible. Pero, al seguir viendo, da la sensación de que se quitaron esas dos balas de encima, para luego zambullirse en un relato que trasciende el registro tradicional de drama criminal con el que se presenta.
Los dos disparos iniciales, entonces: un juego de roles para un fiscal asistente que arranca sentado en el banquillo, con la bandera de los Estados Unidos marcando la cancha, y luego con un salto al pasado. Y, sobrevolado ese momento en el que uno duda si seguir o abandonar porque imagina lo que viene, lo que viene justifica ampliamente la opción A.
Familia ¿feliz? Laurie (Michelle dockery), Jacob (Jaeden Martell) y Andy Barber (Chris Evans).
Se ve entonces al fiscal adjunto del distrito donde transcurre la historia, Andy Barber (un gran trabajo de Chris Evans), en una escena doméstica, despertando al hijo, el Jacob del título, un adolescente con quien mantiene un vínculo de admiración mutua. Al menos eso parece de entrada.
La cámara muestra la armonía de esa casa de tres habitantes, que se completa con Laurie Barber, esposa y madre, interpretada por Michelle Dockery. El día pinta habitual para ellos, con Jacob (Jaeden Martell) en el colegio, espacio que se convierte por unos segundos en el escenario principal. Miedo. A lo que sucede afuera. Uno de los alumnos apareció muerto a un costado de la nada. Hasta ahí llega Barber, en el comienzo de la investigación. Y los caminos se empiezan a cruzar, más allá de lo parental.
Porque el interrogatorio larga sus primeras preguntas entre el alumnado, como para reconstruir qué era de la vida de Ben, si tenía enemigos, si tenía problemas, si tenía algo que pueda explicar o ayudar a entender su asesinato.
Y el primer episodio no pierde tiempo: la figura de Jacob recibe varios dedos acusadores. El chico, de 14 años, comienza a erigirse como el principal sospechoso, entre silencios, hipótesis y prejuicios. ¿Y verdad?
Conviene seguir viendo, no sólo para averiguar quién mató a Ben, sino para ser testigo de la transformación de esa familia ideal del arranque a esta suerte de clan que mezcla lealtad con desconfianza, más miedo, más complicidad, más duda, más vulnerabilidad, ¿más culpabilidad?
Andy y Laurie, un matrimonio en jaque.
Claro que importa saber quién fue el autor de los hechos, pero Defending Jacob se anima a ir sacando, de a una, las capas de los vínculos cruzados, entre padres e hijos, entre hogar y fiscalía, entre amigos y enemigos, entre sospechas y certezas.
La trama va creciendo en intensidad -la serie está basada en la novela homónima de William Landay-, gracias a la dirección del noruego Morten Tyldum, el hombre al que seguramente hay que darle los créditos de la matriz que no marida con la mayoría de los dramas criminales estadounidenses.
Ficha
Calificación: Muy buena
Drama criminal Protagonistas: Chris Evans, Michelle Dockery y Jaeden Martell Director: Morten Tyldum Creador: Mark Bomback Emisión: 8 capítulos en Apple TV+.
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Clarín
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