Luego que se conociera el caso de la mujer que había sido dada por muerta falsamente en la clínica Santa María de Mendoza, sus familiares aún están en shock porque
no saben a quién enterraron y comenzarán acciones legales.
Tal como en el clásico del cine argentino “Esperando la Carroza“, donde velan a “la húngara” y Mamá Cora sorprende al llegar a su propio funeral, la familia de María Dora Garro (71) recibió un cuerpo (a cajón cerrado por tratarse de una víctima de coronavirus) y lo sepultaron.
Al día siguiente, desde la clínica los llamaron para avisarles que hubo un “error administrativo” y que la abuela preguntaba por sus hijos y nietos. Ahora, su nieta Shirley Hernández dijo que aún no salen de su asombro.
El diario local Los Andes consignó que los familiares aún no saben a quién dieron entierro y quién es la persona a la que lloraron durante horas. Dora no sabe nada del novelesco hecho porque decidieron no contarle nada por el momento.
“Todavía estamos shockeados, de no creer lo que pasó. Mi abuela está bien, gracias a Dios. Sigue internada por una neumonía en la clínica pero se está recuperando. Le hicieron dos test de coronavirus y ambos dieron negativo”, aseguró su nieta en diálogo radial.
“Nos preguntamos como familia quién será. Pero la clínica no da esa información. Mis tíos ya iniciaron las acciones legales que corresponden“, contó la mujer. Además, dijo que su abuela padece Alzheimer, es hipertensa y diabética. “Para que no sufra una situación de nervios no le dijimos nada“, aseguró.
Si bien no se ha difundido quién es la persona sepultada, la clínica asegura que tiene identificada la familia. “Hemos subsanado el error administrativo”, dijeron.
Todo comenzó a principios de septiembre. La jubilada visitó a su médico de cabecera en la clínica Santa María, en calle Federico Moreno 1519, de la ciudad de Mendoza.
La abuela de Mendoza a la que dieron por muerta. Foto archivo.
La mujer padecía un fuerte dolor de espalda. Tras ser examinada, fue medicada y enviada a su domicilio. Pero el lunes 7 de septiembre volvió a sentirse mal, con un fuerte dolor en el pecho. Regresó a la clínica donde le diagnosticaron principio de neumonía y el médico sugirió internarla para mayores controles.
La situación se descontroló tres días después, en la madrugada del jueves 10, cuando desde la clínica llamaron a la familia de María Dora para anunciar su muerte. Habían pasado tan solo tres días desde su entrada al sanatorio.
Por protocolos, no está permitido el velorio de las personas que mueren durante la pandemia y solo los familiares más cercanos participaron de la ceremonia en el cementerio Los Apóstoles.
La despidieron en un cementerio privado del municipio de Las Heras: “Con todo el dolor del alma y sufriendo el trauma de esa situación, la enterramos ese mismo día a las 15:30”, dijeron en esa oportunidad. Aún no saben a quién lloraron.
AFG
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