En medio del desplome de la actividad económica que mes a mes, y de manera oficial, viene informando el INDEC, el Gobierno se aferra a una parte de las estadísticas que
van describiendo el paso a paso de la que posiblemente sea el año más negro, en términos económicos, de la Argentina.
Esos datos que miran los funcionarios son los que dicen que en mayo la actividad repuntó contra abril -el peor mes de la historia- y que en junio se vería una mejora contra mayo, que tal vez se podría estirar a la comparación de julio contra junio.
Claro, los números de las caídas contra igual mes el año anterior se miden en dos dígitos: 26% en abril; 20% en mayo, posiblemente 20% en junio. Pero mayo contra abril dio +10% y junio contra mayo podría marcar un rebote de 7%. En julio, está más difícil: 2% como mucho sería la mejora contra junio.
Como sea, los funcionarios económicos se aferran a esos “minibrotes” no solo para aliviar penas. También para convencerse de que no habría que volver a pensar en un endurecimiento de las restricciones a la actividad comercial y a la movilidad de las personas, por más que los casos positivos hayan dado un salto exponencial la semana pasada.
“Volver a la fase 1 sería una locura, tenemos que aguantar lo que venga, porque no podemos permitir que los números intermensuales vuelvan a dar negativo”, dijeron esta semana en una dependencia oficial donde su responsable máximo no hace otra cosa que mirar todo tipo de variable de la producción.
Al igual que en el gobierno de Macri, hay un seguimiento especial de los despachos de cemento, que mostraron una mejora importante en mayo (14%) y junio (9%). También se está sosteniendo la demanda de energía, otra señal que muestra “en tiempo real” la situación del sector productivo.
El economista Martín Polo señaló que hay mejoras intermensuales pero estamos “lejos estás de lograr que eso sea tendencia, porque la economía no tiene motor de crecimiento”.
En Analytica observan que en julio, “si bien no tenemos los datos cerrados, sí podemos ver en base a la demanda de energía que, pese a la relativa marcha atrás de la cuarentena en el AMBA, la actividad continuó estable e incluso mostró algunos signos de recuperación en la última semana del mes. Principalmente en comercios, industria de alimentos, construcción e industria textil. El promedio del mes lo estimamos en torno a 1,5% (mes sobre mes) pero dejando un arrastre favorable para agosto. La variación interanual se mantiene estable en -20%.”
Naturalmente, las miradas están puestas en el arreglo de la deuda, pero también, en que el Gobierno (ministerio de Producción o Banco Central) liberen los dólares para las empresas, tanto para las que necesitan importar como las que tienen que pagar deudas con acreedores externos. “La circular 7030 fue muy dura, y pese a que están intentando suavizar su impacto, la realidad es que no hay fluidez en la liberación de divisas”, señaló el ejecutivo de una empresa industrial, que también mira, no con mucho optimismo, la evolución mensual de su negocio.
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