Dólar: el FMI le pide al Gobierno saber cómo manejará la brecha cambiaria

que sobrevoló esos tres frentes fue el dólar. “La volatilidad de la brecha es una preocupación para Guzmán y el propio FMI”, admiten en el Gobierno. “Querrán saber cómo se manejará el dólar”. Con Macri fue un dólar de cabeza el tipo de cambio para el FMI.

“La preocupación del Fondo no está tanto en la brecha sino su volatilidad”, aclaran en el Gobierno. ¿Qué quiere decir esto? Que importa más que la diferencia entre los dólares oficial y financiero, no pase una semana de 70% a 130%, y luego a 85% (actualmente). La clave es mantener un nivel constante.

Los funcionarios de Economía pusieron sobre la mesa la idea de que la brecha llegó para quedarse. Los controles de capitales seguirán y los impuestos también. “El piso de la brecha es 65%”, explican. En Argentina la compra de dólares para atesoramiento es gravada por el impuesto PAIS (30%) y ganancias (35%).

El FMI se reconcilió con los controles de capitales en las economías emergentes y con escasas reservas. Tampoco pedirá bajar impuestos si el déficit fiscal es alto. Pero sí indagará sobre la estabilidad de la diferencia que separa a los tipos de cambio. En palabras de Guzmán, cuán sostenible es.

El organismo no querrá acarrear con el costo de que Argentina tenga otra vez que devaluar de manera desordenada bajo un programa suyo. Más, después de lo que pasó en 2018.

Por su parte, Guzmán sostendrá que no hay razones para pensar que algo así pudiera ocurrir: el tipo de cambio está en equilibrio y hay superávit comercial. Además, reestructuró la deuda en dólares y hay restricciones cambiarias, dos diferencias con la era Macri que para el equipo económico son cruciales.

El mercado no piensa igual. El Fondo reconocerá el arreglo de la deuda y los controles de capitales, pero advertirá que el colchón de los dólares comerciales se evapora, hay un exceso de pesos que presiona la brecha cambiaria y vender bonos para bajar el tipo de cambio contado con liqui tiene un límite. Pedirá además saber cómo piensa Guzmán aumentar la oferta de dólares. También señalará que Argentina arregló la deuda y las condiciones financieras para el país no mejoraron como se esperaban luego del acuerdo con los bonistas.

Dicho esto, la pregunta ya no es si Argentina y el FMI firmarán un acuerdo. La cuestión es si llegará antes o después de una corrección en el dólar o un ordenamiento en el mercado de cambios.

La negociación podría eventualmente estirarse si un entendimiento sobre estos puntos se demora. Voceros del Gobierno y del Fondo la misión regresará a Washington más cerca del fin de semana próximo.

Argentina tiene más prisa para llegar a un acuerdo que el FMI. El reloj del taxi de Georgieva empieza a correr desde octubre de 2021, cuando Argentina tiene que empezar a devolver lo que el FMI le prestó a Macri en 2018. Pero Guzmán quiere renegociar con el Club de París y tiene como fecha límite mayo de 2021. Para ello necesita un artículo IV y el Board no se reunirá por la Argentina dos veces, hará todo junto: artículo IV y programa de Facilidades Extendidas.

La negociación podría demorarse también por la política.

El staff se reunió el viernes con Sergio Massa y ya mide la profundidad del apoyo de un acuerdo de facilidades extendidas en el resto de la dirigencia (oficialista y opositora) para las posibilidades de éxito del programa que se firme.

“El FMI podría negarse a aprobar el acuerdo por su Directorio, si no está vigente la aprobación parlamentaria previa, bajo el argumento de que el Poder Ejecutivo no tiene mandato para firmar el acuerdo. Así, el Congreso debería dar una aprobación antes que el Directorio del FMI”, señaló un paper de estas últimas horas de la Fundación Alem de la UCR sobre el proyectos de ley de Guzmán que envió esta semana para que el acuerdo pase por el Congreso. “El Gobierno busca un mayor apoyo político para el acuerdo con el FMI, pero el instrumento pensando pareciera generar más problemas que soluciones”.

Consultados sobre la volatilidad del dólar, en Economía admiten que “sólo la percepción del fortalecimiento de las reservas hará eso”.

Argentina podría dar ese paso sólo si el Tesoro pidiera al FMI fondos extra para recomponer las reservas del Banco Central. El Gobierno anunció esta semana que busca firmar un acuerdo de facilidades extendidas, una modalidad de programa que a cambio de recibir el préstamo (US$ 44.000 millones), se comprometerá a encarar reformas estructurales.

Lo que ocurrirá con la divisa (en la semana el contado con liqui llegó a $ 150 y el blue subió $ 23 en tres días) impactará en los tres frentes de negociación con el FMI (fiscal-monetario-comercial), en los que el Gobierno y el Fondo buscan establecer un sendero plurianual.

También sobrevuela la idea que desde que el Banco Central reforzó el cepo, se acentuaron las distorsiones sobre la economía. Principalmente dos.

La primera, la indexación en los precios. En octubre la inflación fue la más alta del año (3,8%) y coincidió con el período de mayor turbulencia cambiaria llegando el blue a $ 195. La otra, un desplome de la oferta de divisas. En septiembre se agotó el saldo comercial medido por el Banco Central a través de las divisas del mercado único y libre de cambios.