El Reino Unido “debe prepararse” para una ruptura brutal con la Unión Europea a fin de año si no hay un “cambio fundamental” por parte de Bruselas en las estancadas negociaciones comerciales posbrexit, advirtió ayer el primer ministro Boris Johnson.
Los 27 “han renunciado a la idea de un acuerdo de libre comercio, no parece haber ningún progreso por parte de Bruselas”, afirmó Johnson al día siguiente de una cumbre en que los líderes europeos urgieron a Londres a hacer concesiones para evitar una ruptura sin acuerdo, de consecuencias imprevisibles, especialmente para Gran Bretaña.
“Así que les decimos ‘vengan a vernos si hay un cambio fundamental de enfoque, de lo contrario estamos dispuestos a hablar de los aspectos prácticos’” de una separación brusca, agregó. Poco después del mensaje televisado de Johnson, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que negociadores de la UE irán a Londres el lunes para “intensificar las negociaciones” por un acuerdo posbrexit, “tal como estaba planeado”.
En un mensaje en Twitter, Von der Leyen ratificó que a UE “sigue trabajando por un acuerdo, pero no a cualquier precio”.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, no se mostró muy impresionado por la advertencia de Johnson.
“Es el Reino Unido el que quiso retirarse de la Unión Europea y el que necesita un acuerdo más que nosotros”, dijo Macron ayer, tras la segunda jornada de la cumbre europea.
“Estamos listos para continuar las conversaciones, de buena fe, para avanzar, pero quiero ser muy claro: no vamos a sacrificar ninguna posición, ni ningún interés
Pese a la firmeza de su discurso, Johnson está bajo fuerte presión ante las catastróficas consecuencias económicas que tendría una ruptura brutal en dos meses y medio, para la que las empresas británicas no están ni de lejos preparadas.
Transición. Tras años de retrasos y caos político, el Reino Unido abandonó oficialmente la UE el 31 de enero gracias a la aplastante mayoría parlamentaria obtenida por el Partido Conservador de Johnson en las legislativas de diciembre.
Sin embargo, el país se encuentra hasta finales de diciembre en un periodo de transición destinado a negociar con Bruselas un acuerdo de libre comercio que rija sus futuras relaciones.
Pese a las nueve rondas de conversaciones formales celebradas desde marzo, y a los intensos contactos informales de las últimas dos semanas, sigue sin haber resultados en los principales puntos de desacuerdo. Para que pueda ser ratificado a tiempo por los respectivos parlamentos, las dos partes coinciden en que el acuerdo debería cerrarse en octubre. Sin embargo, Johnson se había fijado como límite la fecha del 15, día de inicio de la cumbre europea, mientras que la UE era partidaria de seguir negociando hasta finales de mes.
Diferencias. Según el diagnóstico europeo, desde que arrancaron los contactos no hubo ningún acercamiento en los tres asuntos irrenunciables para la UE: las garantías de que Londres limitará las subvenciones públicas a sus empresas, una gobernanza robusta para el cumplimiento de los acuerdos y el acceso de la flota comunitaria a las aguas británicas.
Sin embargo, en las últimas semanas las posiciones parecían haberse acercado: el negociador europeo Michel Barnier pidió a los países pesqueros de la UE que hicieran concesiones sobre el acceso a los caladeros británicos y el negociador inglés David Frost dio a entender que aceptaría un mecanismo de arbitraje sobre subvenciones públicas a las empresas.
Pero la cumbre europea del jueves fue terminante hacia Londres, al que llamó a ceder en sus posiciones con un lenguaje que fuentes diplomáticas comunitarias calificaron como “demasiado áspero”.
Barnier y la canciller alemana Angela Merkel intentaron después suavizar los términos: esta última admitió que ambas partes deberían estar dispuestas a hacer concesiones para que el acuerdo sea posible.
Pero no pareció bastar para contentar a los británicos. “Todos estamos decepcionados y sorprendidos por el resultado del Consejo Europeo”, dijo ayer el canciller Dominic Raab, para quien “se puede llegar a un acuerdo, pero tiene que haber flexibilidad por ambas partes”.
Según el primer ministro irlandés, Micheál Martin, los líderes europeos dieron a su negociador jefe, Michel Barnier, “la flexibilidad necesaria para continuar con las negociaciones para garantizar un acuerdo comercial justo. Así es como nos gustaría ver que las cosas evolucionen a partir de ahora.