Thomas Müller, autor el viernes de dos tantos en la goleada del Bayern ante el Barcelona (2-8) y declarado mejor jugador del partido, ha tenido casi siempre una gran actuación cuando se
enfrenta al equipo catalán y tiende a crecerse cuando, también en la selección, se enfrenta a Lionel Messi. «Ahora que lo pienso, si se miran los partidos oficiales contra Messi no me ha ido nada mal», dijo una vez Müller, mucho antes de que se pudiese pensar que llegaría el día en que el Bayern, comandado por él, fuese a enterrar de manera inmisericorde al Barcelona. Lo del viernes, sin embargo, no se lo esperaba mucha gente porque Müller ha cambiado su juego y actualmente no es propiamente un hombre gol porque juega más atrás. A veces, los comentaristas alemanes se refieren a él como el rey de las asistencias Con los dos goles de Lisboa, Müller completa seis en su cosecha personal ante el Barça. Además, le alcanzó para una asistencia. Müller ha marcado 23 goles en partidos de eliminación directa en la Liga de Campeones, un registro que sólo superan, aunque eso sí con claridad, Cristiano Ronaldo y el propio Messi con 67 y 47 tantos respectivamente. El viernes, además, completó 113 partidos en la Liga de Campeones, superando a Philipp Lahm como el jugador alemán que más compromisos ha jugado en la competición. Todo empezó en 2010 cuando Louis van Gaal lo convirtió en titular indiscutible a los 20 años. «Müller juega siempre», decía Van Gaal, con lo que ponía al entonces joven alemán por encima incluso de Arjen Robben y Franck Ribery. Desde entonces, Müller siempre ha estado ahí. Y cuando se ha creído que su ciclo ha terminado, ha vuelto. En esta temporada, por ejemplo, llegó un momento en que se vio relegado a la suplencia. Cuando Hansi Flick relevó a Niko Kovac en el banquillo, lo hizo otra vez inamovible. El viernes, en Lisboa, con frecuencia se oía la voz de Müller. «Weiter, weiter», gritaba. «Seguid, seguid», significaba su grito pidiéndole a sus compañeros de ataque que no dejaran de presionar la salida del Barcelona. Müller siguió gritando después del quinto gol. Y siguió corriendo. Van Gaal le decía que, para poder explotar su potencial, tenía que recorrer muchos kilómetros por partido. El propio Müller dice que lo clave en él es su juego sin balón. Lo han llamado el «descifrador de espacios». En algunas etapas de su carrera se ha dicho que es un jugador sobrevalorado. Su juego no llama la atención a simple vista y él mismo ha dicho que al nivel en que el juega es el jugador más extraño del mundo. Sin embargo, noches como la del viernes, o la del 7-1 a Brasil con la selección, hacen pensar que tal vez a veces ha sido subestimado.
Fuente La Razon: