La efímera recuperación del consumo masivo que se insinuó en el primer trimestre del año, volvió a quedar sepultada en junio, cuando ni siquiera el aguinaldo logró impulsar las ventas. El
volumen vendido por los supermercados, autoservicios y comercios de barrio, cayó 3,2% a nivel interanual, según la consultora Scentia.
La variación resultó negativa tanto en las grandes cadenas de supermercados como en los autoservicios independientes y comercios de cercanía (-1,5% y -4,5% respectivamente).
Esta curva descendente en el nivel de compras de la población se dio junto con una desaceleración del precio promedio ponderado, una tendencia que comenzó en marzo y que desnuda la recesión de la economía. Por ejemplo, hasta mayo, el nivel de subas de precios en todo el mercado, según Scentia, ascendía al 53,9% y en junio bajó al 49,5%.
Esta desaceleración, imperceptible para el bolsillo de los consumidores, se explica en que muchas promociones de los supermercados que antes se implementaban solo los fines de semana, ahora también se aplican durante la semana. Y además porque el perfil el perfil de productos que se compra son de menor precio.
Osvaldo del Rio, analista de Scentia, cuenta que “los autoservicios independientes sufrieron caídas en todas las canastas y las cadenas de supermercados tuvieron crecimientos leves en canastas básicas, como las de alimentos, limpieza e higiene. Y algo mayor en bebidas con alcohol”. El analista destacó además, que los relevamientos muestran “una situación más negativa en el Interior del país, especialmente en los autoservicios. En este sentido, la caída general del mercado, del 3,2% se explica por mermas del 2,7% en el AMBA y del 4,2% en el Interior.
Al analizar los datos según las categorías, la caída en los volúmenes estuvo mas marcada en las bebidas sin alcohol (-13,4%) y los productos impulsivos, como las golosinas, que cayeron 9,6% en el total del mercado. El único ítem positivo fue el de “desayuno y merienda”, según Scentia, con una suba de apenas 0,2%, seguramente impulsada por los mayores consumos de infusiones y galletitas, derivados del “home office”.
Maximiliano Doff director de Analytic de Nielsen, que también monitorea el mercado de consumo masivo, coincide en que “el consumo total en Argentina está cayendo” (en el bimestre abril-mayo la caída fue del 10% versus el mismo bimestre del año anterior para esa consultora). Sin embargo, en junio, Nielsen detectó una suba del 5,8% en su medición específica sobre las grandes cadenas de supermercados.
Esto se debe, según el analista “no a una recuperación genuina del mercado sino a un movimiento de los consumidores hacia las grandes bocas de supermercados.
“La caida del consumo está motorizada por el canal tradicional, almacenes y quioscos. También en los bares y confiterías, que viven mas de la circulación de gente y pierden relevancia en volumen de ventas”, dice Doff. “Esto genera más movimientos hacia los supermercados, que tienen toda la dinámica del e commerce que pasó a triplicar su peso en el negocio; la opción de acceder a todos los productos sin salir de casa o de una sola vez y de evitar recorrer distintos lugares porque se encuentra todo en un solo lugar”, dice.
Otro factor que atrae más ventas es que el canal tiene los precios más controlados porque no admiten listas con aumentos según la exigencia del Gobierno. “Ademas de los precios cuidados que ofrecen una alternativa menor de precios”, explica el analista.
En cuanto al canal de los autoservicios, en el que se incluyen comercios con menos de 500 metros cuadrados, la merma fue del 4,1% en promedio, según la consultora Focus Market, que utiliza la metodología de Scanntech. “Esto se dio luego de tres meses de variaciones positivas”, analizó Damian Di Pace, de esa consultora.
De acuerdo con este relevamiento, el valor del ticket promedio en estos comercios fue de $460 el mes pasado, incluyendo seis unidades de compra, en promedio.
Según Di Pace, “el ticket de alimentos es el que más creció en valor y unidades a partir del aislamiento obligatorio seguido por la compra de limpieza”, Y destaca que “esto cambió la relevancia en la facturación de las categorías para el canal: la canasta básica es el driver de crecimiento mientras bebidas es la más afectada”, señaló.
Según los analistas, lo que ocurra con el consumo hacia adelante, o hacia fin de año, dependerá en gran medida de lo que pase con las restricciones vinculadas a la pandemia. Pero desde ya, en un contexto que viene desfavorable desde el año pasado, por la perdida del poder adquisitivo frente a la inflación, seguramente no va a terminar siendo un año positivo, evaluó el experto de Nielsen.
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