Cuando Oumuamua -una roca de 400 metros- fue avistada en 2017, los astrónomos suponían que llegarían nuevos “turistas espaciales” hasta nuestro vecindario. Y no se equivocaron. El año pasado
fue el turno de Borisov, un cometa venido de otra estrella para “morir” en nuestro espacio. Sin embargo, no sería el único inmigrante reportado. Un estudio reciente logró identificar 19 misteriosos asteroides que gravitan entre Júpiter y Neptuno, que también se habrían creado fuera de nuestros límites solares.
El hallazgo fue realizado por científicos del Instituto de Geociencias y Ciencias Exactas de la Universidad Estatal de San Pablo (IGCE-UNESP) en Río Claro, Brasil -el mismo equipo que descubrió el asteroide Bee-Zed– y fue publicado en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society.
La inmigración de asteroides provenientes de otros sistemas estelares se produce porque el Sol se creó inicialmente en un cúmulo muy compacto, donde cada estrella tenía su propio sistema de planetas y asteroides. La proximidad existente entre las diferentes estrellas -ayudada por las fuerzas gravitacionales de los planetas- hizo que los sistemas pudieran atraer, expulsar o capturar asteroides de otras regiones.
“El Sistema Solar se formó hace 4.500 millones de años a partir de un vivero de estrellas, con sus sistemas de planetas y asteroides. Las estrellas estaban lo suficientemente cerca unas de otras como para fomentar fuertes interacciones gravitatorias que llevaron a un intercambio de material entre los sistemas. Por lo tanto, algunos objetos que ahora están en el Sistema Solar deben haberse formado alrededor de otras estrellas”, advierte María Helena Moreira Morais, una de las dos coautoras.
Recreación artística de “‘Oumuamua”, el primer objeto interestelar captado a su paso por el sistemas solar proveniente de otro. (DPA)
Los planetas y los asteroides originados en el propio Sistema Solar se formaron a partir de un fino disco de gas y polvo. Por esta razón, todos ellos se mueven en un plano del disco similar. Si los centauros en cuestión se hubiesen originado en el mismo lugar, también deberían moverse en la misma dirección.
Los centauros son uno de los objetos más intrigantes del sistema solar. Todos pertenecen a la familia de los asteroides y gravitan entre gigantes gaseosos. Algunas veces se comportan como cometas y sus órbitas son muy difíciles de predecir.
Estas características orbitales a menudo se toman como un signo de su pasado violento en el sistema solar, una noción reforzada por su llamada inestabilidad. Lo cierto es que una órbita Centauro se integra hacia adelante o hacia atrás en el tiempo: en algún punto terminará por golpear al Sol, a los planetas o será expulsada del vecindario.
“Para investigar el origen de esos objetos, construimos una simulación computacional que funciona como una máquina del tiempo, haciendo retroceder sus trayectorias hasta 4.500 millones de años en el pasado. Esta simulación nos permitió detectar donde se encontraban esos objetos en aquella época”, explica Morais.
Mediante esta simulación demostraron que durante la formación del Sistema Solar, esos objetos giraban alrededor del Sol en órbitas perpendiculares al plano del disco. Y lo hacían en una región apartada de los efectos gravitacionales del disco original.
Hasta hace poco tiempo no era posible distinguir entre los objetos interestelares ajenos y aquellos que se formaron alrededor del Sol. La primera identificación fue la del asteroide Ka’epaoka’awela (Atravesado a Júpiter, en hawaiano). Su particularidad es que se mantiene siempre cerca de este cuerpo masivo gaseoso, pero orbita alrededor del Sol en el sentido opuesto al de los planetas.
“Cuando lo identificamos como un objeto originario de fuera del Sistema Solar, no sabíamos si era un caso aislado o era un miembro de una vasta población de asteroides inmigrantes. En el estudio más reciente, reconocimos 19 centauros de origen interestelar”, afirma la investigadora.
Las futuras observaciones astronómicas y las misiones espaciales profundizarán en estos misterios. “Los estudios de esta población sacarán a la luz información sobre el vivero estelar del que surgió el Sol, la captura de objetos interestelares en el Sistema Solar primordial y la importancia de la materia interestelar para el enriquecimiento químico del Sistema Solar”, dijo Morais.
Con respecto al enriquecimiento químico, vale la pena recordar que el Universo primordial estaba compuesto principalmente de hidrógeno y helio. Los elementos naturales más ligeros de la tabla periódica fueron creados por fusión nuclear en el interior de las estrellas y luego se extendieron por el espacio.
DD
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