En medio de fuertes presiones internas en el Frente de Todos, con una economía en crisis y agravada por la pandemia y con diferencias en el propio equipo económico que desde
hace días disparan versiones, Alberto Fernández salió a transmitir que no piensa, al menos por ahora, en hacer cambios de Gabinete.
Así se lo expresó a uno de sus funcionarios de mayor confianza. “No va a haber cambios en el Gabinete. Los rumores parten de los mismos de siempre que siguen hablando para generar incertidumbre”, expresó en privado el Presidente, según pudo saber Clarín.
Lejos de los resultados que el Gobierno esperaba tras cerrar el acuerdo con los bonistas privados, como punto de inflexión hacia un repunte de la economía, la situación sigue siendo acuciante con saltos del dólar, pérdida de reservas y pésimas noticias de la situación social, con la pobreza disparada a 40,9%, pero un porcentaje bastante mayor si se toma en cuenta el agravamiento del cuadro desde el segundo trimestre del año.
Cristina Kirchner es el principal factor de presión hacia Alberto F. en el Frente de Todos y le ha pedido cambios al Presidente. La vicepresidenta es la accionista mayoritaria de la muy heterogénea coalición que gobierna y su inquietud tiene que ver también con las elecciones del año que viene: con la conocida sensibilidad del poder Judicial a los vientos que anticipan cambios de poder, un mal resultado del oficialismo podría complicarle aún más su situación en las múltiples causas que enfrentan ella y sus hijos.
Encima, la gestión de la pandemia está sujeta a todo tipo de interpretaciones, con la cuarentena más larga del mundo y, sin embargo, cifras que se han acercado a las 500 muertes diarias, sin saberse aún el techo.
No es el único conflicto: distintos sectores del oficialismo pujan por la política de seguridad, por las tomas de tierras y hasta por la política exterior, como se vio en los ataques de sectores cristinistas a la decisión de Fernández y de la Cancillería de apoyar en la ONU el informe que condena las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
La otra pata del oficialismo, el titular de Diputados, Sergio Massa, marcó postura interna en temas puntuales como la ilegalidad de las tomas de tierras, la relación con Venezuela o el uso de pistolas Taser. Cerca suyo salieron a desmentir días atrás rumores de un probable desembarco de Massa en la jefatura de Gabinete.
Pero el punto central, y que tendrá el mayor peso electoral sigue siendo la economía, con un PBI que se derrumbó 19,1% en el segundo semestre del año; desocupación del 13,1%, pérdida del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones. En la entrevista que le hizo ayer Clarín, la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, sentenció que la enorme brecha del dólar oficial con los financieros y el blue -reflejo de los problemas que enfrenta el Gobierno- “no se soluciona con un cambio brutal de timón”.
Fernández en esta línea no sólo descarta cambios -que le demandan distintos sectores- sino que defendió, en una entrevista que publicó ayer el sitio El cohete a la luna, que el Gabinete “ha hecho un trabajo impresionante” y atribuyó a “la angustia que nos causa la pandemia” que “no nos deja ver lo que hemos hecho”. Como ejemplo puso que -a su juicio- las medidas del Gobierno evitaron que otro millón y medio de personas cayeran en la pobreza (en el país hay 18,5 millones de pobres).
Sobre la relación con Cristina aseguró que no tomará “distancia” y si bien admitió que no piensan “exactamente igual en todo”, afirmó que “en lo básico y en el compromiso central no tenemos ninguna fisura”.
Fernández volvió a respaldar a su ministro de Economía, Martín Guzmán -dijo que es quien “tiene la última palabra”- frente a las diferencias que mantiene con el presidente del Banco Central, Miguel Pesce. Estas diferencias marcaron su máxima expresión en la definición de qué hacer con el dólar: Guzmán era más proclive a un desdoblamiento cambiario (y no reforzar el cepo) y Pesce quería evitar que salgan más dólares por vía del dólar ahorro. Pese a los dichos de Fernández, la pulseada la terminó ganando Pesce cuando el 15 de septiembre se impuso el súper cepo.
Aún así, en el entorno de Guzmán aseguran que la relación es buena y que una vez que se adopta una medida, hay que defenderla de todos modos. De ahí la defensa del cepo por el ministro, más allá de él propiciaba otro esquema.
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