La cantante, compositora y pedagoga Dina Rot murió en Buenos Aires a los 88 años, durante la tarde de este miércoles 28 de octubre, a raíz de una afección pulmonar que
podría haber sido una derivación del Covid-19 que padeció meses atrás, aunque de manera asintomática.
Madre de la actriz Cecilia Roth y del guitarrista y compositor Ariel Rot fue una artista precursora de la canción sefaradí con doce discos editados, entre ellos, Canciones populares, Romancero anónimo sefaradí (1970), Una Manu Tumo L’ Otra (1997), Yo canto a los poetas (1971) y Buena semana (2001).
Dina Gutkin Saposnik nació el 5 de marzo de 1932, en Mendoza; comenzó sus estudios musicales en Santiago de Chile, con Lidia Kinderman con la que desarrolló el canto clásico para luego, ya en Buenos Aires, estudiar ópera en el Teatro Colón, música en el Collegium Musicum y musicoterapia, en la Universidad de El Salvador.
La cantante se radicó en España, exiliada de la Dictadura Militar argentina, y durante casi 20 años abandonó la música para abrazar la docencia.
Entre 1962 y 1966 su labor de investigación la llevó a España, donde se empapó del romancero popular español y en especial, de las antiguas romanzas anónimas del cancionero sefaradí, de las que se enamoró.
“Primero me interesó la música de cámara, luego el canto lírico pero después sentí que no era todo lo que yo buscaba; encontré en el romancero español lo que buscaba y recopilé un material muy rico de la juglaría medieval cristiana, mora y hebrea anterior a la inquisición. Sabe que estas canciones unieron a mis amigos españoles republicanos y franquistas… Eso tiene esta música”, señalaba Rot en una entrevista.
A ese mundo musical le sumó la canción popular latinoamericana. Primero, en 1967, con el compositor Jorge Schussheim, que musicalizó con ella poemas de Pedro Orgambide, César Vallejo, Gabriela Mistral, Violeta Parra, Raúl González Tuñón y Juan Gelman, entre otros.
Poco después en junio de 1968, en el Teatro Payró, presentaron el espectáculo Llamamiento: canciones de amor, cárcel y esperanza, con textos de Thomas Mann, Bertold Brecht, Anna Frank y Federico García Lorca. Esta actitud comprometida con su tiempo la obligó posteriormente a exiliarse a España, junto con sus dos hijos, cuando fue prohibida en tiempos de la última Dictadura Militar, por haber cantado un poema de Juan Gelman en el canal oficial.
Dina Rot junto a Luis Eduardo Aute, durante sus tiempos de residente en España. /Foto ALEJANDRO CHEREP
En España decidió abandonar el canto para dedicarse de lleno a la docencia. “La decisión de abandonar el canto fue absolutamente consciente. Empezar de cero en un lugar que no es el de uno significaba muchas heridas, e intuía que el canto no saldría fluidamente. Entonces, lo dejé atrás”, señaló en una entrevista brindada a La Nación. El canto para Rot pasó entonces a un segundo plano.
Sin embargo, en 1995, casi veinte años después de haberse exiliado, la docente recibió en su domicilio de Madrid 28 poemas Juan Gelman y Clarisse Nicoidsky en sefaradí. El recado, decididamente quebró aquella firme decisión de no volver a cantar. Definía este momento como “una bella rueda mágica”.
Un año después, en marzo 1997, Rot estrenaba en Madrid esos poemas bajo el título Una manu tumó L’otra, con música de Eduardo Laguillo, y en mayo los presentaba en la Feria del Libro en Buenos Aires, donde además dio una serie de actuaciones en la sala Pablo Picasso, del Paseo La Plaza, con Fito Páez, por entonces su yerno, como invitado.
El paso siguiente fue el estreno porteño de su espectáculo Entre la intimidad y el buen gusto, en el que reunió poesías de una variada amplitud temática, como Nana de Andalucía, Yo mi anemorí dun aire, Despedida de un soldado, Canción del ciruelo, Amor de paso y El gusanito. Fue ese un tiempo en el que la catante ganó en intimidad al ser acompañada por el guitarrista Esteban Morgado, un encuentro donde esa intimidad era la atmósfera imperante del show.
En 2001, Dina Rot editó el disco Buena semana, acompañada por Morgado en guitarra, Facundo Guevara en percusión y Damián Bolotín en violín, entre otros, con la participación de María Elena Walshy la actriz Norma Leandro. “Quería cantar hoy, con mi voz actual, esas canciones que grabé hace treinta años. Me pregunté qué canciones de mi repertorio habían sobrevivido y cuáles ya no podía volver a hacer. Hice un estudio importante de lo que tenía y sobrevivieron algunas”, le contó enctonces a Clarín.
En 2006, publicó Vivir la voz, editado por Lumen, en el que Rot expuso su método de exploración sonora. Una artista integra que hizo de la sensibilidad un valor inalterable a lo largo de su carrera musical y docente, en las que exhibió una equilibrada combinación de elegancia y buen gusto.
E.S.
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