Delfina, la malvada de Floricienta con la que se luce Isabel Macedo

fáciles de recordar. La recreación volvió a la memoria del público con la reposición de la tira de 2004 (estrenada por El Trece), que Telefe trajo de vuelta a su pantalla todas las tardes.

Si Florencia, el personaje de Florencia Bertotti, es una versión moderna de la Cenicienta, en la ficción creada por Cris Morena no podía faltarle su contracara: la hermanastra. Y para eso está Delfina, en las antípodas de la heroína.

Macedo armó una dupla ideal con Graciela Stefani, su madre de ficción, con esa Malala que, hasta por los designios del nombre, no puede evitar ser una auténtica villana. Característica que heredó su hija en la historia.

Ya desde lo físico, la actriz buscó darle una imagen a su personaje que la pusiera en la vereda de enfrente de Flor, la protagonista dulce y puro amor. Delfina está siempre con ropa de marca, estilizada y sobre todo con ese peinado tirante que, de solo verlo, duele.

La actriz contó en su momento que esa caracterización la ayudó a armar el perfil maliciosa de su criatura. Y empezó por la cabellera, bien distinta a la suya, por entonces enrulada.

A Delfina no le falta nada para ser odiosa e irritar: es envidiosa, posesiva, mentirosa, manipuladora y maltratadora. No es simpática ni le interesa serlo, es egoísta y encauza toda su maldad hacia la tierna y generosa Floricienta.

Pero darle un poco de respiro a tanta mala onda, por supuesto que hay una cuota de humor. Y por eso el personaje es tan eficaz, también. Porque juega al extremo y provoca la risa.

Como esas malas de los dibujos animados a las que casi siempre todo les sale mal y no pueden contra la bondad de la heroína a la que detestan, Delfina, más de una vez, hasta despierta un poco de ternura por su torpeza.

Hace 16 años, Macedo estaba buscando su lugar como actriz y, con este rol antagónico en la tira, logró llegar a un público exigente y fiel como el de los niños, niñas y adolescentes.

Su popularidad creció a la par de la historia y más de una vez la miraron con miedo por la calle, o la abucheaban en las funciones cuando la obra pasó a hacer temporada teatral, de tan identificada con la villana de triple apellido: Delfina Santillán Torres Oviedo.

Por entonces, Isabel era la novia de Facundo Arana que, ese año, hacía otro éxito televisivo que quedó en la historia: el drama de época Padre Coraje. Y eso potenció el impacto y la llegada del personaje.

La actriz se pasaba las escenas encaramada en los tacos aguja de Delfina, rígida y con cara de pocos amigos durante horas de grabación. Pero cuando se apagaba la cámara, todo era risas y abrazos entre ella y los protagonistas más jóvenes que sufrían sus maltratos en la ficción.

Los actores y actrices suelen decir que los personajes de malvados son más divertidos porque con ellos pueden jugar a hacer las peores cosas y no pasa nada. Macedo coincidía con esta idea y por eso jugaba a la exageración con la odiosa Delfina.

El fenómeno Floricienta pasó de la televisión al teatro y, luego, a las giras por el mundo. El personaje de Delfina causó furor en Israel, por ejemplo, donde los fans de la tira, le gritaban: “Isabel, te amo”, cuando terminaban las funciones.

Después de esta Delfina, vinieron muchos personajes más, y bien distintos para Macedo, en ficciones como Botineras, Guapas o Graduados, donde interpretó un doble rol como la chica que sufrió bullying por su peso en la secundaria y decide vengarse de sus ex compañeros años después.

Pero Delfina y sus maldades, en complicidad con Malala o en solitario, fueron el puntapié para que Macedo se ganara definitivamente un nombre propio como actriz y se volviera una cara conocida para todo el público.

SL