“Esperamos un ritmo de devaluación del peso más rápido”, dijo JP Morgan el viernes en una nota dirigida a sus clientes. La pregunta que se hacen en Wall Street es simple:
el aumento del dólar de aquí en adelante y luego de los anuncios del jueves, ¿será de manera gradual o de una vez?
“Seguimos pensando que las autoridades preferirían evitar una devaluación en el corto plazo hasta que tengan un respaldo fiscal creíble como un acuerdo con el FMI”.
En la semana el Banco Central explicó que ya no deslizará más el tipo de cambio como en un régimen de crawling peg (cuando la depreciación acompaña la inflación), sino que ahora buscará brindar volatilidad al precio del dólar de manera que la entidad se reserva el derecho de intervenir en función de lo que considere. Pretende desalentar así una bicicleta financiera que se había montado entre importadores tomando deuda en pesos, comprando dólares y adelantando importaciones, y exportadores que no liquidan.
“Lo que están diciendo sin decirlo es que van a devaluar más rápido”, coincide Andrés Borenstein, economista de la consultora Econviews en coincidencia con JP Morgan.
El banco de Wall Street sigue. “Dadas las presiones sobre el mercado spot, creemos que esto implicará un ritmo más rápido al que se venía depreciando el peso”.
La moneda argentina enfrenta presiones globales. Ha sido una de las menos volátiles de la región según muestra una canasta para 19 países que relevó JP Morgan. Las monedas más erráticas han sido las de Argentina, China, Birmania y Filipinas. Entre las que más se movieron fueron las de Brasil, México y Turquía.
¿Alcanzarán estas medidas para evitar un salto en el tipo de cambio? “Creemos que se requiere una señal de cómo se financiará el déficit fiscal para bajar el grado de monetización, además de un esquema claro para el mediano plazo acerca de cómo se hará para estabilizar las reservas”, completa el banco estadounidense.
El viernes no fue un buen día para Martín Guzmán ni Miguel Pesce. El Banco Central vendió US$ 150 millones según estimaciones del mercado. Desde la autoridad monetaria dijeron US$ 110 millones. En el Gobierno apuestan que la baja de las retenciones y la puesta a punto de la redacción del decreto en los próximos días, servirán para incentivar el ingreso de los dólares. Sin embargo hay escepticismo en el mercado.
“Las medidas no dan certidumbre y no incentivan al campo a liquidar”, opina Federico Furiase, economista y director de Eco Go. “La brecha es de casi 100%, el déficit fiscal es alto y la expectativa de financiarlo emitiendo no invita a desprenderse de los dólares. Bajando 3 puntos las retenciones y subiendo las tasas de 19% a 24% no alcanza”, justifica.
Hace sólo casi veinte días el Gobierno presentó su proyecto de Presupuesto y cerró más el cepo. Desde entonces las reservas siguieron cayendo, el riesgo país subió, la brecha se amplió y los depósitos en dólares han caído. “Por lo tanto acá hay un problema de credibilidad”, dice Furiase. El Banco Central vendió US$ 539 millones desde el 16 de septiembre, calculó JP Morgan.
La pérdida de reservas del Banco Central pone presión al tipo de cambio oficial. El Gobierno y el Central resisten un salto abrupto del tipo de cambio oficial. “Aún en un contexto recesivo como este, implicaría más inflación”, no duda en decir Furiase.
El Gobierno apostó primero a cerrar la demanda de dólares: más restricciones al ahorro en divisas y obligar a las empresas a reprogramar sus deudas en moneda extranjera. Desde el jueves, subió la tasa de interés, incentivó la oferta de divisas bajando retenciones y abandonando el crawling peg.
“Aún hay que ver si una devaluación más rápida del peso reduce la necesidad de una devaluación de una sóla vez”, plantea JP Morgan. Muchos sugieren que el abandono del crawling peg anticipa un intento posible del banco de corregir el precio del dólar de una vez.
“Las salidas que le quedan a un gobierno son todas costosas cuando enfrenta una corrida”, repasa Furiase. “Vender reservas, convalidar un salto del dólar o subir las tasas de interés. Todas son opciones que tendrán un costo. En ese sentido lo ideal sería acelerar el acuerdo con el FMI para explicar cómo el Tesoro financiará el déficit fiscal que dejará la pandemia y cómo eso reducirá la necesidad de emisión monetaria”.
Para Fernando Marull, de la consultora homónima, “las medidas anunciadas poco harán para frenar las expectativas de devaluación y mejorar el frente cambiario”.
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