Deuda: la incómoda línea que une a la Argentina, Ecuador y Sudáfrica

invisible que une a los tres países.

Un resumen breve. Ecuador, uno de los países de la región más golpeado por el COVID-19, está a punto de cerrar un acuerdo con sus acreedores en una negociación que llevó menos de dos meses.

Las autoridades argentinas saben, desde hace 11 meses (la noche de las PASO) que tendrían que lidiar con el problema, y aún no han logrado resolverlo.

Finalmente, en Sudáfrica sufrieron una disparada del déficit fiscal y del riesgo país que llevó al gobierno de ese país a anunciar un muy severo plan de ajuste. Para convencer a la población, el número 2 del Banco Central sudafricano tuvo que decir. “Nos arriesgamos a ser como Argentina: incapaces de pagar nuestra deuda, ceder nuestra soberanía a los acreedores externos y limitar el papel de desarrollo del estado”.

Es posible que la diplomacia argentina ni se haya enterado de esto.

Lo cierto es que Argentina recién hizo su primera propuesta formal a los acreedores a mediados de abril. Desde entonces, debió modificar la oferta en tres oportunidades. Hasta que el domingo pasado el ministerio de Economía aseguró que “era la última” mejora que se haría. El representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, reforzó el mensaje de una manera llamativa. “Ahora es en serio” declaró.

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La negativa de Black Rock y otro fondo de inversión a aceptar la oferta, pese a la sustancial mejora que la versión 4 tiene sobre la versión 1, hace presuponer que no está dicha la última palabra, de ninguna de las dos partes, el Gobierno y los acreedores.

Distinto fue el caso de Ecuador, que se enfocó en resolver lo más rápido posible el tema deuda, priorizando más que nada patear los vencimientos para despejar de pagos los próximos años. Las negociaciones empezaron el 2 de junio.

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El presidente Lenin Moreno explicó días atrás el trazo grueso del acuerdo: “Nuestro actuar serio y transparente al cumplir con el pago de nuestras deudas hoy nos permite lograr que en los próximos diez años el país libere más de 16 000 millones de dólares de pago de deuda. Eso significa que esa cantidad de dinero comenzaremos a pagar desde el 2030, cuando Ecuador haya superado esta dura crisis. Adicionalmente, el total del capital de la deuda bajará en más de 1.500 millones de dólares porque logramos bajar la tasa de interés de 9,2 a 5,2 en promedio. Además, tendremos cinco años de gracia para pago de capital y dos años para pago de intereses.” Entre los acreedores que está a punto de firmar el acuerdo, talla fuerte Black Rock.

En Sudáfrica la pandemia acentuó una crisis económica que ya venía de tiempo atrás. Los números hoy: la economía sufrirá este año una contracción económica del 7.2%, la peor en casi un siglo, el déficit presupuestario alcanzará un 15.7% del PBI, más del doble de lo previsto inicialmente y la deuda total del país alcanzará el 81.8% del PIB, unos 15 puntos porcentuales más que las proyecciones previas a la crisis de la COVID-19.

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Esto explica por qué el riesgo país de Sudáfrica saltó de 300 a 712 puntos en marzo y hoy se ubica en 513 puntos, bien abajo de Argentina, pero entre los más altos del mundo. Esa disparada hace pensar a los mercados que Sudáfrica intentará reestructurar su deuda.

Pero más allá de los números, lo que importa es lo que dijo el vice presidente del Banco Central de ese país, Kuben Naidoo.

“Nos arriesgamos a ser como Argentina: incapaces de pagar nuestra deuda, ceder nuestra soberanía a los acreedores externos y limitar el papel de desarrollo del estado”, tal lo que se pudo leer de una columna de opinión publicada esta semana en el diario sudafricano Business Day.

Así están las cosas hoy: Argentina se toma largos meses para resolver su problema. Ecuador lo estaría sacando adelante en menos de dos meses. Sudáfrica asusta a su población ofreciendo la imagen de Argentina.