Su presencia se funde con el colorido paisaje de los ’90: Carlos Menem en la Presidencia, Zulemita ungida como virtual Primera Dama después de la separación de sus
padres y una asesora de vestuario tan esencial a la función como parece serlo en la actualidad. Sólo que en este caso, la asesoría incluía también el diseño de vestidos opulentos y clásicos, de un lujo sobrio, ideales para la función que Zulemita debía cumplir al lado del Presidente.
Elsa Serrano, que nació en Cosenza, Italia, en 1947 y a los 14 años llegó a vivir a la Argentina con sus padres y sus ocho hermanos (nunca abandonó la cadencia de su idioma natal al hablar), comenzó a diseñar a los 27 años y continuó haciéndolo durante toda la vida. La alta costura, esa ropa de lujo que se usa en las grandes ocasiones, fue su especialidad y el estilo donde mostró su mayor talento.
Amira Yoma la introdujo en el círculo de los Menem y su cercanía con el poder la transformó en la creadora más conocida del país en la década menemista. Vistió a las más famosas: Susana Giménez, Mirtha Legrand, Graciela Borges, Andrea del Boca y más. Antes, lo había hecho con la Primera Dama alfonsinista, la esposa del ex Presidente Raúl Alfonsín, María Lorenza Barreneche.
El derrumbe del menemismo precipitó su caída económica y la situación del 2001 la obligó a cerrar las puertas de su empresa. Tiempo después, ella misma declaró que las deudas del Estado habían sido el motor esencial de su desastre económico, porque el despliegue fashion de la ex Primera Dama había salido de su bolsillo.
Elsa desapareció por un tiempo del escenario mediático, pero se repuso de la caída, y con un volumen de negocios mucho menor (se enorgullecía de ser monotributista), volvió al ruedo con sus diseños de lujo.
Cuenta Héctor Vidal Rivas, productor de Argentina Fashion Week, el evento que nuclea a algunos de los más importantes creadores de indumentaria de la Argentina, que en los últimos tiempos estaba triste porque, por el aislamiento, no podía ver a sus hijas y sus nietas.
Se presume que murió sola en el incendio de su departamento de la calle Maipú, en el barrio de Retiro, a los 73 años (todavía no fue reconocido fehacientemente el cuerpo aunque la certeza es casi total).
Así la recuerda su gran amigo Vidal Rivas: “Hoy es un día muy triste. Tenemos que despedir a una grande de la moda argentina. Una amiga con la que compartí muchos años la realización de sus desfiles. Su estilo era inconfundible, sus trajes, sus vestidos de noche. Sus trajes de novia marcaron una época. Seguramente ya está con los ángeles. Fue una gran luchadora. Siguió creando hasta último momento. Siempre tuvo esa fuerza de tana. Hoy la moda argentina pierde a una de sus máximas referentes y a quien vamos a recordar siempre”.
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