Las escuchas de la mafia calabresa: cocaína y campos en la Argentina

A mí el puerto no me interesa, me interesa el agua“, le dice entusiasmado Massino Pertini (64) a su amigo Carmelo Aglioti (72). La conversación no es sobre náutica, sino sobre

narcotráfico, puntualmente sobre la posibilidad de enviar cocaína desde Buenos Aires o Santos (Brasil) al puerto de Gioia Tauro y descartarla unas millas antes del arribo para que, una vez en el agua, sea rescatada por lanchas de pescadores.

Está claro que tienes que saber dónde la lanzas ¿verdad? Tú tienes que decir las coordenadas y entonces hay que informar a los pescadores que van a recuperarlo al mar. Cuando la tiran al mar la remolcan con un gancho… en el barco no ves nada“, detalla Aglioti a Massimo.  

Los dos son italianos. Carmelo, nacido en Rosarno (Reggio Calabria), es un operador internacional de la poderosa Ndrangheta y Massimo -un romano afincado en la Argentina desde los ’70- es abogado, pero por sobre todo un hombre de acción que vino a Sudamérica muy joven huyendo de la Policía luego de secuestrar y matar al hijo de un industrial siciliano.

En abril de 2017 Carmelo Aglioti fue enviado a la Argentina por dos de las familias de la Ndrangheta, los Pesce y los Bellocco, para recuperar 20 mil euros que habían invertido en una prueba piloto: enviar cocaína desde Buenos Aires en un buque mercante rumbo al sur de Italia. Pero este embarque había fracasado porque desde Calabria ordenaban que se hiciera a través de una empresa naviera en particular con la que el proveedor no tenía contactos.

Detenciones en Argentina en una investigación contra la Ndrangheta, la mafia calabresa.

En ese marco, en una visita que duró entre el 20 de abril y el 1° de mayo, Aglioti -a pedido de las autoridades Italianas- fue seguido y escuchado. Lo que dijo entonces derivó en tres detenciones en Argentina el paso mes de julio pasado, en plena cuarentena.

Aquí cayeron Massimo Pertini (cuya verdadera identidad es Giovanni Di Pietro, aunque casi no la usa), el abogado italoargentino Fabio Pompei y Ferdinando Sarago (79), en principio un empresario textil y modisto del barrio de Palermo.

A casi dos meses de esos operativos, los abogados de Sarago (emparentado con una de las grandes familias de la Ndrangheta) lograron que desde italia desistieran de su detención con fines de extradición. El pasado 7 de septiembre la jueza María Servini firmó su libertad.

La Justicia italiana desistió del pedido de extradición de Ferdinando Sarago.

Qué dijo que fue tan convincente es algo que su abogado en la Argentina, Mariano Mendilaharzu, prefiere no comentar. “Las explicaciones que se dieron en Italia satisficieron a las autoridades”, dijo escuetamente a Clarín.

Aunque sin Sarago, el proceso de extradición continúa para Pertini y Pompei. Sobre ellos se enviaron a la Argentina 30 páginas de escuchas telefónicas y grabaciones con micrófonos ambientales. Sus charlas con Carmelo Aglioti, detenido a su vez en noviembre de 2019 en Italia, son una verdadera guía de cómo opera la mafia calabresa en Sudamérica en general y en Argentina en particular.

Recarga delatora

Carmelo Aglioti partió del aeropuerto Fiumicino (Roma) el 19 de abril de 2017 y llegó a Ezeiza al día siguiente. Tenía una misión concreta: recuperar lo más pronto posible 20 mil euros que inversores de la Ndrangheta habían puesto para abrir una línea de tráfico de cocaína boliviana triangulada desde la Argentina. El embarque se había demorado y los capos exigían su dinero. No querían que cualquiera lo pagara, querían que les devolvieran “ese dinero”.

No bien llegó a Buenos Aires, Aglioti cambió el chip de su teléfono celular por uno local, de Argentina. Para entonces ya lo estaban siguiendo. “Fue a un kiosco, hizo una recarga virtual, y tuvo el descuido de tirar el papel donde estaba el número de la línea”, comentó una fuente a Clarín.

El dinero que debía cobrar Aglioti había sido pagado a un enigmático uruguayo del que solo se conoce su nombre: Rubén. “Te digo algo de Rubén: no le tiene miedo a nada. No me tiene miedo a mí, no te tiene miedo a tí, no le tiene miedo a nadie“, le comentó Carmelo a Massimo.

Las escuchas a la mafia calabresa en la Argentina.

En la misma charla Aglioti le confía a su amigo y contacto que los jefes creen que el dinero en realidad se lo quedó Fabio Pompeti. “Y entonces he venido yo, a cuidarle el culo“, se queja Carmelo con Massimo que ofrece pagar por esa droga los 20.000 euros ya adelantados y traficarla él.

Aglioti es una enciclopedia de narcotráfico, rutas, precios. Todo quedó registrado.

Esta operación a lo largo de un año nos ha costado 50.000 euros porque ir y volver, estar en el hotel, comer… por lo menos 50.000 euros. Ahora nuestros inversores quieren la restitución del dinero, con toda razón: la operación no se ha hecho y quieren los 20.000 euros que ya pagaron“.

Fabio (Pompeti) me envió un mensaje hablando con Rubén y con los otros que ellos pueden enviar también con avión, aquí pasa. Entonces les he dicho: ‘Si pasa aquí pasa también en Milán’. ¿Y sabes por qué? Porque la maleta no baja del avión, se recoge del avión y se lleva. Hay gente que trabaja allí y entonces no pasa por Aduana“.

Nosotros tenemos otro puerto a disposición, Le Havre, en Normandia, en Francia. Antes de viajar vinieron dos franceses de este lugar, con los calabreses. Entonces hay dos puertos: Le Havre y Gioia Tauro“.

En Gioa Tauro la droga no llega a puerto, se lanza a las aguas. Allá están los pescadores. En el buque la lanzan los ‘comprados’. Los barcos de pesca llegan hasta las Islas Eolias. Con el hidroplano llegás en dos horas. Si apagás el GPS nadie sabe dónde estás. Del golfo de Sicilia hasta Messina está todo bajo control“, detalla sobre el método de recuperar la droga de las aguas.

Las escuchas a la mafia calabresa en la Argentina.

En primer lugar quiero una muestra de por lo menos 10 o 20 kilos. Menos no vale la pena porque el 30% lo cobran ellos, los del puerto“, explica en relación al método de “gancho ciego”: la droga se mete en un bolso en un container que es marcado y recuperado en destino por empleados infieles.

Los Piromalli-los Mole (familias de la Ndrangheta) tienen terrenos en Venezuela. Querían venderlos y comprarlos aquí. Se han dirigido a mí y me han dicho : ‘compramos tierras allí ¿estás dispuesto a quedarte? Sí, he contestado yo“. 

Todo esto, claro, incluía un plan para lavar el dinero ganado y reinvertirlo en droga: desde exportaciones de limones tucumanos hasta importación de pastas italianas. Lo mejor de cada tierra.

EMJ

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