Los planes estaban delineados, pero para el flamante billete de $ 5.000. Cuando el Gobierno le bajó el pulgar, el Banco Central tuvo que cambiar rápidamente de idea y buscar dónde imprimir
más billetes ante la falta de uno de mayor denominación.
Y así la Argentina volverá a importar billetes realizados íntegramente en el exterior, como ocurrió durante el kirchnerismo vía convenios con Brasil y Chile, ante la imposibilidad de la Casa de la Moneda local de dar abasto con la emisión necesaria.
Ya está en marcha, a contrarreloj, una licitación pública internacional que se abrió a inicios de este mes y convoca a proveedores nacionales e internacionales que puedan venderle a Casa de Moneda 250 millones de papeles impresos y terminados con la imagen del yaguareté, esto es, billetes de $ 500.
Además, ya estaría casi decidida la importación de una tanda de billetes de $1000 desde Brasil. También hubo conversaciones con la Casa de Moneda y Timbre de España, que se hizo conocida por la serie La Casa de Papel.
En tanto, la Casa de Moneda argentina se concentrará en la producción de billetes de $1000 -el circulante de mayor denominación, para el cual ya compró papel y tinta-, pero complementará la producción con lo que obtenga de la última licitación.
La cuarentena agudizó el problema porque, según los banqueros, duplicó la cantidad de efectivo que se demanda, lo que a su vez dispara los costos de traslado de los billetes.
AQ
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Clarín
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