En el cráter Clavius -el mismo donde se asentaba la base selenita de la película 2001: Una odisea del espacio- la NASA confirmó la presencia de moléculas de
agua, en la cara de la Luna que está iluminada por el Sol. El instrumento que se encargó de esta medición es el Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA) transportado por un avión Boeing 747 modificado para la ocasión.
El encargado de analizar los datos de este avión telescopio fue Casey Honniball, investigadora en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, en Maryland. Junto a su equipo pudo detectar en el espectro de radiación infrarroja una marca correspondiente con el agua.
Este hallazgo aumenta sustancialmente el área de la Luna con capacidad para atrapar este líquido, considerado un ingrediente clave de la vida tal como la conocemos.
“Es importante aprovechar ese líquido que está en la superficie lunar para futuras misiones tripuladas. Se lo considera un recurso indispensable para la permanencia de seres humanos en el espacio. No solo para hidratarse, sino también como posible almacenamiento de energía (mediante la separación del hidrógeno y oxígeno por electrolisis), como estabilizador para la temperatura en hábitats de superficie e incluso posibles cultivos para futuros asentamientos”, le contó a Clarín Alejandro S. Borlaff, becario postdoctoral de la NASA en el Ames Research Center, en California.
En base al estudio de los espectros ya se habían detectado niveles de hidratación en la Luna. Pero, dada la frecuencia en la que se habían visto las marcas, no era posible determinar si se trataba de agua (H2O) o su pariente químico, el hidroxilo (OH). También se desconocía la proporción de cada uno.
Tradicionalmente se espera hallar el agua en los cráteres cerca de los polos de la Luna, donde nunca llega luz. Esto se confirmó y efectivamente en esos lugares de sombra permanente existe abundante hielo de agua.
Alejandro S. Borlaff, becario postdoctoral de la NASA en el Ames Research Center, en California.
“Este estudio muestra que en el vidrio del regolito de las latitudes bajas existiría agua atrapada. ¿Cuánto? En promedio, unos 0.0007 g de agua por cada gramo de vidrio. Esta agua se liberaría sólo cuando un impacto de un meteorito rompe esos vidrios. Lo novedoso del artículo es un poco la confirmación que los materiales en las zonas ecuatoriales de la Luna están más hidratados de lo que se pensaba y esto dispara la pregunta ¿Por qué está esa agua allí?“, se pregunta Mauro Spagnolo, geólogo planetario (UBA-CONICET) Instituto de Estudios Andinos.
“No es por un proceso interno o porque la luna esté activa -aclara Spagnolo- sino que es agua que se estaría formando por el impacto de micrometeoritos“.
Los datos de esta ubicación revelan agua en concentraciones de 100 a 412 partes por millón. Esto equivale a una botella de agua de un tercio de litro, atrapada en un metro cúbico de suelo, esparcido por la superficie. Los resultados se publican en el último número de Nature Astronomy.
SOFIA viaja en el interior de un Boeing 747 modificado para poder trasladar su telescopio.
A modo de comparación, el desierto del Sahara tiene 100 veces la cantidad de agua que SOFIA detectó en el suelo lunar. A pesar de las pequeñas cantidades, el descubrimiento plantea nuevos interrogantes sobre cómo se crea el agua y cómo persiste en la dura superficie lunar sin aire.
“Creemos que esa agua proviene de meteoritos que impactaron con la Luna, llevando pequeñas cantidades en su interior en cada uno de estos impacto. Procesos parecidos tuvieron lugar para traer el agua a la Tierra. Sin embargo, hay otras opciones, como la formación de agua directamente en la superficie por acción del viento solar y reacciones químicas”, afirma Borlaff.
La posibilidad de que el agua se acumule, también plantea algunos interrogantes. El agua podría quedar atrapada en pequeñas estructuras en el suelo en forma de huecos que se forman a partir del alto calor generado por los impactos de esos micrometeoritos.
Otra posibilidad es que el agua pueda estar escondida entre los granos de suelo lunar y protegida de la luz solar, lo que podría hacerla un poco más accesible que si estuviera atrapada.
Vista del telescopio SOFIA desde el interior del Boeing 747.
Cruzando datos con la nave espacial Lunar Reconnaissance Orbiter de la NASA, el equipo se centró en las llamadas trampas frías en la Luna, regiones que existen en un estado de oscuridad perpetua donde las temperaturas están por debajo de los 163 grados. Se cree que algunas de estas trampas pueden haber evadido el sol durante miles de millones de años.
“Gracias a Lunar Reconnaissance Orbiter sabemos que la Luna tenía agua bajo su superficie, pero esta podría ser imposible de alcanzar por las futuras misiones Artemis -con las que la NASA prevé llevar otra vez humanos al satélite-. Ahora sabemos que hay agua en las capas superiores, quizá en la sombra de los granos de polvo lunar más superficiales y esto es la gran novedad”, subraya Borlaff.
Actividad lunar
Aunque muchos especulan que la Luna es un trozo de roca fría y muerta flotando a nuestro alrededor, lo cierto es que puede que no sea tan simple. Los geólogos llevan unos años encontrando indicios de que en realidad es posible que haya habido actividad tectónica reciente e incluso que siga en curso.
“Lo que se piensa, es que todavía tendría un poco de calor interno (los nuevos modelos del interior lunar incluso postulan una parte del núcleo fundida y que esto, junto con la interacción de mareas terrestres, las deformaciones que la fuerza de gravedad ejerce en la Luna) hace que existan sismos. En este sentido es que se dice que la Luna está activa”, aclara Spagnolo.
DD
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