Cuarentena flexible: en el primer sábado del “take away plus”, San Isidro se llenó de gente de otros lados

Los pocillitos de cerámica sobre el asiento de una moto, tres amigos de unos 40 años charlan y toman café en la vereda de un bar de San Isidro, que desde esta semana

habilitó a los locales gastronómicos para trabajar bajo la modalidad de “take away plus”, una curiosa forma de llamarle a comer y tomar en la vereda, aunque sin mesas y manteniendo la distancia entre grupos de clientes.

“Yo es la primera vez que salgo en cinco meses”, cuenta Nicolás, de 42 años. “No se bancaba más. De hecho, la realidad es que no se banca más. Estamos encerrados con mis cuatro hijos y mi mujer, ya no doy más, y es un alivio. Estamos tomando todos los recaudos posibles, pero era necesario”, asegura. A su lado, Pedro, el hijo de cuatro años de su amigo “de toda la vida” Patricio, cuenta que tiene un perro.

La escena transcurre en la vereda de Pepino, en Avenida Libertador y Pueyrredón. El restaurantes, fundado en 1961, sacó las sillas de madera a su patio al aire libre y también a la vereda. Unas 40 personas, en familia y grupos de amigos, toman café sentadas al sol con los 17 grados de temperatura de este sábado, el primero desde que entró en vigencia la medida.

Clientes afuera de The Embers, un clásico de zona norte. Foto Marcelo Carroll

Nicolás y sus amigos viven en San Isidro. Pero muchos de los que coparon las veredas llegaron desde otros distritos cercanos, desde Capital e incluso desde la zona sur del GBA, aunque la habilitación para esta modalidad de consumo solo alcanza a los vecinos de cercanía. Entre todos los clientes de otras zonas con los que pudo conversar Clarín, no había un cuestionamiento por estar haciendo algo incorrecto. Muchos no tenían muy claro que el “permitido” era solo para los sanisidrenses. Para otros, es el blanqueo de una situación que de hecho ya viene ocurriendo.

Distancia, sillas y cajones

En la mayoría de grupos que observó esta cronista se mantienen los dos metros de distancia.  En otras circunstancias podríamos hablar de mesas, pero ahora fueron suprimidas por protocolo. Así que muchos usan los cajones de plástico de Coca-Cola para apoyar la bebida o las bandejas de papas fritas, todo en envase descartable. Cada vez que alguien se retira, un mozo rocía alcohol sobre las sillas.

“Take away plus”, dice en letras de tiza amarilla la pizarra negra en la vereda frente al pub Forest Dan. A simple vista parece un día común, fuera de la pandemia por coronavirus, pero las 50 personas que consumen en la vereda usan sillas como mesas para apoyar la comida y no hay rastro de las habituales cervezas. De a grupos de seis, de a tres o en parejas, todos decidieron darse un respiro al encierro del aislamiento y charlan sin tapabocas en la vereda.

Clientes en un bar de San Isidro, este sábado. Foto Marcelo Carroll

Jonathan, de 32 años, admite que es de Belgrano. “Con los chicos no nos veíamos hace cuatro o cinco meses. Siempre respetando las medidas, pero esto está bueno para intercambiar un ratito”, dice, y agrega que esta medida de la intendencia de Gustavo Posse es “como blanquear lo que ya pasa en los parques de la ciudad, donde vas a tomar algo con amigos el fin de semana”. A su lado, Leandro (31) asegura que no dudó en hacerse el viaje desde Quilmes para ver a sus amigos. Ninguno del grupo (son cinco) fue detenido por ningún control.

“Vamos a pelearla para que en nuestro partido también lo apliquen”, afirma Sebastián, de 43 años, en otro grupo afuera de Forest Dan. Llegó con cinco amigos del barrio, de San Martín, donde viven. Una moza toma nota de los pedidos y pide a una pareja que recién llega que busquen asientos: no se puede estar parados.

Choripán al aire libre, en la sucursal de Dandy Parrilla de Avenida Libertador. Foto Marcelo Carroll

Otro cartel en la vereda propone “End the day with a wine” (Terminá el día con un vino), pero salvo a través del delivery no se puede vender alcohol. El propietario del bar, Maximiliano, cuenta que tiene 28 empleados a cargo, que cobran el ATP, y que tuvo que sacar un préstamo para poder sobrellevar los costos del bar prácticamente sin facturación. “Esto es un alivio para nosotros los comerciantes y para que la gente pueda salir un poco. Es un paliativo y ayuda a la reactivación”, señala.

Sin controles

Desde una mesa, María, de 34 años, conversa con seis amigas. Son de Tigre, Escobar, San Isidro, Colegiales, Palermo y Cardales, pero tampoco ellas tuvieron que pasar por un control vehicular, ni las de Provincia ni las que venían desde la Capital. Nadie revisó su documentación en ningún lugar. En las zonas que recorrió Clarín, tampoco vio agentes controlando documentos ni permisos de circulación.

Clientes en la vereda de una heladería de Libertador. Foto Marcelo Carroll

“No nos veíamos hace seis meses. En este tiempo hubo cirugías, cuernos, divorcios, embarazos, aumentos de peso, de todo. Era imprescindible esta juntada“, asegura María sobre el motivo que las llevó con sus amigas a subirse a sus autos y manejar hasta San Isidro. 

Más cerca del río, los jóvenes andan en bicicleta y charlan sentados en picnic sobre el pasto. En Taller, uno de los bares abiertos, unas 30 personas conversan entre vasos rojos en la vereda. Algunos se sentaron en el piso, otros en el sillas de madera. “Cien pesos el vaso de birra”, anuncia un vendedor desde adentro de local.

“No puedo creer de verles la cara sin barbijo“, dice una chica de saquito rosa que habla con dos amigos. Una cuarta llega y los saluda con un beso. A unos metros, otros se abrazan. Dos amigas comen papas fritas con salsa de remolacha y roquefort.

En la costa de San Isidro mucha gente disfrutó también de la tarde de sol. Foto Marcelo Carroll

El intendente Posse contó este sábado en declaraciones a FM Milenium que su hija está aislada por covid positivo y detalló que la medida del “take away plus” responde a que “al no tener alta densidad de población, nuestra línea siempre fue el uso del aire libre en el municipio. Tenemos un R por debajo del 1, hace 9 días son más los recuperados que los contagiados”. Y argumentó: “Hoy ya se hace una vida media normal en todos lados. Los intendentes hicimos un gran esfuerzo y una parte de la sociedad no dio bola”.

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