Varios cientos de jóvenes encapuchados han paseado este jueves por el centro de Barcelona con motivo del primer aniversario de la sentencia del Tribunal Supremo contra los organizadores del 1-O. Los radicales
han partido de la plaza Urquinaona de Barcelona, punto en el que tuvieron lugar los capítulos más duros de las protestas de hace un año. «1 de octubre, lo volveremos a hacer» y «Puta España», han sido dos de los cánticos más coreados por los concentrados, en una noche que ha acabado con cientos de antidisturbios tomando el corazón de la Ciudad Condal para evitar enfrentamientos mayores. La protesta ha ido de menos a más. Lo cierto es que la convocatoria de hoy era el penúltimo cartucho de un independentismo radical algo desnortado por el escaso éxito de sus últimas citas: la visita del Rey de la semana pasada y las protestas contra la inhabilitación de Quim Torra de hace dos. Rápidamente, la marcha ha ido bajando de la simbólica plaza, en la que hace un año ardieron decenas de contenedores bajo una lluvia de adoquines, en dirección a la Jefatura Superior de Policía, en la Vía Layetana. Por el camino, algunos manifestantes se han entretenido arrancando las banderas españolas que colgaban de algunas farolas con motivo del 12-O, día de la Hispanidad y quemándolas. Con cada bandera quitada, una explosión de gritos y testosterona. Otros se han dedicado a insultar a gritos a quienes desde los balcones reprochaban a los asistentes que desfilaran en masa y sin respetar el límite para las reuniones fijado por las autoridades santitarias para frenar el virus. «Los sanitarios catalanes no se lo merecen, sois lo peor», clamaba una pancarta exhibida. El reproche ha sido respondido con gritos e insultos por unos -«botifler» (traidor en jerga nacionalista)- y con las cabezas agachadas por otros. A su vez, los Mossos han recordado, vía megafonía, que las reuniones de más de seis personas siguen prohibidas. Posteriormente, los CDR han rodeado el monumento a Colón y han subido La Rambla hasta plaza Cataluña. Allí ha sido donde han empezado las carreras de furgones y encapuchados, que iban moviendo y prendiendo contenedores a su paso. ¿Su meta? Hacerse fuertes en plaza Cataluña y demostrar que el movimiento sigue con ganas de confrontación a pesar de la pandemia y los tumbos estratégicos de sus líderes. Las carreras, con los CDR dispersos, se han extendido por las callejuelas del centro de Barcelona
FUENTE DIARIO ABC: